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ecleSALia del 11/04/07 al 31/07/10

Biblia

compadecerse

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EL AMOR NO SE TOMA VACACIONES
La mujer encorvada, Lc 13, 10-17
MARI PAZ LÓPEZ SANTOS, pazsantos@wanadoo.es
MADRID.

ECLESALIA, 29/10/09.- Mirando con perspectiva el texto del evangelio y antes de meterme en harina de ir descubriendo cuál es el mensaje que quiere transmitir, sin anclarme en ver el milagro del instante, lo primero que intuí es que habría problemas.

En la escena se vislumbra la formación de un caldo de cultivo con ingredientes concretos: un sábado, una sinagoga y una mujer (además encorvada, enferma), por un lado. Por otro, Jesús con su mirada de largo alcance y amor compasivo a la que nos tiene acostumbrados pero no deja de sorprendernos; el jefe de la sinagoga (autoridad y guardián de la ley), y la gente.

Sin acabar de leer el texto, confirmé mi intuición: habría problemas.

La mujer no pide nada, no habla. La visión de aquella pobre encorvada, medio escondida entre la gente que ocupaba la sinagoga, no pasó desapercibida a la mirada de Jesús que siempre va por delante de su palabra. Él la llamó, haciendo que fuera centro de todas las miradas; le impuso las manos -es decir la tocó- y le devolvió la libertad curándola de todo lo que la mantenía encorvada, se puso derecha para mirar y vivir la vida con dignidad de hija de Abrahán, que significa: hija del pueblo de Dios, heredera de su salvación.

Al instante empezaron los problemas.

El jefe de la sinagoga no es que actuara mal, hizo lo que se suponía que ha de hacer un buen jefe de sinagoga: cuidar la normativa, el protocolo… mirar por el cumplimiento de la ley. Lo que sí estuvo mal fue cómo lo hizo.

Como la autoridad que emanaba de Jesús debía tener a raya incluso al jefe de la sinagoga, éste se dirigió a la gente. Estaba muy indignado pero no se dirigió al que provocaba su indignación. ¡Pobre gente, siempre les llueven las reprimendas cuando se vive desde la hipocresía!

Hay una actitud humana que Jesús no aguanta, aún sabiendo que le traerá problemas el desenmascararla: es la hipocresía. Él sí hablo dirigiéndose a la persona correcta: al jefe de la sinagoga; pero, curiosamente, habló en plural. Sabía el terreno que pisaba. Les llevó a mirar sus propias acciones. Es triste pero una mujer valía menos que un buey o un burro, a los animales se les procuraba alimento aún en sábado.

Jesús me transmite el mensaje de que el amor compasivo no se toma vacaciones ni días de descanso festivo. Es una actitud de vida. No se improvisa. Es mirar al otro como hijo o hija de Dios, compadecerse de sus luchas y sus duelos. Es arrimar el hombro asumiendo incluso que habrá problemas porque hay muchos que no entienden de amor compasivo y les produce cierta alergia que desestabiliza. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Tomo nota del mensaje.

de fiesta

de fiesta

Todos los Santos (B) Mateo 5, 1-12
CREER EN EL CIELO
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 28/10/09.- En esta fiesta cristiana de Todos los Santos, quiero decir cómo entiendo y trato de vivir algunos rasgos de mi fe en la vida eterna. Quienes conocen y siguen a Jesucristo me entenderán.

Creer en el cielo es para mí resistirme a aceptar que la vida de todos y de cada uno de nosotros es solo un pequeño paréntesis entre dos inmensos vacíos. Apoyándome en Jesús, intuyo, presiento, deseo y creo que Dios está conduciendo hacia su verdadera plenitud el deseo de vida, de justicia y de paz que se encierra en la creación y en el corazón da la humanidad.

Creer en el cielo es para mí rebelarme con todas mis fuerzas a que esa inmensa mayoría de hombres, mujeres y niños, que solo han conocido en esta vida miseria, hambre, humillación y sufrimientos, quede enterrada para siempre en el olvido. Confiando en Jesús, creo en una vida donde ya no habrá pobreza ni dolor, nadie estará triste, nadie tendrá que llorar. Por fin podré ver a los que vienen en las pateras llegar a su verdadera patria.

Creer en el cielo es para mí acercarme con esperanza a tantas personas sin salud, enfermos crónicos, minusválidos físicos y psíquicos, personas hundidas en la depresión y la angustia, cansadas de vivir y de luchar. Siguiendo a Jesús, creo que un día conocerán lo que es vivir con paz y salud total. Escucharán las palabras del Padre: Entra para siempre en el gozo de tu Señor.

No me resigno a que Dios sea para siempre un "Dios oculto", del que no podamos conocer jamás su mirada, su ternura y sus abrazos. No me puedo hacer a la idea de no encontrarme nunca con Jesús. No me resigno a que tantos esfuerzos por un mundo más humano y dichoso se pierdan en el vacío. Quiero que un día los últimos sean los primeros y que las prostitutas nos precedan. Quiero conocer a los verdaderos santos de todas las religiones y todos los ateísmos, los que vivieron amando en el anonimato y sin esperar nada.

Un día podremos escuchar estas increíbles palabras que el Apocalipsis pone en boca de Dios: «Al que tenga sed, yo le daré a beber gratis de la fuente de la vida». ¡Gratis! Sin merecerlo. Así saciará Dios la sed de vida que hay en nosotros. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

ACREDITAR NO CÉU
José Antonio Pagola. Tradução: Antonio Manuel Álvarez Pérez

Nesta festa cristã de Todos os Santos, quero dizer como entendo e trato de viver alguns aspectos da minha fé na vida eterna. Quem conhece e segue Jesus Cristo entender-me-á.

Acreditar no céu é para mim resistir-me a aceitar que a vida de todos e de cada um de nós é apenas um pequeno parêntesis entre dois imensos vazios. Apoiando-me em Jesus, intuiu, pressinto, desejo e creio que Deus está conduzindo para a sua verdadeira plenitude o desejo de vida, de justiça e de paz que se encerra na criação e no coração da humanidade.

Acreditar no céu é para mim rebelar-me com todas as minhas forças a que essa imensa maioria de homens, mulheres e crianças, que só conheceram nesta vida miséria, fome, humilhação e sofrimentos, fique enterrada para sempre no esquecimento. Confiando en Jesus, creio numa vida onde já não haverá pobreza nem dor, ninguém estará triste, ninguém terá que chorar. Por fim poderei ver aos que vêm nas barcas chegar à sua verdadeira pátria.

Acreditar no céu é para mim aproximar-me com esperança a tantas pessoas sem saúde, doentes crónicos, inválidos físicos e psíquicos, pessoas afundadas na depressão e na angústia, cansadas de viver e de lutar. Seguindo Jesus, creio que un dia conhecerão o que é viver com paz e saúde total. Escutarão as palavras do Pai: Entra para sempre no gozo do teu Senhor.

Não me resigno a que Deus seja para sempre um "Deus oculto", de quem não podamos conhecer jamais o Seu olhar, a Sua ternura e os Seus abraços. Não posso imaginar não me encontrar nunca com Jesus. Não me resigno a que tantos esforços por um mundo mais humano e ditoso se percam no vazio. Quero que um dia os últimos sejam os primeiros e que as prostitutas nos precedam. Quero conhecer aos verdadeiros santos de todas as religiões e de todos os ateísmos, os que viveram amando no anonimato e sem esperar nada.

Um dia poderemos escutar estas incríveis palavras que o Apocalipse coloca na boca de Deus: «Ao que tenha sede, Eu lhe darei de beber grátis da fonte da vida». Grátis! Sem o merecer. Assim saciará Deus a sede de vida que há em nós.

CREDERE NEL CIELO
José Antonio Pagola. Traduzione: Mercedes Cerezo

In questa festa cristiana di Tutti i Santi, voglio dire come intendo e cerco di vivere alcuni tratti della mia fede nella vita eterna. Quelli che conoscono e seguono Gesù Cristo mi intenderanno.

Credere nel cielo è per me resistere nell’accettare che la vita di tutti e di ciascuno di noi sia solo una piccola parentesi fra due immensi vuoti. Appoggiandomi su Gesù, intuisco, presagisco, desidero e credo che Dio sta conducendo verso la sua vera pienezza il desiderio di vita, di giustizia e di pace racchiuso nella creazione e nel cuore dell’umanità.

Credere nel cielo è per me ribellarmi con tutte le mie forze a che l’immensa maggioranza di uomini, donne e bambini che in questa vita hanno conosciuto soltanto miseria, fame, umiliazione e sofferenze, sia sepolta per sempre nell’oblio. Confidando in Gesù, credo in una vita in cui non ci sarà più povertà né dolore, nessuno sarà triste, nessuno dovrà piangere. Alla fine potrò vedere quelli che vengono nei barconi arrivare alla loro vera patria.

Credere nel cielo è per me avvicinarmi con speranza a tante persone senza salute, infermi cronici, minorati fisici e psichici, persone sprofondate nella depressione e nell’angustia, stanche di vivere e di lottare. Seguendo Gesù, credo che un giorno conosceranno che significa vivere nella pace e in piena salute. Udranno le parole del Padre: Entra per sempre nella gioia del tuo Signore.

Non mi rassegno a che Dio sia per sempre un “Dio nascosto”, di cui non possiamo mai conoscere lo sguardo, la tenerezza e gli abbracci. Non posso accettare l’idea di non incontrarmi mai con Gesù. Non mi rassegno a che tanti sforzi per un mondo più umano e felice si perdano nel vuoto. Voglio che un giorno gli ultimi siano i primi e le prostitute ci precedano. Voglio conoscere i veri santi di tutte le religioni e di tutti gli ateismi, quelli che vivono amando nell’anonimato e senza attendere nulla.

Un giorno potremo udire queste incredibili parole che l’Apocalisse pone sulla bocca di Dio: “A colui che ha sete darò gratuitamente acqua della fonte della vita”. Gratuitamente! Senza meritarlo. Così Dio sazierà la sete di vita che è in noi.

CROIRE AU CIEL
José Antonio Pagola, Traducteur: Carlos Orduna, csv

En cette fête chrétienne de la Toussaint, je voudrais dire comment je comprends et j’essaie de vivre quelques aspects de ma foi en la vie éternelle. Ceux qui connaissent et suivent le Christ me comprendront.

Croire au ciel signifie pour moi refuser d’accepter que la vie de tout un chacun ne soit qu’une petite parenthèse entre deux immenses vides. En m’appuyant sur Jésus, j’ai l’intuition, le pressentiment, le désir et la croyance que Dieu est en train de conduire vers sa véritable plénitude le désir de vie, de justice et de paix que la création et le cœur de l’humanité renferment.

Croire au ciel est pour moi me rebeller de toutes mes forces contre l’idée que cette immense majorité d’hommes, de femmes et d’enfants, qui n’ont connu dans cette vie que misère, famine, humiliation et souffrance, restent pour toujours enterrés dans l’oubli. En mettant ma confiance en Jésus, je crois en une vie où il n’y aura plus ni pauvreté ni douleur, où personne ne sera triste ni aura à pleurer. Je pourrai enfin voir ces immigrants qui meurent en mer lors de leur traversée, arriver à leur véritable patrie.

Croire au ciel est pour moi me rapprocher avec espérance de tant de personnes qui n’ont pas une bonne santé, des malades chroniques, des handicapés physiques et psychiques, des personnes enfoncées dans la dépression et dans l’angoisse, fatiguées de vivre et de lutter. En suivant Jésus, je crois qu’elles connaîtront un jour ce que veut dire vivre avec une paix et une santé totales. Ils entendront les paroles du Père: Entre pour toujours dans la joie de ton Maître.

Je ne me résigne pas à ce que Dieu soit pour toujours un «Dieu caché», dont on ne peut jamais connaître le regard, la tendresse, l’affection. Je ne peux pas me faire à l’idée de ne pouvoir jamais rencontrer Jésus. Je ne me résigne pas à ce que tant d’efforts pour construire un monde plus humain et heureux se perdent dans le vide. Je veux qu’un jour les derniers soient les premiers et que les prostituées nous devancent. Je veux connaître les vrais saints de toutes les religions et tous les athéismes, ceux qui ont vécu en aimant dans l’anonymat et sans rien attendre.

Un jour nous pourrons entendre ces paroles incroyables que l’Apocalypse met dans la bouche de Dieu: «A celui qui a soif je donnerai à boire gratuitement de la source de la vie.» Gratuitement! Sans l’avoir mérité. C’est ainsi que Dieu étanchera la soif de vie qui se trouve en nous.

I BELIEVE IN HEAVEN
José Antonio Pagola. Translator: José Antonio Arroyo

On this feast day of ALL SAINTS, I want to explain how I understand and put into practice my own faith in the afterlife. The true followers of Jesus will understand what I mean.

Belief in heaven, for me, means not accepting the common belief that all of us are nothing but a little parenthesis between two immense “voids.” Trusting in Jesus, I understand, foresee, wish and believe that God is guiding our desire to go on living towards a final fulfilment. This quest for life, justice and peace is an integral part of creation and of the human heart.

Belief in heaven is, for me, a rejection of the possibility that those multitudes of men, women and children who have only known misery, hunger, humiliation and suffering, may be forgotten for all eternity. My faith and trust in Jesus lead me to believe in a life without poverty and suffering, and where nobody will be unhappy or without hope. I will then see and welcome thousands of immigrants who land safely on the beaches on their new country.

Belief in heaven, according to me, means going out in search of people who lost their health; the chronically sick, physically and mentally challenged or persons tired of living and fighting for survival. As a follower of Jesus, I believe that one day, they will finally know the meaning of life, peace and total wellbeing. Then, everyone will hear the Father: “Enter into the Joy of the Lord.”

I refuse to believe that God will always be a “Hidden God”, whose face we can never see, and whose tenderness and embraces we can never feel. I refuse to believe that we will never see Jesus face to face. And I cannot believe that, after so many efforts to make a better and more just world for all, everything will go wasted. I still believe in a day when I will see the last going first and the prostitutes getting ahead of us. I hope I can see all the saints of other religions and those called atheists, and all the good people who had never expected any reward.

One day, we shall all hear those incredible words from the Apocalypse: “Everyone who is thirsty, I will give freely water to drink from the fountain of life.” Freely, even without merit! God will quench our thirst for life, even if we do not deserve it.

ZERUA SINETSI
José Antonio Pagola. Itzultzailea: Dionisio Amundarain

Santu Guztien kristau-jai honetan hau agertu nahi dut: betiko biziaz dudan fedearen ezaugarri batzuk nola hartzen ditudan eta nola ahalegintzen naizen haiek bizitzen. Kristo ezagutzen eta hari jarraitzen dionak ulertuko dit, nik uste.

Zerua sinestea niretzat, uste hau ezin onartu ahal izatea da: bizitza hau gutako bakoitzarentzat bi hutsune izugarri handiren arteko parentesi koxkor bat besterik ez dela. Jesus sostengutzat hartuz, barruntatzen dut, sumatzen dut, desiratzen eta sinesten dut ezen Jainkoa bere egiazko betera bideratzen ari dela kreazioak eta gizadiaren bihotzak beren baitan bizi duten biziaren, zuzentasunaren eta bakearen desira.

Zerua sinestea niretzat, neure indar guztiaz kontra altxatzea da: gizonezkoen, emakumeen, haurren gehiengo handi hori, bizitza honetan soilik miseria, umiliazioa eta sufrimena ezagutu duen hori, betiko ahaztua izango delakoaren kontra altxatzea. Jesusen baitan dudan konfiantzaz, bizitza bat sinesten dut zeinetan ez baita izango pobreziarik eta oinazerik, inor ez baita izango triste, inork ez baitu izango zertan negar egin. Azkenean beren aberrira iristen ikusi ditut itsas txaneletan datozenak.

Zerua sinestea niretzat, hainbat eta hainbat jenderengana hurbiltzea da: osasunik gabe, gaixo kroniko, elbarri fisiko eta psikiko, depresioan eta larritasunean murgildurik, bizitzeaz eta borroka egiteaz asperturik den jenderengana hurbiltzea. Jesusi jarraituz, sinesten dut ezen egun batean ezagutuko dutela zer den bakean eta guztiz osasuntsu bizitzea. Entzungo diotela Aitari esaten: Sar zaitez zeure Jaunaren gozamenean betiko.

Ezin dut ulertu Jainkoa «Jainko ezkutua» izango delakoa betiko; haren begitartea, samurtasuna eta besarkada sekula gozatuko ez dugulakoa. Ezin zait burutik pasatu Jesusekin sekula topo egingo ez dudalakoa. Ezin dut ulertu mundua gizatarragoa eta zoriontsuagoa bihurtzeko egin den hainbat eta hainbat ahalegin hutsean geldituko delakoa. Nahi dut ezen egun batean azkenak lehenengo izan daitezen eta prostituituak geure aurretik izan ditzagun. Nahi ditut ezagutu erlijio guztietako eta ateismo guztietako egiazko santuak, anonimatuan eta ezer espero gabe bizi izan direnak.

Egun batean entzun ahal izango ditugu hitz sinetsezin hauek, Apokalipsi liburuak Jainkoaren ahoan ezarri dituen hauek: «Egarri izango denari, doan emanen diot nik bizi-iturritik edatea». Doan! Merezimendurik gabe. Horrela aseko du Jainkoak gu baitan den bizi-egarria.

CREURE EN EL CEL
José Antonio Pagola. Traductor: Francesc Bragulat

En aquesta festa cristiana de Tots Sants, vull dir com entenc i com procuro viure alguns trets de la meva fe en la vida eterna. Els qui coneixen i segueixen Jesucrist m’entendran.

Creure en el cel és per a mi resistir-me a acceptar que la vida de tots i de cada un de nosaltres és només un petit parèntesi entre dos immensos buits. Recolzant-me en Jesús, intueixo, pressento, desitjo i crec que Déu està conduint cap a la seva veritable plenitud el desig de vida, de justícia i de pau que conté la creació i el cor de la humanitat.

Creure en el cel és per a mi rebel•lar-me amb totes les meves forces que aquesta immensa majoria d'homes, de dones i de nens, que només han conegut en aquesta vida misèria, fam, humiliació i sofriments, quedi enterrada per sempre en l'oblit. Confiant en Jesús, crec en una vida on ja no hi haurà pobresa ni dolor, ningú estarà trist, ningú haurà de plorar. Per fi podré veure els qui venen en les pasteres arribar a la seva veritable pàtria.

Creure en el cel és per a mi apropar-me amb esperança a tantes persones sense salut, malalts crònics, minusvàlids físics i psíquics, persones enfonsades en la depressió i l'angoixa, cansades de viure i de lluitar. Seguint Jesús, crec que un dia coneixeran el que és viure amb pau i salut total. Escoltaran les paraules del Pare: Entra per sempre en el goig del teu Senyor.

No em resigno que Déu sigui per sempre un "Déu amagat", del que no puguem conèixer mai la seva mirada, la seva tendresa i les seves abraçades. No em puc fer la idea de no trobar-me mai amb Jesús. No em resigno que tants esforços per un món més humà i més feliç es perdin en el buit. Vull que un dia els últims siguin els primers i que les prostitutes ens precedeixin. Vull conèixer els veritables sants de totes les religions i tots els ateismes, els que van viure estimant en l'anonimat i sense esperar res.

Un dia podrem escoltar aquestes increïbles paraules que l'Apocalipsi posa en boca de Déu: «Als qui tinguin set, jo els concediré que beguin a la font de l'aigua de la vida sense pagar res». Gratis! Sense merèixer-s’ho. Així sadollarà Déu la set de vida que hi ha en nosaltres.

recibe luz

recibe luz

30 Tiempo ordinario (B) Marcos 10, 46-52
CURARNOS DE LA CEGUERA
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 21/10/09.- ¿Qué podemos hacer cuando la fe se va apagando en nuestro corazón? ¿Es posible reaccionar? ¿Podemos salir de la indiferencia? Marcos narra la curación del ciego Bartimeo para animar a sus lectores a vivir un proceso que pueda cambiar sus vidas.

No es difícil reconocernos en la figura de Bartimeo. Vivimos a veces como «ciegos», sin ojos para mirar la vida como la miraba Jesús. «Sentados», instalados en una religión convencional, sin fuerza para seguir sus pasos. Descaminados, «al borde del camino» que lleva Jesús, sin tenerle como guía de nuestras comunidades cristianas.

¿Qué podemos hacer? A pesar de su ceguera, Bartimeo «se entera» de que, por su vida, está pasando Jesús. No puede dejar escapar la ocasión y comienza a gritar una y otra vez: «ten compasión de mí». Esto es siempre lo primero: abrirse a cualquier llamada o experiencia que nos invita a curar nuestra vida.

El ciego no sabe recitar oraciones hechas por otros. Sólo sabe gritar y pedir compasión porque se siente mal. Este grito humilde y sincero, repetido desde el fondo del corazón, puede ser para nosotros el comienzo de una vida nueva. Jesús no pasará de largo.

El ciego sigue en el suelo, lejos de Jesús, pero escucha atentamente lo que le dicen sus enviados: «¡Ánimo! Levántate. Te está llamando». Primero, se deja animar abriendo un pequeño resquicio a la esperanza. Luego, escucha la llamada a levantarse y reaccionar. Por último, ya no se siente solo: Jesús lo está llamando. Esto lo cambia todo.

Bartimeo da tres pasos que van a cambiar su vida. «Arroja el manto» porque le estorba para encontrarse con Jesús. Luego, aunque todavía se mueve entre tinieblas, «da un salto» decidido. De esta manera «se acerca» a Jesús. Es lo que necesitamos muchos de nosotros: liberarnos de ataduras que ahogan nuestra fe; tomar, por fin, una decisión sin dejarla para más tarde; y ponernos ante Jesús con confianza sencilla y nueva.

Cuando Jesús le pregunta qué quiere de él, el ciego no duda. Sabe muy bien lo que necesita: «Maestro, que pueda ver». Es lo más importante. Cuando uno comienza a ver las cosas de manera nueva, su vida se transforma. Cuando una comunidad recibe luz de Jesús, se convierte. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

ser grande

ser grande

29 Tiempo ordinario (B) Marcos 10,35-45
NADA DE ESO ENTRE NOSOTROS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 14/10/09.- Camino de Jerusalén, Jesús va advirtiendo a sus discípulos del destino doloroso que le espera a él y a los que sigan sus pasos. La inconsciencia de quienes lo acompañan es increíble. Todavía hoy se sigue repitiendo.

Santiago y Juan, los hijos del Zebedeo, se separan del grupo y se acercan ellos solos a Jesús. No necesitan de los demás. Quieren hacerse con los puestos más privilegiados y ser los primeros en el proyecto de Jesús,tal como ellos lo imaginan. Su petición no es una súplica sino una ridícula ambición:«Queremos que hagas lo que te vamos a pedir». Quieren que Jesús los ponga por encima de los demás.

Jesús parece sorprendido. «No sabéis lo que pedís». No le han entendido nada. Con paciencia grande los invita a que se pregunten si son capaces de compartir su destino doloroso. Cuando se enteran de lo que ocurre, los otros diez discípulos se llenan de indignación contra Santiago y Juan. También ellos tienen las mismas aspiraciones. La ambición los divide y enfrenta. La búsqueda de honores y protagonismos interesados rompen siempre la comunión de la comunidad cristiana. También hoy. ¿Qué puede haber más contrario a Jesús y a su proyecto de servir a la liberación de las gentes?

El hecho es tan grave que Jesús «los reúne» para dejar claro cuál es la actitud que ha de caracterizar siempre a sus seguidores. Conocen sobradamente cómo actúan los romanos, «jefes de los pueblos» y «grandes » de la tierra: tiranizan a las gentes, las someten y hacen sentir a todos el peso de su poder. Pues bien, «vosotros nada de eso».

Entre sus seguidores, todo ha de ser diferente:«El que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos». La grandeza no se mide por el poder que se tiene, el rango que se ocupa o los títulos que se ostentan. Quien ambiciona estas cosas, en la Iglesia de Jesús, no se hace más grande sino más insignificante y ridículo. En realidad, es un estorbo para promover el estilo de vida querido por el Crucificado. Le falta un rasgo básico para ser seguidor de Jesús.

En la Iglesia todos hemos de ser servidores. Nos hemos de colocar en la comunidad cristiana, no desde arriba, desde la superioridad, el poder o el protagonismo interesado, sino desde abajo, desde la disponibilidad, el servicio y la ayuda a los demás. Nuestro ejemplo es Jesús. No vivió nunca «para ser servido, sino para servir». Éste es el mejor y más admirable resumen de lo que fue él: SERVIR. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

NADA DISSO ENTRE NÓS
José Antonio Pagola. Tradução: Antonio Manuel Álvarez Pérez

A caminho de Jerusalém, Jesus adverte os Seus discípulos do destino doloroso que O espera e aos que sigam os Seus passos. A inconsciência dos que o acompanham é incrível. Todavia hoje continua a repetir-se.

Santiago e João, os filhos de Zebedeu, afastam-se do grupo e aproximam-se sozinhos de Jesus. Não necessitam dos outros. Querem ficar com os lugares mais privilegiados e ser os primeiros no projecto de Jesus, tal como eles o imaginam. A sua petição não é uma súplica mas uma ridícula ambição: «Queremos que faças o que te vamos a pedir». Querem que Jesus os coloque acima dos outros.

Jesus parece surpreendido. «Não sabeis o que pedis». Não entenderam nada. Com grande paciência convida-os para que se perguntem se são capazes de partilhar o Seu destino doloroso. Quando se apercebem do que se passa, os outros dez discípulos enchem-se de indignação contra Santiago e João. Também eles têm as mesmas aspirações. A ambição divide-os e confrontam-se. A procura de honras e protagonismos rompe sempre a comunhão da comunidade cristã. Também hoje. Que pode ser mais contrário a Jesus e ao Seu projecto de servir a libertação das pessoas?

O facto é tão grave que Jesus «reúne-os» para deixar claro qual é a atitude que deve caracterizar sempre os Seus seguidores. Conhecem bem como actuam os romanos, «chefes dos povos» e «grandes» da terra: tiranizam as pessoas, submetam-nas e fazem sentir a todos o peso do seu poder. Pois bem, «vós não fareis nada disso».

Entre os Seus seguidores, tudo tem de ser diferente: «O que queira ser grande, seja servidor; e o que queira ser o primeiro, seja escravo de todos». A grandeza não se mede pelo poder que se tem, o cargo que se ocupa ou os títulos que se ostentam. Quem ambiciona estas coisas, na Igreja de Jesus, não se faz maior mas mais insignificante e ridículo. Na realidade, é um estorvo para quem quer promover o estilo de vida pretendido pelo Crucificado. Falta-lhe um traço básico para ser seguidor de Jesus.

Na Igreja todos temos de ser servidores. Temos de nos colocar na comunidade cristã, não desde cima, desde a superioridade, o poder ou o protagonismo interesseiro, mas desde baixo desde a disponibilidade, o serviço e a ajuda aos outros. O nosso exemplo é Jesus. Não viveu nunca «para ser servido, mas para servir». Este é o melhor e mais admirável resumo do que Ele foi: SERVIR.

FRA DI VOI NON SIA COSÌ
José Antonio Pagola. Traduzione: Mercedes Cerezo

Lungo il cammino verso Gerusalemme Gesù va avvertendo i suoi discepoli del destino doloroso che aspetta lui e coloro che seguono i suoi passi. L’incoscienza di quelli che lo accompagnano è incredibile. Ancora oggi continua a ripetersi.

Giacomo e Giovanni, i figli di Zebedeo, si separano dal gruppo e si appressano loro soli a Gesù. Non hanno bisogno degli altri. Vogliono procurarsi i posti privilegiati ed essere i primi nel progetto di Gesù, così come essi lo immaginano. La loro domanda non è una supplica ma una ridicola ambizione: “Vogliamo che tu ci faccia quello che ti chiederemo”. Vogliono che Gesù li ponga in testa agli altri.

Gesù sembra sorpreso. “Voi non sapete ciò che domandate”. Non hanno capito nulla. Con grande pazienza egli li invita a domandarsi se sono capaci di condividere il suo destino doloroso. Quando si accorgono di quello che accade, gli altri dieci discepoli si indignano moltissimo contro Giacomo e Giovanni. Anche loro hanno le stesse aspirazioni. L’ambizione li divide, li mette l’uno contro l’altro. La ricerca di onori e protagonismi interessati rompe sempre la comunione della comunità cristiana. Anche oggi. Che cosa può esserci di più contrario a Gesù e al suo progetto di servire la liberazione della gente?

Il fatto è così grave che Gesù “li riunisce” per dire chiaramente qual è l’atteggiamento che deve caratterizzare sempre i suoi seguaci. Conoscono molto bene come agiscono i romani, “ i capi delle nazioni” e i “grandi” della terra: tiranneggiano le persone, le sottomettono e fanno sentire a tutti il peso del loro potere. Ebbene, “tra voi non è così”.

Tra i suoi seguaci, tutto deve essere diverso: “Chi vuole essere grande, si farà vostro servitore; e chi vuole essere il primo, sarà il servo di tutti”. La grandezza non si misura con il potere che si ha, il rango che si occupa o i titoli che si ostentano. Chi ha l’ambizione di queste cose, nella Chiesa di Gesù, non si fa più grande, ma più insignificante e ridicolo. In realtà, è un ostacolo nella promozione dello stile di vita voluto dal Crocifisso. Gli manca un tratto fondamentale per essere seguace di Gesù.

Nella Chiesa tutti dobbiamo essere servi. Dobbiamo collocarci nella comunità cristiana non dall’alto, da posizioni di superiorità, di potere o di protagonismo interessato, ma dal basso, nella disponibilità, nel servizio e nell’aiuto agli altri. Il nostro esempio è Gesù. Non visse mai “per essere servito, ma per servire”. Questo è il migliore e più mirabile riassunto di quello che egli fu: SERVIRE.

RIEN DE TOUT CELA PARMI NOUS
José Antonio Pagola, Traducteur: Carlos Orduna, csv

Chemin faisant vers Jérusalem, Jésus avertit progressivement ses disciples de la fin douloureuse qui l’attend, lui et tous ceux qui accepteront de le suivre. L’inconscience de ceux qui l’accompagnent est incroyable. Et elle l’est encore aujourd’hui.

Jacques et Jean, les fils du Zébédée, quittent le groupe pour se rapprocher, eux seuls, de Jésus. Ils n’ont pas besoin des autres. Ils veulent s’emparer des postes les plus privilégiés et être les premiers dans le projet de Jésus, tel qu’ils l’imaginent. Leur demande n’est pas une supplication mais une ridicule ambition : « Nous voulons que tu fasses ce que nous allons te demander » Ils veulent que Jésus les place au dessus des autres.

Jésus semble surpris. « Vous ne savez pas ce que vous demandez ». Ils n’ont rien compris. Avec une grande patience, il les invite à se poser la question de savoir s’ils sont capables de partager son destin douloureux. Lorsque les autres apprennent ce qui se passe, ils s’indignent contre Jacques et Jean. Eux aussi, ils ont les mêmes aspirations. L’ambition les oppose et les divise. En effet, c’est la recherche des honneurs et d’un protagonisme intéressé qui brise toujours la communion au sein de la communauté chrétienne. Aujourd’hui aussi. Peut-il exister quelque chose de plus contraire à Jésus et à son projet de servir et de libérer les gens ?

Le fait est si grave que Jésus « les réunit » pour mettre au clair l’attitude qui doit toujours caractériser ses disciples. Ils connaissent trop bien comment agissent les romains, « chefs des nations » et « grands » de cette terre : ils dominent et soumettent les gens et leur font sentir le poids de leur pouvoir. Eh bien ! « Il ne doit pas en être ainsi parmi vous ».

Tout doit être différent parmi ses disciples : « Celui qui veut être grand qu’il soit votre serviteur ; et celui qui veut être premier, qu’il soit l’esclave de tous ». Ce n’est pas le pouvoir que l’on a, le rang social que l’on occupe ou les titres que l’on brandit qui donnent la mesure de la grandeur de quelqu’un. Celui qui, dans l’Eglise de Jésus, ambitionne ces choses-là ne devient pas plus grand mais plus insignifiant et ridicule. En réalité, il constitue un obstacle qui empêche de promouvoir le style de vie voulu par le Crucifié. Il lui manque un trait fondamental pour être disciple de Jésus.

Au sein de l’Eglise, nous devons être tous des serviteurs. A l’intérieur de la communauté chrétienne, nous devons nous placer, non pas en haut, dans une position de pouvoir, de supériorité ou de protagonisme intéressé, mais en bas, dans une position de disponibilité, de service et d’aide aux autres. C’est Jésus notre exemple. Lui qui n’a jamais vécu « pour être servi mais pour servir ». C’est là le meilleur et le plus admirable des résumés de ce qu’il a été : SERVIR.

THIS WILL NOT HAPPEN AMONG YOU
José Antonio Pagola. Translator: José Antonio Arroyo

As they walked towards Jerusalem, Jesus had been telling his disciples about the things that were going to happen to him – and to all his followers. He would be jailed and, ultimately, put to death. His disciples, evidently, were not listening, just like many of us today, to what he really meant.

And the proof of this lack of attention is the question that James and John, the sons of Zebedee, asked Jesus. They had managed to get closest to Jesus, and away from the others, and they asked Him something they had been thinking for quite some time: will you “allow us to sit one at your right and the other at your left in your glory?” That’s how they imagined the future kingdom of God would be: How ridiculous! They just want Jesus to make them greater than the rest of the disciples. “Please, we want you to do us this favour.”

Jesus appears surprised, if not angry: “You do not know what you are asking.” Obviously, they had not understood much of he had been telling them in the past. With great patience, he told them to examine themselves and see if they thought they were capable of enduring the sufferings that were going to come upon him. The rest of the disciples, of course, somehow came to know about the two siblings’ ambition, and they became indignant against James and John. They, too, would claim similar aspirations. Their ambitions will now divide the group giving rise to confrontations. The search for honours and vested interests will always disrupt the unity within Christian communities. And so it is with us today. The disciples couldn’t have come up with anything more contrary to Jesus’ preaching in Sermon on the Mount: becoming one with the least and the poorest.

The situation was so serious that Jesus called them to him to make it again as clear as possible what kind of followers he wanted in his kingdom. He made them see how the rulers of the empire lord it over the rest and make their authority felt. This should never happen with you. No one should treat others like slaves. You must become servants of all.

Anyone who wants to follow me to the kingdom, “and anyone who wants to be first among you must be a slave to all.” Greatness is not measured by the power one enjoys or the rank or titles one is given. Whoever wants to be great by becoming a member of Jesus’ church will be judged insignificant on account of it.

Seeking promotion is an obstacle for achieving a lifestyle that the Crucified wants for his followers.

In the Church all of us must be willing to serve others. We must seek a place in our Christian community, starting not from the top, where authority, power and individual interests are sought, but from the bottom, where availability, help and service to others are given. Jesus was our example and teacher: He did not come to be served, but to serve. That was his best and his most admired curriculum of his life: service.

GURE ARTEAN HORRELAKORIK EZ
José Antonio Pagola. Itzultzailea: Dionisio Amundarain

Jerusalemera bidean, ikasleei ohartaraziz doa Jesus, ezen dolorezko zoria izango duela, bai berak, bai berari jarraitzen dion orok. Sinetsezina da bidean lagun dituenak zein oharkabe bizi diren. Gauza bera gertatzen da gaur egun ere.

Santiago eta Joan, Zebedeoren semeak, taldetik apartatu eta Jesusengana doaz, biak bakarrik. Ez dute besteen beharrik. Lekurik hoberenak nahi dituzte eta lehenengo izan Jesusen egitasmoan, berek beren erara irudikatu duten hartan. Haien eskaria ez da erregua, baizik handinahi zoroa: «Eskatzera gatozkizuna eman diezaguzun nahi dugu». Jesusek gainerakoen gain ezar ditzan gura dute.

Jesus harritu egin dela ematen du. «Ez dakizue zer ari zareten eskatzen». Ez diote zipitzik ere ulertu. Patxada handiaz gonbidatu ditu Jesusek pentsatzera, ea gai diren bere doloretako zoria bera partekatzeko. Bi haien ateraldiaz konturatu direnean, biziki haserretu dira beste hamar ikasleak Santiagoren eta Joanen aurka. Berek ere amets bera dute. Handinahi horrek banatu egin ditu eta elkarren kontra jarri. Ohorearen eta probetxuzko protagonismoaren bila ibiltzeak hautsi egiten du beti kristau-elkartearen batasuna. Baita gaur egun ere. Zer hori baino okerragorik, Jesusen eta jendearen askatasunaren zerbitzari izateko hark dakarren egitasmoaren kontra?

Hain larria da gertatua, non Jesusek «bildu egin baititu» garbi uzteko zer jarrera izan behar duten bere jarraitzaileek beti. Ondo baino hobeto dakite nola jokatzen duten erromatarrek, «herrietako buruzagiek» eta lurreko «handikiek»: jendearen tirano izan ohi dira, menderatzaile eta beren boterea sentiarazi behar izaten dute. Hona bada: «zuen artean horrelakorik ez».

Jesusen jarraitzaileen artean dena bestelako izan behar du: «handi izan nahi duena izan bedi zerbitzari, eta lehenengo izan nahi duena izan bedi guztien esklabo». Handitasuna ez da neurtzen duzun boterearen arabera, gizartean duzun mailaren arabera, erakusteko dituzun tituluen arabera. Jesusen Elizan horrelako gauzen bila dabilena ez da handiago bihurtzen, baizik ezdeusago eta barregarriago. Izatez, oztopo da hori guztia Gurutziltzatuak nahi izan duen biziera sustatu nahi denean. Halakoari oinarrizko ezaugarri bat falta zaio Jesusen jarraitzaile izateko.

Elizan guztiok behar dugu izan zerbitzari. Kristau-elkartean kokatu behar dugu geure burua, ez goitik beherantz, nagusitasunetik, boteretik edo probetxuzko protagonismotik begira, baizik behetik, prestasunetik, zerbitzutik eta besteei nola lagunduko bilatzetik begira. Jesus dugu geure eredu. Hura ez zen bizi sekula «zerbitzatua izateko, baizik zerbitzari izateko». Horixe da hura zer izan zen hobekienik eta miresgarrienik adierazten duen laburpena: ZERBITZARI IZAN.

RES D’AIXÒ ENTRE NOSALTRES
José Antonio Pagola. Traductor: Francesc Bragulat

Camí de Jerusalem, Jesús va advertint els seus deixebles del destí dolorós que l’espera a ell i als qui segueixin els seus passos. La inconsciència dels que l’acompanyen és increïble. Encara avui continua repetint-se.

Jaume i Joan, els fills del Zebedeu, se separen del grup i ells sols s’acosten a Jesús. No necessiten els altres. Volen tenir els llocs més privilegiats i ser els primers en el projecte de Jesús, tal com ells se l’imaginen. La seva petició no és una súplica sinó una ridícula ambició: «Voldríem que ens concedissis el que et demanarem». Volen que Jesús els posi per sobre dels altres.

Jesús sembla sorprès. «No sabeu què demaneu». No han entès res. Amb gran paciència els convida a preguntar-se si són capaços de compartir el seu destí dolorós. Quan s’assabenten del que passa, els altres deu deixebles s’omplen d’indignació contra Jaume i Joan. Ells també tenen les mateixes aspiracions. L’ambició els divideix i el enfronta. La recerca d’honors i de protagonismes interessats trenquen sempre la comunió de la comunitat cristiana. També avui. Què hi pot haver de més contrari a Jesús i al seu projecte de servir l’alliberament de la gent?

El fet és tan greu que Jesús «els cridà» per deixar clar quina és l’actitud que ha de caracteritzar sempre els seus seguidors. Coneixen àmpliament com actuen els romans, «governants de les nacions» i «els grans personatges» de la terra: tiranitzen la gent, les sotmeten i fan sentir a tots el pes del seu poder. Doncs bé, «entre vosaltres no ha de ser pas així».

Entre els seus seguidors, tot ha de ser diferent: «Qui vulgui ser important, que es faci el vostre servidor, i qui vulgui ser el primer, que es faci l’esclau de tots». La grandesa no es mesura pel poder que es té, el rang que s’ocupa o els títols que es tenen. Qui ambiciona coses com aquestes, a l’Església de Jesús, no es fa més gran sinó més insignificant i ridícul. En realitat, és un destorb per promoure l’estil de vida volgut pel Crucificat. Li falta un tret bàsic per a ser seguidor de Jesús.

A l’Església tots hem de ser servidors. Ens hem de col•locar en la comunitat cristiana, no des de dalt, des de la superioritat, el poder o el protagonisme interessat, sinó des de baix, des de la disponibilitat, el servei i l’ajuda als altres. El nostre exemple és Jesús. No va viure mai «per a ser servit, sinó per a servir». Aquest és el millor i més admirable resum del que va ser ell: SERVIR.

atrapados

atrapados

28 Tiempo ordinario ( B ) Marcos 10, 17-30
UNA COSA NOS FALTA
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 07/10/09.- El episodio está narrado con intensidad especial. Jesús se pone en camino hacia Jerusalén, pero antes de que se aleje de aquel lugar, llega "corriendo" un desconocido que "cae de rodillas" ante él para retenerlo. Necesita urgentemente a Jesús.

No es un enfermo que pide curación. No es un leproso que, desde el suelo, implora compasión. Su petición es de otro orden. Lo que él busca en aquel maestro bueno es luz para orientar su vida: «¿Qué haré para heredar la vida eterna?». No es una cuestión teórica, sino existencial. No habla en general; quiere saber qué ha de hacer él personalmente.

Antes que nada, Jesús le recuerda que «no hay nadie bueno más que Dios». Antes de plantearnos qué hay que "hacer", hemos de saber que vivimos ante un Dios

Bueno como nadie: en su bondad insondable hemos de apoyar nuestra vida. Luego, le recuerda «los mandamientos» de ese Dios Bueno. Según la tradición bíblica, ése es el camino para la vida eterna.

La respuesta del hombre es admirable. Todo eso lo ha cumplido desde pequeño, pero siente dentro de sí una aspiración más honda. Está buscando algo más. «Jesús se le queda mirando con cariño». Su mirada está ya expresando la relación personal e intensa que quiere establecer con él.

Jesús entiende muy bien su insatisfacción: «una cosa te falta». Siguiendo esa lógica de "hacer" lo mandado para "poseer" la vida eterna, aunque viva de manera intachable, no quedará plenamente satisfecho. En el ser humano hay una aspiración más profunda.

Por eso, Jesús le invita a orientar su vida desde una lógica nueva. Lo primero es no vivir agarrado a sus posesiones («vende lo que tienes»). Lo segundo, ayudar a los pobres («dales tu dinero»). Por último, «ven y sígueme». Los dos podrán recorrer juntos el camino hacia el reino de Dios (!).

El hombre se levanta y se aleja de Jesús. Olvida su mirada cariñosa y se va triste. Sabe que nunca podrá conocer la alegría y la libertad de quienes siguen a Jesús. Marcos nos explica que "era muy rico".

¿No es ésta nuestra experiencia de cristianos satisfechos de los países ricos? ¿No vivimos atrapados por el bienestar material? ¿No le falta a nuestra religión el amor práctico a los pobres? ¿No nos falta la alegría y libertad de los seguidores de Jesús?

UNA COSA CI MANCA
José Antonio Pagola. Traduzione: Mercedes Cerezo

L’episodio è narrato con particolare forza. Gesù si mette in cammino verso Gerusalemme, ma prima che si allontani da luogo in cui si trova, arriva “correndo” uno sconosciuto che “cade in ginocchio” davanti a lui per trattenerlo. Ha urgentemente bisogno di Gesù.

Non è un infermo che chiede guarigione. Non è un lebbroso che, dal suolo in cui è disteso, implora compassione. La sua domanda è di altro genere. Quello che cerca in quel maestro buono è luce per orientare la sua vita: “Che cosa devo fare per avere la vita eterna?”. Non è una questione teorica, ma esistenziale. Non parla in generale; vuole sapere che cosa deve fare lui personalmente.

Prima di tutto, Gesù gli ricorda che “nessuno è buono più di Dio”. Prima di domandarci che cosa bisogna “fare”, dobbiamo sapere che viviamo davanti a un Dio Buono come nessuno: sulla sua bontà insondabile dobbiamo appoggiare la nostra vita. Poi gli ricorda “i comandamenti” di questo Dio Buono. Secondo la tradizione biblica, questa è la via per la vita eterna.

La risposta dell’uomo è ammirevole. Ha compiuto tutto questo fin da piccolo, ma sente dentro di sé un’aspirazione più profonda. Sta cercando qualcosa di più. “Gesù lo fissò con amore”. Il suo sguardo sta già esprimendo la relazione personale e intensa che vuole stabilire con lui.

Gesù comprende molto bene la sua insoddisfazione: “Una cosa ti manca”. Se il comandamento per “possedere” la vita eterna segue questa logica del “fare”, per quanto l’uomo viva in maniera incensurabile, non resterà pienamente soddisfatto. Nell’essere umano c’è un’aspirazione più profonda.

Per questo, Gesù lo invita a orientare la sua vita a partire da una logica nuova. La prima cosa è non vivere aggrappato ai beni che possiede (“vendi quello che hai”). La seconda cosa, aiutare i poveri (“dàllo ai poveri”). Infine, “vieni e seguimi”. Insieme potranno percorrere uniti il cammino verso il Regno di Dio.

L’uomo si alza e si allontana da Gesù. Dimentica il suo sguardo d’amore e se ne va triste. Sa che non potrà mai conoscere la gioia e la libertà di coloro che seguono Gesù. Marco ci spiega che “era molto ricco”.

Non è questa la nostra esperienza di cristiani dei paesi ricchi sazi dei loro beni? Non viviamo ingannati dal benessere materiale? Non manca alla nostra religione l’amore concreto per i poveri? Non ci manca la gioia e la libertà dei seguaci di Gesù?

UNE CHOSE NOUS MANQUE
José Antonio Pagola, Traducteur: Carlos Orduna, csv

La narration de cet épisode revêt une spéciale intensité. Jésus se met en route vers Jérusalem, mais alors qu’il n’était pas encore loin, un inconnu arrive « en courant » et « tombe à genoux » devant lui pour le retenir. Il a un besoin urgent de Jésus.

Il ne s’agit pas d’un malade à la recherche de guérison. Ni d’un lépreux qui, prostré, implore sa pitié. Sa demande est d’un ordre tout autre. Ce qu’il cherche chez ce bon maître c’est la lumière pour orienter sa vie : « Que dois-je faire pour avoir en héritage la vie éternelle ? » Ce n’est pas une question théorique mais existentielle. Il ne parle pas en général ; il veut savoir ce que lui, personnellement, doit faire.

Avant tout, Jésus lui rappelle que « personne n’est bon sinon Dieu seul ». Avant de nous demander ce qu’il faut « faire », il faut savoir que nous vivons devant un Dieu Bon comme personne d’autre : c’est sur son insondable bonté que notre vie doit trouver appui. Il lui rappelle ensuite « les commandements » de ce Dieu Bon. C’est là, d’après la tradition biblique, le chemin vers la vie éternelle.

La réponse de cet homme est admirable. Il a mis tout cela en pratique depuis son enfance mais il sent dans son cœur une aspiration plus profonde. Il cherche quelque chose de plus. « Jésus se met à le regarder avec amour ». Son regard exprime déjà la relation intense et personnelle qu’il veut nouer avec lui.

Jésus comprend très bien son insatisfaction : « une chose te manque ». S’il suit cette logique du « faire » ce qui est prescrit afin de « posséder » la vie éternelle, même s’il vit de façon irréprochable, il ne sera jamais pleinement satisfait. Il existe chez l’être humain une aspiration plus profonde.

C’est pourquoi, Jésus l’invite à orienter sa vie à partir d’une nouvelle logique. D’abord, ne pas vivre attaché à ses possessions (« vends ce que tu as »). Deuxièmement, aider les pauvres (« donne-leur ton argent »). Finalement, « viens et suis moi ». Ils pourront ainsi tous les deux parcourir ensemble le chemin vers le royaume de Dieu ( !)

L’homme se lève et s’éloigne de Jésus. Il oublie son regard d’amour et s’en va tout triste. Il sait qu’il ne connaîtra jamais la joie et la liberté de ceux qui suivent Jésus. Marc nous en donne l’explication : « il était très riche ».

N’est-ce pas là notre expérience de chrétiens satisfaits des pays riches ? Ne sommes-nous pas en train de vivre piégés par le bien-être matériel ? Notre religion, ne manque-t-elle pas d’amour pratique à l’égard des pauvres ? Ne manquons-nous pas de la joie et de la liberté de ceux qui suivent Jésus ?

JUST ONE THING MORE
José Antonio Pagola. Translator: José Antonio Arroyo

This gospel incident seems to have come down to us as an alert and an invitation to read it carefully. Jesus is on his way to Jerusalem when an unknown young man ran up towards him and fell on his knees, begging for something. He seemed to need Jesus’ attention urgently.

He wasn’t the regular sick person begging for a cure. And he wasn’t a leper, lying on the ground and imploring Jesus’ compassion. This man came with a different type of appeal. He wanted guidance to re-orient his whole life: “Good Master, what must I do to inherit eternal life?” He is not asking for a lesson on the Holy Scriptures and the Jewish Law. He wants to know what else he would have to do on a day to day basis so that he would ensure eternal salvation.

Before saying anything else, Jesus reminds him that “No one is good but God alone”. So before even thinking about what we have to do, we must know that we are living before a Good God like no one we have known: our lives will be resting on such unfathomable goodness. Only then, Jesus tells the young man about the commandments of the Law. According to biblical tradition, the commandments are the only way to attain salvation.

The young man’s response is amazing: he had kept all the commandments from childhood, yet he wants to attain much more than simply to follow the Law. “Jesus looked steadily at him and loved him.” His look revealed the deeply personal admiration he felt towards him.

Jesus, of course, understands the young man’s dissatisfaction: “There’s one thing you lack.” By following the traditional “fulfilment of the law,” to attain eternal life, he would never be completely happy, no matter how law-abiding he tried to be. Deep within every human being there is a higher aspiration.

Hence, Jesus invited the young man to start a new life right away: first of all, free yourself and - “sell everything you own” – and, then “give the money to the poor.” Then “come, follow me.” In that way, the two of them will be able to walk hand in hand towards the kingdom of heaven.

The young man’s face fell at these words and went away sad. He realized that he would never experience the freedom and joy of those who truly follow Jesus. Mark explains it very succinctly: “he was a man of great wealth.”

Many of us, Christians from the rich and developed countries, have also lost the joy and freedom of following our own consciences. Our religion has forgotten the old commitment to the poor. As a consequence, we have lost the joy and freedom that the followers of Jesus always had.

GAUZA BAT DUGU FALTA
José Antonio Pagola. Itzultzailea: Dionisio Amundarain

Pasadizoari aparteko bizitasuna eman dio kontalariak. Jerusalemerako bidea hartu du Jesusek, baina leku hartatik urrundu baino lehen, ezezagun bat iritsi zaio «korrika» eta «belauniko jarri aurrean», bertan eusteko. Jesusen premia gorria du.

Ez da sendatu beharra duen gaixo bat. Maisuagandik argia lortu nahi du bere bizitza norabidetzeko. «Zer egin behar dut betiko bizia ondare izateko?» Ez da arazo teoriko hutsa, baizik existentziala. Ez da mintzo maila orokorrean; berak zer egin behar duen jakin nahi du.

Beste ezer baino lehen, Jesusek hau gogorarazi dio: «ez da inor on Jainkoa baizik». Zer «egin» planteatu aurretik, beste inor ez bezalako Jainko ON baten aurrean bizi garela izan behar dugu gogoan: haren ontasun ezin ulertuan estekatu behar dugu geure bizitza. Ondoren, Jainko On horren «aginduak» gogorarazi dizkio Jesusek. Bibli tradizioaren arabera, horixe da betiko bizirako bidea.

Miresgarria da gizon haren erantzuna. Txikitandik bete du hori guztia, baina amets handiago bat sumatu du bere baitan. Beste zerbaiten bila dabil. «Jesus begira-begira jarri zaio samurkiro». Begiratu horrek, besterik gabe, gizon harekin izan nahi duen harreman pertsonala adierazten du Ondo ulertu du Jesusek haren ezin asea: «gauza bat duzu falta». Betiko bizia «lortzeko» agindua «betetzearen» logika horri jarraituz, bekaturik gabe bizi bada ere, ez da geldituko guztiz asea. Gizakiaren barnean bada irrika sakonago bat.

Horregatik, bere bizitza logika berri baten arabera norabidetzera gonbidatu du Jesusek. Lehenengo gauza, bere ondasunei atxikirik ez bizitzea da («saldu daukazuna»). Bigarrena, pobreei laguntzera gonbidatu du («eman haiei zeure dirua»). Azkenik, «zatoz eta jarraitu niri». Biek elkarrekin egin ahal izango dute bidea Jainkoaren erreinurantz (!).

Gizonak, ordea, altxatu eta alde egin du Jesusengandik. Ahaztu egin du Jesusen begiratuaren xarma, eta triste joan da. Badaki ezin gozatu izango duela inoiz ere Jesusi jarraitzen diotenen poza eta askatasuna. Markosek argitu digu, ezen «oso aberatsa zela».

Ez ote hori bera lurralde aberatsetako kristau aseon esperientzia? Ez ote gara bizi ongizate materialak harrapaturik? Ez ote zaio falta gure erlijioari pobreekiko maitasun bizia? Ez ote zaigu falta Jesusen jarraitzaileen poza eta askatasuna?

ENS FALTA UNA COSA
José Antonio Pagola. Traductor: Francesc Bragulat

L'episodi és narrat amb una intensitat especial. Jesús es posa en camí cap a Jerusalem, però abans que s'allunyi d'aquell lloc, s’acosta "corrent" un desconegut que "s’agenolla" davant seu per retenir-lo. Necessita urgentment Jesús.

No és un malalt que demana curació. No és un leprós que, de terra estant, implora compassió. La seva petició és d'un altre ordre. El que ell busca en aquell mestre bo és llum per a orientar la seva vida: «Què haig de fer per a posseir la vida eterna?». No és una qüestió teòrica, sinó existencial. No parla en general; vol saber què ha de fer ell personalment.

Primer de tot, Jesús li recorda que «de bo, només n’hi ha un, que és Déu». Abans de plantejar què s'ha de "fer", hem de saber que vivim davant d'un Déu

Bo com ningú: en la seva bondat insondable hem de donar suport a la nostra vida. Després, li recorda «els manaments» d'aquest Déu Bo. Segons la tradició bíblica, aquest és el camí per a la vida eterna.

La resposta de l'home és admirable. Tot això ho he fet des de petit, però sent dintre seu una aspiració més profunda. Està cercant alguna cosa més. «Jesús se’l mirà i el va estimar». La seva mirada ja està expressant la relació personal i intensa que vol establir amb ell.

Jesús entén molt bé la seva insatisfacció: «només et falta una cosa». Seguint aquesta lògica de "fer" allò que està manat per a "posseir" la vida eterna, encara que visqui de manera irreprotxable, no quedarà plenament satisfet. En l'ésser humà hi ha una aspiració més profunda.

Per això, Jesús el convida a orientar la seva vida des d'una lògica nova. El primer és no viure agafat a les seves possessions («ven tot el que tens"). El segon, ajudar els pobres ("dóna-ho als pobres»). Finalment, «vine i segueix-me». Tots dos podran recórrer junts el camí cap al Regne de Déu (!).

L'home s'aixeca i s'allunya de Jesús. Oblida la seva mirada afectuosa i se'n va trist. Sap que mai no podrà conèixer l'alegria i la llibertat dels qui segueixen Jesús. Marc ens explica que "tenia molts béns".

No és aquesta la nostra experiència de cristians satisfets dels països rics? No vivim agafats pel benestar material? No li falta a la nostra religió l'amor pràctic als pobres? No ens falta l'alegria i la llibertat dels seguidors de Jesús? (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

acogida

acogida

27 Tiempo ordinario ( B ) Marcos 10,2-16
ACOGER A LOS PEQUEÑOS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 30/09/09.- El episodio parece insignificante. Sin embargo, encierra un trasfondo de gran importancia para los seguidores de Jesús. Según el relato de Marcos, algunos tratan de acercar a Jesús a unos niños y niñas que corretean por allí. Lo único que buscan es que aquel hombre de Dios los pueda tocar para comunicarles algo de su fuerza y de su vida. Al parecer, era una creencia popular.

Los discípulos se molestan y tratan de impedirlo. Pretenden levantar un cerco en torno a Jesús. Se atribuyen el poder de decidir quiénes pueden llegar hasta Jesús y quiénes no. Se interponen entre él y los más pequeños, frágiles y necesitados de aquella sociedad. En vez de facilitar su acceso a Jesús, lo obstaculizan.

Se han olvidado ya del gesto de Jesús que, unos días antes, ha puesto en el centro del grupo a un niño para que aprendan bien que son los pequeños los que han de ser el centro de atención y cuidado de sus discípulos. Se han olvidado de cómo lo ha abrazado delante de todos, invitándoles a acogerlos en su nombre y con su mismo cariño.

Jesús se indigna. Aquel comportamiento de sus discípulos es intolerable. Enfadado, les da dos órdenes: «Dejad que los niños se acerquen a mí. No se lo impidáis». ¿Quién les ha enseñado a actuar de una manera tan contraria a su Espíritu? Son, precisamente, los pequeños, débiles e indefensos, los primeros que han de tener abierto el acceso a Jesús.

La razón es muy profunda pues obedece a los designios del Padre: «De los que son como ellos es el reino de Dios». En el reino de Dios y en el grupo de Jesús, los que molestan no son los pequeños, sino los grandes y poderosos, los que quieren dominar y ser los primeros.

El centro de su comunidad no ha de estar ocupado por personas fuertes y poderosas que se imponen a los demás desde arriba. En su comunidad se necesitan hombres y mujeres que buscan el último lugar para acoger, servir, abrazar y bendecir a los más débiles y necesitados.

El reino de Dios no se difunde desde la imposición de los grandes sino desde la acogida y defensa a los pequeños. Donde éstos se convierten en el centro de atención y cuidado, ahí está llegando el reino de Dios, la sociedad humana que quiere el Padre. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

ACOLHER OS PEQUENOS
José Antonio Pagola. Tradução: Antonio Manuel Álvarez Pérez

O episódio parece insignificante. No entanto, contem um fundo de grande importância para os seguidores de Jesus. Segundo o relato de Marcos, alguns procuram aproximar de Jesus umas crianças que estão por perto. O único que pretendem é que aquele homem de Deus lhes possa tocar para comunicar-lhes algo da Sua força e da Sua vida. Ao que parece, era uma crença popular.

Os discípulos aborrecem-se e procuram impedir. Pretendem levantar um muro em torno de Jesus. Atribuem-se o poder de decidir quem pode chegar até Jesus e quem não pode. Interpõem-se entre Ele e os mais pequenos, frágeis e necessitados daquela sociedade. Em vez de facilitar o seu acesso a Jesus, obstaculizam-no.

Esqueceram-se já do gesto de Jesus que, uns dias antes, colocou no centro do grupo uma criança para que aprendam bem que são os pequenos os que hão de ser o centro de atenção e cuidado dos Seus discípulos. Esqueceram-se de como o abraçou diante de todos, convidando-os a acolher em Seu nome e com o Seu mesmo carinho.

Jesus indigna-se. Aquele comportamento dos Seus discípulos é intolerável. Aborrecido, dá-lhes duas ordens: «Deixai que as crianças se aproximem de Mim. Não o impeçam». Quem os ensinou a actuar de uma forma tão contrária ao Seu Espírito? São, precisamente, os pequenos, débeis e indefesos, os primeiros que hão de ter aberto o acesso a Jesus.

A razão é muito profunda pois obedece aos desígnios do Pai: «Dos que são como eles é o reino de Deus». No reino de Deus e no grupo de Jesus, os que incomodam não são os pequenos, mas os grandes e poderosos, os que querem dominar e ser os primeiros.

O centro da Sua comunidade não tem de estar ocupado por pessoas fortes e poderosas que se impõem aos outros desde cima. Na Sua comunidade necessitam-se homens e mulheres que procuram o último lugar para acolher, servir, abraçar e bendizer os mais débeis e necessitados.

O reino de Deus não se difunde com a imposição dos grandes mas desde o acolher e defender os pequenos. Onde estes se convertem no centro da atenção e cuidado, aí está chegando o reino de Deus, a sociedade humana que quer o Pai.

ACCOGLIERE I PICCOLI
José Antonio Pagola. Traduzione: Mercedes Cerezo

L’episodio sembra insignificante. E tuttavia racchiude una prospettiva di grande importanza per i seguaci di Gesù. Secondo il racconto di Marco, alcune persone cercano di avvicinare a Gesù i bambini e le bambine che scorrazzano lì intorno. L’unica cosa che cercano è che quell’uomo di Dio li possa toccare per comunicare loro qualcosa della sua forza e della sua vita. A quanto pare, questa era una credenza popolare.

I discepoli si infastidiscono e cercano di impedirlo. Pretendono di elevare una barriera intorno a Gesù. Si attribuiscono il potere di decidere chi può arrivare fino a Gesù e chi no. S’interpongono fra lui e i più piccoli, fragili e bisognosi di quella società. Invece di facilitare il loro accesso a Gesù, lo ostacolano,

Hanno già dimenticato il gesto di Gesù che, qualche giorno prima, ha posto al centro del gruppo un bambino perché imparino bene che sono i piccoli che devono essere al centro dell’attenzione e della cura dei suoi discepoli. Hanno dimenticato come lo ha abbracciato di fronte a tutti, invitandoli ad accogliere i piccoli nel suo nome e con la sua stessa tenerezza.

Gesù s’indigna. Quel comportamento dei suoi discepoli è intollerabile. Sdegnato, dà loro due ordini: “Lasciate che i bambini vengano a me. Non glielo impedite”. Chi ha insegnato loro ad agire in maniera così contraria al suo Spirito? Sono proprio i piccoli, deboli e indifesi, i primi che devono avere aperto l’accesso a Gesù.

La ragione è molto profonda perché obbedisce ai disegni del Padre: “A chi è come loro appartiene il Regno di Dio”. Nel Regno di Dio e nel gruppo di Gesù, quelli che molestano non sono i piccoli, ma i grandi e i potenti, quelli che vogliono dominare ed essere i primi.

Il centro della sua comunità non deve essere occupato da persone forti e potenti che si impongono agli altri dall’alto. Nella sua comunità c’è bisogno di donne e di uomini che cercano l’ultimo posto per accogliere, servire, abbracciare e benedire i più deboli e bisognosi.

Il Regno di Dio non si diffonde a partire dall’imposizione dei grandi ma dall’accoglienza e difesa dei piccoli. Dove i piccoli diventano il centro dell’attenzione e della cura, lì sta arrivando il Regno di Dio, la società umana che il Padre vuole.

ACCUEILLIR LES PETITS
José Antonio Pagola, Traducteur: Carlos Orduna, csv

L’épisode semble insignifiant. Il renferme cependant une toile de fond d’une grande importance pour les disciples de Jésus. D’après le récit de Marc, des gens essaient de rapprocher de Jésus des enfants, filles et garçons, qui jouent par là. La seule chose qu’ils cherchent c’est que cet homme de Dieu puisse les toucher pour leur communiquer quelque chose de sa force, de sa vie. C’était vraisemblablement une croyance populaire.

Les disciples se sentent dérangés et essaient de l’empêcher. Ils tentent d’élever un mur autour de Jésus. Ils s’attribuent le pouvoir de décider qui sont ceux qui peuvent accéder à Jésus ou pas. Ils s’interposent entre lui et les plus petits, fragiles et nécessiteux de cette société-là. Au lieu de faciliter leur accès à Jésus, ils constituent un obstacle.

Ils ont déjà oublié le geste de Jésus qui, quelques jours auparavant, a mis un enfant au milieu du groupe, afin qu’ils apprennent bien que ce sont les plus petits qui doivent être le centre de l’attention et du soin de ses disciples. Ils ont oublié comment Jésus l’a embrassé devant tous, les invitant à l’accueillir en son nom et avec sa même affection.

Jésus s’indigne. Il trouve intolérable le comportement de ces disciples. Fâché, il leur donne deux ordres : « Laissez les enfants venir à moi. Ne les en empêchez pas » Qui leur a appris à agir d’une façon aussi contraire à son Esprit? Ce sont justement les petits, les faibles et sans défense qui doivent, en premier, avoir l’accès ouvert à Jésus.

La raison en est très profonde car elle obéit aux desseins du Père : « C’est à ceux qui leur ressemblent qu’appartient le règne de Dieu » Ce ne sont pas les plus petits (ceux) qui dérangent dans le règne de Dieu et dans le groupe de Jésus, mais les grands et les puissants, ceux qui veulent dominer et être les premiers.

Le centre de sa communauté ne doit pas être occupé par des personnes fortes et puissantes s’imposant aux autres d’en haut. Sa communauté a besoin d’hommes et de femmes qui cherchent la dernière place afin d’accueillir, de servir, d’embrasser et de bénir les plus faibles et nécessiteux.

Ce n’est pas parce que les grands l’imposent que le règne de Dieu se répand, mais parce que les petits sont accueillis et défendus. Là où ceux-ci deviennent le centre d’attention et de soin, là est en train d’arriver le règne de Dieu, la société humaine voulue par le Père.

THE KINGDOM OF HEAVEN IS THEIRS
José Antonio Pagola. Translator: José Antonio Arroyo

This gospel incident seems quite trivial, but it is very important if we really want to understand Jesus’ kingdom of heaven. Mark’s story tells us about how some people were bringing their children to Jesus, “for him to touch them.” His fame as a prophet had already spread about the region, and they wanted their children to be blessed by His divine strength. Such was His popularity.

The disciples, on the other hand, were annoyed and were trying to keep them at a distance. They acted as bodyguards around Jesus, as if they had the authority to decide who could get to Jesus or not. They stood as a barrier between Him and the little ones, the nameless or little known in the crowd. Instead of helping them to come to Jesus, they blocked their way and kept them at a distance.

Evidently, those disciples had already forgotten how Jesus, a few days earlier, had himself invited a little child to stand in front of a group. He then told them that the kingdom of heaven belongs to people like that child. Jesus wanted his disciples to pay special attention and take special care to them. The disciples had forgotten how Jesus embraced the child, and invited everyone to take care of them.

That’s why Jesus was definitely annoyed, “indignant”, and ordered them “to let the little children come to him;” “do not stop them!” How could they have act in a manner so contrary to His Spirit? As Jesus had always said, the little ones, the poor and the least of society were to be first ones to be sought and be taken care of.

The reason for this preference was ultimately his Father’s wish: “It is to such as these that the kingdom of God belongs.” In his Father’s kingdom, as well as in Jesus’ company, children are never unwelcome. We cannot say the same about the rich and the powerful, or those who want to dominate and be first at every banquet.

The heart of every Christian community must be formed not exactly by the famous and powerful who can rule over the rest from the top. A real community needs men and women who seek the lowest places and are willing to help others, serve, embrace and bless the weak and the needy.

The kingdom of God will never spread by the power and influence of the rich and famous, but by welcoming the poor and the little ones. It is only when these little ones of society become the centre of attention and concern of the Christian community that the Kingdom of God will become present – a just society in which everyone is equally welcome.

TXIKIAK ONARTU
José Antonio Pagola. Itzultzailea: Dionisio Amundarain

Pasadizo honek gauza ezdeusa ematen du. Halere, inportantzia handiko hondoa du Jesusen jarraitzaileentzat. Markosen kontakizunaren arabera, zenbait jendek Jesusengana eraman nahi ditu han inguruan jolasean ari diren haur batzuk. Jende horrek nahi duen gauza bakarra Jesusek uki ditzan da, bere indarrez eta bere biziaz apur bat kutsa ditzan. Itxuraz, uste herrikoia zen hori.

Ikasleei gogaikarri gertatu zaie hori, eta saihestu egin nahi dituzte haurrak. Hesia eratu nahi dute Jesusen inguruan. Beren buruari egotzi nahi diote Jesusengana zein iritsi eta zein ez erabakitzeko ahala. Jesusen eta txikienen, ahulenen eta gizartean premiarik handiena dutenen artean jarri dira berak. Jesusengan iristea erraztu ordez, zaildu egin dute.

Ahaztu egin dira jada Jesusen keinuaz, egun batzuk lehenago taldearen erdian Jesusek haur bat jarri izanaz, ikas dezaten ezen txikienek izan behar dutela ikasleen arduraren eta arretaren erdigune. Ahaztu egin dira guztien aurrean haurra besarkatu duela, gonbidatu dituelarik bere izenean eta bere txera beraz halakoak onar ditzaten.

Hori ikusirik, haserretu egin da Jesus. Ikasleen portaera hori jasanezina du. Eta, haserre, bi agindu hauek eman dizkie: «Utzi haurrei nigana hurbiltzen. Ez eragotzi». Zeinek irakatsi die, ordea, Jesusen Espirituaren hain kontrakoa den era horretan jokatzen? Hain juxtu, txikiak, makalak eta babesgabeak dira Jesusengana hurbiltzeko aukera izan behar duten lehenengoak.

Oso sakona da arrazoia; Aitaren asmoari dagokiona izaki: «Horiek bezalako direnena da Jainkoaren Erreinua». Jainkoaren erreinuan eta Jesusen taldean, txikiak ez, baizik handiak eta boteretsuak dira gogaikarri, hau da, dominatu eta lehenengo izan nahi dutenak.

Elkartearen erdigunea ez du bete behar jende indartsu eta boteretsuak, gainerakoei goitik behera begiratzen dienak. Aitzitik, Jesusen elkartean honelako jendea behar da: azken postuaren bila dabilena ahulenak eta premia handienekoak onartzeko, zerbitzatzeko, besarkatzeko eta bedeinkatzeko.

Hain zuzen, Jainkoaren erreinua ezin zabaldu da handien gogo-ezarpenaz, baizik txikiak onartuz eta defendatuz. Azken hauek arduraren eta arretaren erdigune direnean, hor ari da garatzen Jainkoaren erreinua, Aitak gogoko duen gizartea, alegia.

ACOLLIR ELS PETITS
José Antonio Pagola. Traductor: Francesc Bragulat

L’episodi sembla insignificant. No obstant això, amaga un rerefons de gran importància per als seguidors de Jesús. Segons el relat de Marc, alguns proven d’apropar a Jesús uns nens i nenes que corren per allà. L’únic que busquen és que aquell home de Déu els pugui tocar per a comunicar-los un xic de la seva força i de la seva vida. Pel que sembla, era una creença popular.

Els deixebles es molesten i intenten impedir-ho. Pretenen establir un clos al voltant de Jesús. S’atribueixen el poder de decidir qui pot arribar fins a Jesús i qui no. S’interposen entre ell i els més petits, fràgils i necessitats d’aquella societat. En comptes de facilitar el seu accés a Jesús, l’obstaculitzen.

Ja s’han oblidat del gest de Jesús que, uns dies abans, va posar en el centre del grup un nen perquè aprenguin bé que són els petits els qui han de ser el centre d’atenció i cura dels seus deixebles. S’han oblidat de com va abraçar-lo davant de tots, convidant-los a acollir-los en el seu nom i amb el mateix afecte.

Jesús s’indigna. Aquell comportament dels seus deixebles és intolerable. Enfadat, els dóna dues ordres: "Deixeu que els infants vinguin a mi. No els ho impediu". Qui els ha ensenyat a actuar d’una manera tan contrària al seu Esperit? Són, precisament, els petits, els febles i els indefensos, els primers que han de tenir obert l’accés a Jesús.

La raó és molt profunda ja que obeeix els designis del Pare: "el regne de Déu és dels qui són com ells." Al regne de Déu i en el grup de Jesús, els qui molesten no són els petits, sinó els grans i els poderosos, els que volen dominar i ser els primers.

El centre de la seva comunitat no ha d’estar ocupat per persones fortes i poderoses que s’imposen als altres des de dalt. En la seva comunitat es necessiten homes i dones que cerquen l’últim lloc per acollir, per servir, per abraçar i beneir els més febles i necessitats.

El regne de Déu no es difon des de la imposició dels grans sinó des de l’acolliment i la defensa dels petits. Allà on aquests es converteixen en el centre d’atenció i cura, és on hi està arribant el regne de Déu, la societat humana que vol el Pare.

acercarse

acercarse

25 Tiempo ordinario ( B ) Marcos 9, 30-37
DOS ACTITUDES MUY DE JESÚS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 16/09/09.- El grupo de Jesús atraviesa Galilea camino de Jerusalén. Lo hacen de manera reservada, sin que nadie se entere. Jesús quiere dedicarse enteramente a instruir a sus discípulos. Es muy importante lo que quiere grabar en sus corazones: su camino no es un camino de gloria, éxito y poder. Es lo contrario: conduce a la crucifixión y al rechazo, aunque terminará en resurrección.

A los discípulos no les entra en la cabeza lo que les dice Jesús. Les da miedo hasta preguntarle. No quieren pensar en la crucifixión. No entra en sus planes ni expectativas. Mientras Jesús les habla de entrega y de cruz, ellos hablan de sus ambiciones: ¿quién será el más importante en el grupo? ¿quién ocupará el puesto más elevado? ¿quién recibirá más honores?

Jesús «se sienta». Quiere enseñarles algo que nunca han de olvidar. Llama a los Doce, los que están más estrechamente asociados a su misión y los invita a que se acerquen, pues los ve muy distanciados de él. Para seguir sus pasos y parecerse a él han de aprender dos actitudes fundamentales.

Primera actitud: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y servidor de todos». El discípulo de Jesús ha de renunciar a ambiciones, rangos, honores y vanidades. En su grupo nadie ha de pretender estar sobre los demás. Al contrario, ha de ocupar el último lugar, ponerse al nivel de quienes no tienen poder ni ostentan rango alguno. Y, desde ahí, ser como Jesús: «servidor de todos»

La segunda actitud es tan importante que Jesús la ilustra con un gesto simbólico entrañable. Pone a un niño en medio de los Doce, en el centro del grupo, para que aquellos hombres ambiciosos se olviden de honores y grandezas, y pongan sus ojos en los pequeños, los débiles, los más necesitados de defensa y cuidado.

Luego, lo abraza y les dice: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí». Quien acoge a un "pequeño" está acogiendo al más "grande", a Jesús. Y quien acoge a Jesús está acogiendo al Padre que lo ha enviado. Un Iglesia que acoge a los pequeños e indefensos está enseñando a acoger a Dios. Una Iglesia que mira hacia los grandes y se asocia con los poderosos de la tierra está pervirtiendo la Buena Noticia de Dios anunciada por Jesús. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

DUAS ATITUDES MUITO DE JESUS
José Antonio Pagola. Tradução: Antonio Manuel Álvarez Pérez

O grupo de Jesus atravessa a Galileia a caminho de Jerusalém. Fazem-no de forma reservada, sem que ninguém se inteire. Jesus quer dedicar-se inteiramente a instruir os Seus discípulos. É muito importante o que quer gravar nos seus corações: o seu caminho não é um caminho de glória, êxito e poder. É o contrário: conduz à crucifixão e à rejeição, apesar de que terminará em ressurreição.

Aos discípulos não lhes entra na cabeça o que lhes diz Jesus. Dá-lhes medo até perguntar-Lhe. Não querem pensar na crucifixão. Não entra nos seus planos nem expectativas. Enquanto Jesus lhes fala de entrega e da cruz, eles falam das suas ambições: Quem será o mais importante do grupo? Quem ocupará o posto mais elevado? Quem receberá mais honras?

Jesus «senta-se». Quer ensinar-lhes algo que nunca hão de se esquecer. Chama os Doze, os que estão mais estreitamente associados à Sua missão e convida-os a que se aproximem, pois vê-os muito distanciados Dele. Para seguir os Seus passos e parecer-se a Ele têm de aprender duas atitudes fundamentais.

Primeira atitude: «Quem queira ser o primeiro, que seja o último de todos e servidor de todos». O discípulo de Jesus tem de renunciar às ambições, cargos, honras e vaidades. No Seu grupo ninguém está acima dos outros. Pelo contrário, há de ocupar o último lugar, colocar-se ao nível de quem não tem poder nem ostenta categoria alguma. E, desde aí, ser como Jesus: «servidor de todos»

A segunda atitude é tão importante que Jesus a ilustra com um gesto simbólico profundo. Coloca uma criança no meio dos Doze, no centro do grupo, para que aqueles homens ambiciosos se esqueçam de honras e grandezas, e ponham os seus olhos nos pequenos, os débeis, os mais necessitados de defensa e cuidado.

Logo, os abraça e lhes diz: «O que acolhe a uma criança como esta em Meu nome, acolhe-me a Mim». Quem acolhe um "pequeno" está acolhendo o maior, a Jesus. E quem acolhe a Jesus está acolhendo o Pai que O enviou. Um Igreja que acolhe os pequenos e indefesos está ensinando a acolher a Deus. Uma Igreja que olha para os grandes e se associa com os poderosos da terra está pervertendo a Boa Nova de Deus anunciada por Jesus.

DUE ATTEGGIAMENTI TIPICI DI GESÙ
José Antonio Pagola. Traduzione: Mercedes Cerezo

Il gruppo di Gesù attraversa la Galilea verso Gerusalemme. Lo fanno in modo riservato, senza che nessuno se ne accorga. Gesù vuole dedicarsi interamente a istruire i suoi discepoli. È molto importante quello che vuole imprimere nei loro cuori: la sua via non è una via di gloria, successo e potere. È il contrario: conduce alla crocifissione e al rifiuto, anche se terminerà nella risurrezione.

Ai discepoli non entra nella testa quel che dice Gesù. Temono persino di interrogarlo. Non vogliono pensare alla crocifissione. Non entra nei loro piani né nelle loro aspettative. Mentre Gesù parla loro di consegna e di croce, essi parlano delle loro ambizioni: Chi sarà il più importante nel gruppo? Chi occuperà il posto più elevato? Chi riceverà più onori?

Gesù “si siede”. Vuole insegnare loro qualcosa che non devono mai dimenticare. Chiama i Dodici, quelli che sono più strettamente associati alla sua missione e li invita ad avvicinarsi, perché vede che prendono le distanze da lui. Per seguire i suoi passi e assomigliare a lui, devono imparare due atteggiamenti fondamentali.

Primo atteggiamento: “Chi vuole essere il primo, sia l’ultimo di tutti e servo di tutti”. Il discepolo di Gesù deve rinunciare ad ambizioni, ranghi, onori e vanità. Nel suo gruppo nessuno deve pretendere di stare sopra gli altri. Al contrario, deve occupare l’ultimo posto, porsi al livello di quelli che non hanno potere né ostentano alcun rango. E, da lì, essere come Gesù: “servo di tutti”.

Il secondo atteggiamento è così importante che Gesù lo illustra con un tenero gesto simbolico. Pone un bambino in mezzo ai Dodici, al centro del gruppo, perché quegli uomini ambiziosi dimentichino onori e grandezze, e rivolgano gli occhi sui piccoli, i deboli, i più bisognosi di difesa e di cura.

Poi l’abbraccia e dice loro: “Chi accoglie un bambino come questo nel mio nome, accoglie me”. Chi accoglie un “piccolo”, sta accogliendo il più “grande”, Gesù. E chi accoglie Gesù, sta accogliendo il Padre che lo ha inviato. Una Chiesa che accoglie i piccoli e gli indifesi sta insegnando ad accogliere Dio. Una Chiesa che guarda verso i grandi e si allea con i potenti della terra sta pervertendo la Buona Notizia di Dio annunciata da Gesù.

DEUX ATTITUDES BIEN DE JESUS
José Antonio Pagola, Traducteur: Carlos Orduna, csv

Chemin faisant vers Jérusalem, le groupe de Jésus traverse la Galilée. Jésus veut se consacrer entièrement à instruire ses disciples. Ce qu’il veut laisser gravé dans leurs cœurs est très important : sa route n’est pas un chemin de gloire, de succès ni de pouvoir. Bien au contraire : c’est un chemin qui mène à la crucifixion et au refus, même s’il finira en résurrection.

Ce que Jésus leur dit ne rentre pas dans la tête des disciples. Ils ont même peur de lui poser des questions. Ils ne veulent pas penser à la crucifixion. Cela ne fait pas partie de leurs projets ni de leurs attentes. Alors que Jésus leur parle de don et de croix, eux, ils parlent de leurs ambitions : Qui sera le plus important du groupe ? Qui occupera le poste le plus élevé ? Qui recevra le plus d’honneurs ?

Jésus « s’assoit ». Il veut leur apprendre quelque chose qu’ils ne devront jamais oublier. Il appelle les Douze, ceux qui ont été plus étroitement associés à sa mission, et il les invite à se rapprocher car il les voit très éloignés de lui. Pour marcher dans ses pas et lui ressembler, ils auront à apprendre deux attitudes fondamentales.

Première attitude : « Celui qui veut être le premier, qu’il soit le dernier et le serviteur de tous ». Le disciple de Jésus doit renoncer aux ambitions, aux rangs, aux honneurs et aux vanités. Personne dans son groupe ne doit prétendre dominer les autres. Bien au contraire, le disciple doit occuper la dernière place, se mettre au niveau des sans - pouvoir et de ceux qui ne jouissent d’aucun rang. Et à partir de là, être, comme Jésus, « serviteur de tous ».

La deuxième attitude est tellement importante que Jésus l’éclaire d’un geste intime et symbolique. Il place un enfant au milieu des Douze, au cœur du groupe, afin que ces hommes ambitieux oublient honneurs et grandeurs et fixent leur regard sur les petits, les faibles et sur ceux qui ont le plus besoin de défense et de protection.

Ensuite, il l’embrasse et leur dit : « Celui qui accueille en mon nom un enfant semblable à celui-ci, c’est moi qu’il accueille ». Celui qui accueille un « petit » est donc en train d’accueillir le plus « grand », Jésus. Et celui qui accueille Jésus, accueille le Père qui l’a envoyé. Une Eglise qui accueille les petits et les sans défense est en train d’enseigner à accueillir Dieu. Une Eglise qui regarde les grands et qui s’associe aux puissants de la terre est en train de pervertir la Bonne Nouvelle de Dieu annoncée par Jésus.

JESUS’ OPEN INVITATION
José Antonio Pagola. Translator: José Antonio Arroyo

Jesus’ disciples were travelling through Galilee on their way to Jerusalen, and very few people really were following them. Jesus “did not want anyone to know” about his impending future. Jesus needed all his time to instruct his disciples about something very important: that his way did not lead to glory, fame and power. On the contrary, it would take him to the cross and total rejection; it would end, however, in the resurrection.

The disciples, of course, could not understand anything Jesus was telling them. They did not even dare to ask him. The crucifixion was totally out of the way, and they were afraid to ask him about it. While Jesus kept talking about

how he would be delivered, the disciples were arguing about who will be the greatest among them.

So Jesus went inside the house, sat down and began to teach them something he wanted them to remember very well. He was addressing the Twelve, those who had been closely associated with him and his mission; he invited them to get close to him and pay a lot of attention. If they wanted really to be his disciples, he said to them, they would have to follow Him and understand very well two very fundamental principles.

The first principle would be: “Anyone who wants to be first must make himself last of all and servant of all.” Jesus’ disciples must renounce all sort of ambitions, rewards and honours. No one belonging to Him must seek to be above the others. On the contrary, everyone must seek the last place and be of service to everyone else. In one word, in imitation of Jesus, everyone should be a servant of all.

The second principle or attitude is so important that Jesus illustrated it with a symbolic gesture of unusual tenderness. He then took a little child and set him in front of the Twelve, to teach those ambitious men to give up their dreams of glory and power – and, instead, address their attention to the little ones, the weak and those in need of help and support.

Jesus, then, put his hands around that child and said to them: “Anyone who welcomes one of these little children in my name, welcomes me.” Whoever welcomes a little one is actually welcoming the greatest of all, Jesus.

And anyone who welcomes me welcomes the one who sent me, my Father. And so a Church that welcomes the little ones and the defenceless is showing others how to welcome God. While any Church that favours the great and the powerful of this world will distort the Good News that Jesus came to announce.

BI JARRERA OSO BEREZI JESUSENGAN
José Antonio Pagola. Itzultzailea: Dionisio Amundarain

Jesusen taldea Galilean barna doa Jerusalemera bidean. Modu isilean doaz, inor konturatu gabe. Bere ikasleak eskolatzeari ekin nahi dio Jesusek bete-betean. Joan-etorri handikoa da haien bihotzean grabatu nahi duena: bere bidea ez da aintzaren, arrakastaren eta boterearen bidea. Kontrakoa da: gurutzera darama eta ukatua izatera, nahiz piztueran amaituko den.

Ikasleei ez zaie buruan sartzen Jesus esaten ari zaiena. Beldurra ematen die hari galdetzeak berak. Ez dute pentsatu ere nahi gurutzean josia izan beharra. Ez dator hori haien planekin bat, ezta espero dutenarekin ere. Jesus buru-eskaintzaz eta gurutzeaz mintzo zaien bitartean, beren handinahiez mintzo dira haiek: zein izango da handiena taldean?, zein izango da buru?, zein ohoratuena?

Jesus «eseri egin da». Inoiz ere ahaztuko ez duten zerbait irakatsi nahi die. Hamabiei dei egin die, bere egitekoari atxikienik dauden haiei, eta hurbiltzeko gonbita egin die, beragandik urrun samar baitakusa. Bere urratsei jarraitu eta bere antzeko izateko, oinarrizko bi jarduera ikasi beharra dute.

Lehen jarrera: «Lehenengo izan nahi duena, izan dadila guztietan azkena eta guztien zerbitzari». Jesusen ikasleak uko egin beharra die bai handinahiari, bai goi-mailari, bai ohoreari eta harrokeriari. Taldeko inork ez du jo behar gainerakoen gain egotera. Aitzitik, azken postua hartu behar du, botererik eta goi-mailarik ez dutenen mailan bizi behar du. Eta, horrela, Jesus bezalako izan: «guztien zerbitzari».

Bigarren jarrera: hain inportantea da, non keinu sinboliko bihozkoiaz argitzen baitie Jesusek. Haur bat jarri du Hamabien erdian, taldearen erdi-erdian, handinahiak hartuak diren gizon haiek ohoreez eta handikeriaz ahaztu eta begiak txikiengan, ahulengan, babes- ta zaintza-premiarik handiena behar dutenengan ezar ditzaten.

Ondoren, haurra besarkatu eta diotse: «Hau bezalako haur bat nire izenean onartzen duenak, ni neu onartzen nau». «Txiki bat» onartzen duena, munduan denik «handiena», Jesus, onartzen ari da. Eta Jesus onartzen ari dena, hura bidali duen Aita onartzen ari da. Txikiak eta babes gabeak onartzen ari den Eliza, Jainkoa nola onartu irakasten ari da. Aldiz, handikiei begira bizi den eta boteretsuekin bat egiten duen Eliza, Jesusek hots egin duen Jainkoaren Berri Ona nahasten eta gaiztotzen ari da.

colaborar

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24 Tiempo ordinario (B) Marcos 8, 27-35
RECONOCER A JESÚS EL CRISTO
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 09/09/09.- El episodio ocupa un lugar central y decisivo en el relato de Marcos. Los discípulos llevan ya un tiempo conviviendo con Jesús. Ha llegado el momento en que se han de pronunciar con claridad. ¿A quién están siguiendo? ¿Qué es lo que descubren en Jesús? ¿Qué captan en su vida, su mensaje y su proyecto?

Desde que se han unido a él, viven interrogándose sobre su identidad. Lo que más les sorprende es la autoridad con que habla, la fuerza con que cura a los enfermos y el amor con que ofrece el perdón de Dios a los pecadores. ¿ Quién es este hombre en quien sienten tan presente y tan cercano a Dios como Amigo de la vida y del perdón?

Entre la gente que no ha convivido con él se corren toda clase de rumores, pero a Jesús le interesa la posición de sus discípulos: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». No basta que entre ellos haya opiniones diferentes más o menos acertadas. Es fundamental que los que se han comprometido con su causa, reconozcan el misterio que se encierra en él. Si no es así, ¿quién mantendrá vivo su mensaje? ¿qué será de su proyecto del reino de Dios? ¿en qué terminará aquel grupo que está tratando de poner en marcha?

Pero la cuestión es vital también para sus discípulos. Les afecta radicalmente. No es posible seguir a Jesús de manera inconsciente y ligera. Tienen que conocerlo cada vez con más hondura. Pedro, recogiendo las experiencias que han vivido junto a él hasta ese momento, le responde en nombre de todos: «Tú eres el Mesías».

La confesión de Pedro es todavía limitada. Los discípulos no conocen aún la crucifixión de Jesús a manos de sus adversarios. No pueden ni sospechar que será resucitado por el Padre como Hijo amado. No conocen experiencias que les permitan captar todo lo que se encierra en Jesús. Solo siguiéndolo de cerca, lo irán descubriendo con fe creciente.

Para los cristianos es vital reconocer y confesar cada vez con más hondura el misterio de Jesús el Cristo. Si ignora a Cristo, la Iglesia vive ignorándose a sí misma. Si no lo conoce, no puede conocer lo más esencial y decisivo de su tarea y misión. Pero, para conocer y confesar a Jesucristo, no basta llenar nuestra boca con títulos cristológicos admirables. Es necesario seguirlo de cerca y colaborar con él día a día. Ésta es la principal tarea que hemos de promover en los grupos y comunidades cristianas. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

RECONHECER A JESUS O CRISTO
José Antonio Pagola. Tradução: Antonio Manuel Álvarez Pérez

O episódio ocupa um lugar central e decisivo no relato de Marcos. Os discípulos levam já algum tempo convivendo com Jesus. Chegou o momento em que se têm de pronunciar com claridade. A quem estão seguindo? Que é que descobrem em Jesus? Que captam nas suas vidas, a Sua mensagem e o Seu projecto?

Desde que se uniram a Ele, vivem interrogando-se sobre a Sua identidade. O que mais os surpreende é a autoridade com que Lhes fala, a força com que cura os doentes e o amor com que oferece o perdão de Deus aos pecadores. Quem é este homem em quem sentem tão presente e tão próximo a Deus como Amigo da vida e do perdão?

Entre as pessoas que não conviveram com Ele corre variados rumores, mas a Jesus interessa-lhe a posição dos Seus discípulos: «E vós, quem dizeis que Eu sou?». Não basta que entre eles haja opiniões diferentes mais ou menos acertadas. É fundamental que os que se comprometeram com a Sua causa, reconheçam o mistério que se encerra Nele. Si não é assim, quem manterá vivo a Sua mensagem? Que será do Seu projecto de reino de Deus? Em que terminará aquele grupo que está tratando de pôr em marcha?

Mas a questão é vital também para os Seus discípulos. Afecta-os radicalmente. Não é possível seguir Jesus de forma inconsciente e ligeira. Têm de o conhecer cada vez com mais profundidades. Pedro, recolhendo as experiências que viveram junto a Ele até esse momento, responde-Lhe em nome de todos: «Tu és o Messias».

A confissão de Pedro é todavia limitada. Os discípulos não conhecem ainda a crucificação de Jesus às mãos dos Seus adversários. Não podem nem suspeitar que será ressuscitado pelo Pai como Filho amado. Não conhecem experiências que lhes permitam captar tudo o que se encerra em Jesus. Só seguindo de perto, o irão descobrindo com fé crescente.

Para os cristãos é vital reconhecer e confessar cada vez com mais profundidade o mistério de Jesus o Cristo. Se se ignora a Cristo, a Igreja vive ignorando-se a si mesma. Si não O conhece, não pode conhecer o mais essencial e decisivo da Sua tarefa e missão. Mas, para conhecer e confessar a Jesus Cristo, não basta encher a nossa boca com títulos cristianológicos admiráveis. É necessário segui-lo de perto e colaborar con Ele dia a dia. Esta é a principal tarefa que temos de promover nos grupos e comunidades cristãs.

RICONOSCERE GESÙ IL CRISTO
José Antonio Pagola. Traduzione: Mercedes Cerezo

L’episodio occupa un posto centrale e decisivo nel racconto di Marco. I discepoli hanno già vissuto un certo tempo con Gesù. È arrivato il momento in cui si devono pronunciare con chiarezza. Chi stanno seguendo? Che cosa scoprono in Gesù? Che cosa colgono nella sua vita, nel suo messaggio e nel suo progetto?

Da quando si sono uniti a lui, vivono interrogandosi sulla sua identità. Quello che più li sorprende è l’autorità con cui parla, la forza con cui guarisce gli infermi e l’amore con cui offre il perdono di Dio ai peccatori. Chi è quest’uomo nel quale sentono così presente e così vicino Dio come Amico della vita e del perdono?

Fra la gente che non ha vissuto con lui corre ogni genere di voci, ma a Gesù interessa la posizione dei suoi discepoli: “E voi chi dite che io sia?”. Non basta che ci siano opinioni diverse più o meno opportune. È fondamentale che quelli che si sono impegnati nella sua causa, riconoscano il mistero che si racchiude in lui. Se non è così, chi manterrà vivo il suo messaggio? Che avverrà del suo progetto del regno di Dio? Come finirà quel gruppo che sta cercando di mettere in marcia?

Ma la questione è vitale anche per i suoi discepoli. Li tocca radicalmente. Non è possibile seguire Gesù in maniera incosciente e superficiale. Devono conoscerlo sempre più in profondità. Pietro, raccogliendo le esperienze che hanno vissuto insieme a lui fino a quel momento, gli risponde a nome di tutti: “Tu sei il Messia”.

La confessione di Pietro è ancora limitata. I discepoli non conoscono ancora la crocifissione di Gesù per mano dei suoi avversari. Non possono nemmeno sospettare che sarà risuscitato dal Padre come Figlio amato. Non conoscono esperienze che permettano loro di cogliere tutto quello che si racchiude in Gesù. Solo seguendolo da vicino, lo andranno scoprendo con fede crescente.

Per i cristiani è vitale riconoscere e confessare con sempre maggiore profondità il mistero di Gesù il Cristo. Se ignora Cristo, la Chiesa vive ignorando se stessa. Se non lo conosce, non può conoscere il nucleo più essenziale e decisivo del suo compito e della sua missione. Ma per conoscere e confessare Gesù Cristo, non basta riempire la bocca di mirabili titoli cristologici. È necessario seguirlo da vicino e collaborare con lui giorno dopo giorno. Questo è il principale impegno che dobbiamo promuovere nei gruppi e nelle comunità cristiane.

RECONNAITRE JESUS LE CHRIST
José Antonio Pagola, Traducteur: Carlos Orduna, csv

L’épisode occupe un lieu central et décisif dans le récit de Marc. Cela fait déjà un bon moment que les disciples vivent avec Jésus. Le temps de se prononcer clairement est arrivé. Qui suivent-ils ? Que découvrent-ils chez Jésus ? Que saisissent-ils de sa vie, de son message, de son projet ?

Depuis qu’ils ont adhéré à Jésus, ils s’interrogent continuellement sur son identité. Ce qui les surprend le plus c’est l’autorité avec laquelle il parle, la force avec laquelle il guérit les malades et l’amour avec lequel il offre aux pécheurs le pardon de Dieu. Qui est cet homme chez qui l’on ressent, si présent et si proche, ce Dieu, Ami de la vie et du pardon ?

Parmi les gens qui n’ont pas vécu avec lui, toute sorte de rumeurs ont cours. Mais Jésus est intéressé par la position de ses disciples : « Et vous, que dites-vous, pour vous qui suis-je ? » Il ne suffit pas qu’il y ait chez eux des opinions diverses, plus ou moins exactes. L’essentiel c’est que ceux qui se sont engagés avec sa cause reconnaissent le mystère enfermé en lui. S’il n’est pas ainsi, qui maintiendra vivant son message ? Qu’arrivera-t-il de son projet du royaume de Dieu ? Qu’adviendra-t-il du groupe qu’il essaie de mettre en route ?

Mais la question vitale s’adresse aussi à ses disciples. Elle les touche radicalement. On ne peut pas suivre Jésus inconsciemment ou à la légère. Ils doivent le connaître de plus en plus profondément. Pierre, rassemblant les expériences vécues jusqu’à ce moment auprès de lui, lui répond au nom de tous : « Tu es le Messie ».

La confession de Pierre est encore limitée. Les disciples ne connaissent pas encore la crucifixion de Jésus aux mains de ses adversaires. Ils ne peuvent même pas soupçonner qu’il sera ressuscité par le Père en tant que Fils aimé. Ils n’ont pas vécu des expériences leur permettant de saisir tout ce qui est caché en Jésus. Ce n’est qu’en le suivant de près, qu’ils pourront le découvrir avec une foi croissante.

Il est vital pour les chrétiens de reconnaître et de confesser avec de plus en plus de profondeur, le mystère de Jésus le Christ. Si elle ignore le Christ, l’Eglise vit en s’ignorant elle-même. Si elle ne le connaît pas, elle ne peut pas connaître le plus essentiel et décisif de sa tâche et de sa mission. Mais pour connaître et pour confesser Jésus-Christ, il ne suffit pas de remplir notre bouche d’admirables titres christologiques. Il faut le suivre de près et collaborer avec lui au jour le jour. C’est-là la première tâche à promouvoir dans nos groupes et dans nos communautés chrétiennes.

RECOGNIZING THE REAL JESUS
José Antonio Pagola. Translator: José Antonio Arroyo

This gospel incident occupies a central and important place in Mark’s Gospel. The disciples had already lived with Jesus for quite some time. The time has come for them to say openly what their intentions are: Whom are they following? What does Jesus mean to them? What do they think about his life, message and project?

From the first day they had joined Jesus, they kept asking themselves about His identity. They were always surprised by the authority with which He spoke, by his power to heal the sick and the love and forgiveness from God that He showed to all sinners. Who could this man be, whom they perceive so close to God and such friend of life and forgiveness?

The people who had not lived close to Him have spread all sorts of rumours; but Jesus is mostly interested in what His disciples think: “But you, who do you say that I am?” It was not enough to gather their different and individual opinions. Being totally committed to His cause, they ought to recognize the mystery behind His preaching. Who else could keep alive His project – the kingdom of God? What is the future of this group of disciples He has been selecting with so much care?

The question is equally vital for his disciples. It affects them personally. They could not follow Jesus too long in a casual and uncommitted manner. They ought to see and know him with much more depth. Peter, recollecting all the experiences he had shared with Him up till this moment, answers Jesus’ question on behalf of all: “Your are the Messiah.”

Peter’s confession, of course, isn’t yet definitive. The disciples have no knowledge yet of Jesus’ crucifixion at the hands of His enemies. They can’t even suspect that His Father will raise him from death, as His beloved Son. In fact, they haven’t yet experienced so many other things about Jesus. In the months ahead, following Jesus day by day, their faith will discover more and more things.

For us Christians, it is imperative that we recognize and discover the mysteries of Jesus Christ with greater depth. The Church, too, must keep unravelling Christ’s mysteries, if it wants to know its own task and mission. And to know and profess Jesus’ message and kingdom, it is not enough to preach and celebrate Christ’s liturgical titles. What we really need is to follow His call and project day by day.

And this must be promoted within all Christian groups and communities.

JESUS KRISTO EZAGUTU
José Antonio Pagola. Itzultzailea: Dionisio Amundarain

Gaurko pasarte hau erdigunea da eta erabakitzailea Markosen kontakizunean. Ikasleek denboralditxoa daramate jada Jesusekin bizitzen. Iritsia dute beren hautua argi eta garbi egiteko ordua. Zeinen jarraitzaile dira? Zer da Jesusengan aurkitu dutena? Zer atzeman dute haren bizian, haren mezuan, haren egitasmoan?

Harekin ibiltzen hasi diren momentutik, galde eta galde ari dira Jesusen nortasunaz. Hau da haren baitan sumatu duten gauzarik harrigarriena: hitz egitean nabari zaion aginpidea, gaixoak sendatzeko duen ahala, bekatariei Jainkoaren barkazioa eskaintzeko duen maitasuna. Nor da gizon hau, zeinengan hain presente eta hain hurbil sumatzen baitute Jainkoa, biziaren eta barkazioaren Adiskide bezala?

Harekin bizi izan ez den jendeagan mila zurrumurru dabil, baina bere ikasleen jarrera zaio axola Jesusi: «Eta zuek, nor naizela diozue?» Ez da aski haien artean iritzi desberdinak izatea, gutxi-asko zuzenak. Funtsezkoa da Jesusen arazoan bat egin dutenek haren baitako misterioa ezagut dezaten. Horrela ez bada, zeinek gordeko du bizirik haren mezua?, zer gertatuko zaio Jainkoaren erreinuaz hark duen egitasmoari?, zer izango da hark abian jarri nahi duen talde hartaz?

Ikasleentzat ere hil ala bizikoa da arazoa. Errotik doakie. Ezin jarraitu zaio Jesusi oharkabean eta kaskarin. Gero eta sakonkiago ezagutu beharra dute. Une hori arte bizi izan dituzten esperientziak bilduz, Pedrok erantzun dio guztien izenean: «Mesias zara zu».

Mugatua da, artean, Pedroren aitorpen hori. Ikasleek ez dute ezagutu, artean, Jesusek bere etsaien eskuz jasango duen gurutzeko heriotza. Ezin izan dute burutik pasatu ere Aitak Seme kutun bezala piztuko duela. Ez dute izan Jesusen baitan den guztia atzematea emango dien esperientziarik. Hurbiletik hari jarraituz bakarrik joango dira hura ezagutzen, gero eta fede handiagoz.

Kristauentzat ere hil ala bizikoa da Jesus Kristoren misterioa gero eta sakonago ezagutu eta aitortzea. Elizak, Kristo ezagutzen ez badu, bere burua ere ez du ezagutuko. Kristo ezagutzen ez badu, ezin ezagutuko du bere egitekoaren eta bere eginkizunaren alderik funtsezkoena eta erabakitzaileena. Baina, Jesu Kristo ezagutu eta aitortzeko, ez da aski gure ahoa titulu kristologiko miresgarriez betetzea. Hari hurbiletik jarraitzea da beharrezkoa, eta haren lankide izatea egunez egun. Horra kristau-taldeetan eta elkarteetan eragin beharko genukeen zereginik nagusiena.

RECONÈIXER JESÚS EL CRIST
José Antonio Pagola. Traductor: Francesc Bragulat

L'episodi ocupa un lloc central i decisiu en el relat de Marc. Els deixebles ja fa un temps que estan convivint amb Jesús. Ha arribat el moment en què s'han de pronunciar amb claredat. Qui estan seguint? Què descobreixen en Jesús? Què capten de la seva vida, del seu missatge i del seu projecte?

Des que s'han unit a ell, viuen interrogant-se sobre la seva identitat. El que més els sorprèn és l'autoritat amb que parla, la força amb que cura els malalts i l'amor amb que ofereix el perdó de Déu als pecadors. Qui és aquest home en qui senten tan present i tan proper Déu com Amic de la vida i del perdó?

Entre la gent que no ha conviscut amb ell corren tota mena de rumors, però a Jesús li interessa la posició dels seus deixebles: «I vosaltres, qui dieu que sóc?». No n'hi ha prou que entre ells hi hagi opinions diferents més o menys encertades. És fonamental que els que s'han compromès amb la seva causa, reconeguin el misteri que s’amaga en ell. Si no és així, qui mantindrà viu el seu missatge? Què serà del seu projecte del Regne de Déu? En què acabarà aquell grup que està intentant de posar en marxa?

Però la qüestió és vital també per als seus deixebles. Els afecta radicalment. No és possible seguir Jesús de manera inconscient i lleugera. L’han de conèixer cada vegada amb més profunditat. Pere, recollint les experiències que han viscut amb ell fins aquell moment, li respon en nom de tots: «Tu ets el Messies».

La confessió de Pere és encara limitada. Els deixebles no coneixen encara la crucifixió de Jesús a mans dels seus adversaris. No poden ni sospitar que serà ressuscitat pel Pare com a Fill estimat. No coneixen experiències que els permetin captar tot el que es conté en Jesús. Només seguint-lo de prop, ho aniran descobrint amb fe creixent.

Per als cristians és vital reconèixer i confessar cada vegada amb més profunditat el misteri de Jesús el Crist. Si ignora Crist, l'Església viu ignorant-se a si mateixa. Si no el coneix, no pot conèixer el més essencial i decisiu de la seva tasca i missió. Però, per conèixer i confessar Jesucrist, no n'hi ha prou amb omplir la nostra boca amb títols cristològics admirables. Cal seguir-lo de prop i col•laborar amb ell dia a dia. Aquesta és la principal tasca que hem de promoure en els grups i comunitats cristianes.