Juan Pablo I
'EL DIA DE LA CUENTA'
JESÚS LÓPEZ SÁEZ, sacerdote responsable de la Asociación Comunidad de Ayala
MADRID.
ECLESALIA, 27/07/05.- Ha salido ya El día de la cuenta del sacerdote Jesús López Sáez. En 2002 salió como edición privada. Ahora sale ampliado y actualizado (Meral Ediciones). El libro es un juicio crítico sobre el papa Wojtyla. Lo indica el subtítulo: Juan Pablo II a examen. Al final de su largo pontificado y ante el insólito proceso de beatificación, al papa se le pide cuenta de la causa de Juan Pablo I y de otros asuntos, también importantes.
El autor lo anunció en 1990: Se pedirá cuenta, le corresponde al papa Juan Pablo II la más alta responsabilidad de curar esa herida mal cerrada de la muerte y figura de Juan Pablo I. La tensa historia que va de uno a otro refleja la diferencia real existente entre ambos. Karol Wojtyla tomó el mismo nombre papal que Albino Luciani. Esto sugiere continuidad, pero - en el fondo - se da salto atrás, involución, ruptura. Importantes hechos, que han sido ocultados o distorsionados, así lo manifiestan.
Por ejemplo, Juan Pablo I estaba bien de salud, según el testimonio de su médico personal, dado a conocer tras quince años de silencio; había tomado decisiones importantes y arriesgadas, según revela doce años después Camilo Bassotto, testigo principal de la fuente veneciana; había afrontado valientemente como cardenal y como papa el escándalo de las finanzas vaticanas y su conexión con el Banco Ambrosiano, según atestiguan diversas fuentes; Juan Pablo I no murió de infarto; según la autopsia secreta, murió por la dosis letal de un vasodilatador que su médico no recetó; por tanto, se ha ocultado la causa de su muerte y, además, se ha distorsionado su figura; se le ha presentado como un hombre enfermo, no capacitado para ser papa.
La historia no se para en seco, como si no hubiera pasado nada antes, como si no pasara nada después. Ahí está el atentado contra Juan Pablo II (1981), protegido por el secreto de Estado; la quiebra del Banco Ambrosiano y la muerte violenta de su presidente, Roberto Calvi (1982); el secuestro de Emanuela Orlandi, hija de un empleado vaticano, de la que nunca más se supo (1983); el pago voluntario de más de 240 millones de dólares a los acreedores del Ambrosiano (1984); la masacre de la Guardia Suiza (1997), que parece revelar una lucha de poder entre grupos opuestos, que se disputan el control del Vaticano. Juan Pablo II deja sin aclarar todos estos enigmas.
Para los creyentes, el papa no está por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio. A la luz de la palabra de Dios, se juzgan actitudes del papa Wojtyla ante diversos problemas, como la sexualidad, la cuestión social, la tentación del poder, la renovación eclesial, las guerras de Afganistán y de Irak, así como su propia campaña electoral hacia el pontificado.
Finalmente, se aborda el significado de la enfermedad, que irrumpe en medio de un largo pontificado y que, de modo sorprendente, lo deja todo al descubierto. Más aún, todo queda al desnudo el día de su muerte, el pasado 2 de abril. Tres años antes, le enviamos al papa una carta y el manuscrito del presente libro. No hubo respuesta por su parte. Sólo acuse de recibo de la Secretaría de Estado. Pero ¿hubo respuesta velada?
Pues bien, no lo podíamos imaginar. En el día de su muerte, el día de la cuenta, se leía este pasaje en todas las iglesias: ¿Puede aprobar Dios que os obedezcamos a vosotros en vez de a él? (Hch 4,13-21). El autor se lo dijo al papa en la carta, remitiéndole al mismo texto: A pesar de las presiones recibidas, ... en conciencia no puedo callar: Hemos de obedecer a Dios antes que a los hombres (Hch 4,19). La noticia del fallecimiento nos llegó en buen momento. Estábamos reunidos, en oración, vigilantes. Entendimos que la edición pública debía salir. Y aquí está. Como se dice en el salmo 79, ¡que se conozca entre las gentes!
- - -> Para más información: www.comayala.es
JESÚS LÓPEZ SÁEZ, sacerdote responsable de la Asociación Comunidad de Ayala
MADRID.
ECLESALIA, 27/07/05.- Ha salido ya El día de la cuenta del sacerdote Jesús López Sáez. En 2002 salió como edición privada. Ahora sale ampliado y actualizado (Meral Ediciones). El libro es un juicio crítico sobre el papa Wojtyla. Lo indica el subtítulo: Juan Pablo II a examen. Al final de su largo pontificado y ante el insólito proceso de beatificación, al papa se le pide cuenta de la causa de Juan Pablo I y de otros asuntos, también importantes.
El autor lo anunció en 1990: Se pedirá cuenta, le corresponde al papa Juan Pablo II la más alta responsabilidad de curar esa herida mal cerrada de la muerte y figura de Juan Pablo I. La tensa historia que va de uno a otro refleja la diferencia real existente entre ambos. Karol Wojtyla tomó el mismo nombre papal que Albino Luciani. Esto sugiere continuidad, pero - en el fondo - se da salto atrás, involución, ruptura. Importantes hechos, que han sido ocultados o distorsionados, así lo manifiestan.
Por ejemplo, Juan Pablo I estaba bien de salud, según el testimonio de su médico personal, dado a conocer tras quince años de silencio; había tomado decisiones importantes y arriesgadas, según revela doce años después Camilo Bassotto, testigo principal de la fuente veneciana; había afrontado valientemente como cardenal y como papa el escándalo de las finanzas vaticanas y su conexión con el Banco Ambrosiano, según atestiguan diversas fuentes; Juan Pablo I no murió de infarto; según la autopsia secreta, murió por la dosis letal de un vasodilatador que su médico no recetó; por tanto, se ha ocultado la causa de su muerte y, además, se ha distorsionado su figura; se le ha presentado como un hombre enfermo, no capacitado para ser papa.
La historia no se para en seco, como si no hubiera pasado nada antes, como si no pasara nada después. Ahí está el atentado contra Juan Pablo II (1981), protegido por el secreto de Estado; la quiebra del Banco Ambrosiano y la muerte violenta de su presidente, Roberto Calvi (1982); el secuestro de Emanuela Orlandi, hija de un empleado vaticano, de la que nunca más se supo (1983); el pago voluntario de más de 240 millones de dólares a los acreedores del Ambrosiano (1984); la masacre de la Guardia Suiza (1997), que parece revelar una lucha de poder entre grupos opuestos, que se disputan el control del Vaticano. Juan Pablo II deja sin aclarar todos estos enigmas.
Para los creyentes, el papa no está por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio. A la luz de la palabra de Dios, se juzgan actitudes del papa Wojtyla ante diversos problemas, como la sexualidad, la cuestión social, la tentación del poder, la renovación eclesial, las guerras de Afganistán y de Irak, así como su propia campaña electoral hacia el pontificado.
Finalmente, se aborda el significado de la enfermedad, que irrumpe en medio de un largo pontificado y que, de modo sorprendente, lo deja todo al descubierto. Más aún, todo queda al desnudo el día de su muerte, el pasado 2 de abril. Tres años antes, le enviamos al papa una carta y el manuscrito del presente libro. No hubo respuesta por su parte. Sólo acuse de recibo de la Secretaría de Estado. Pero ¿hubo respuesta velada?
Pues bien, no lo podíamos imaginar. En el día de su muerte, el día de la cuenta, se leía este pasaje en todas las iglesias: ¿Puede aprobar Dios que os obedezcamos a vosotros en vez de a él? (Hch 4,13-21). El autor se lo dijo al papa en la carta, remitiéndole al mismo texto: A pesar de las presiones recibidas, ... en conciencia no puedo callar: Hemos de obedecer a Dios antes que a los hombres (Hch 4,19). La noticia del fallecimiento nos llegó en buen momento. Estábamos reunidos, en oración, vigilantes. Entendimos que la edición pública debía salir. Y aquí está. Como se dice en el salmo 79, ¡que se conozca entre las gentes!
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