¿tenemos Dios?
"TENEMOS PAPA"... ¿TENEMOS DIOS?
THELMA MARTÍNEZ, Compañía de Santa Teresa de Jesús
ECLESALIA, 21/04/05.- "Tenemos Papa"... ¿Será que también podemos decir "tenemos Dios"? ¿Será que podemos pensar que estamos abandonados en los brazos del poder y las pretensiones que buscan "asegurar la fe"? ¿Será que de verdad el Espíritu conduce las grandes decisiones de unos pocos que luego afectan a las grandes mayorías? En realidad... ¿Dónde está Dios en todos eso? ¿Fue "soplo" del Espíritu o "estrategia de transición"?
No me opongo a una persona que ni siquiera conozco... no sé de sus buenas o malas intenciones, ni de sus costumbres, ni de sus proyectos... sólo veo un hecho que no me habla de una mesa servida por igual para todos... Sólo puedo ver detrás el rostro de una Iglesia que restringe y "regula" las cosas para "salvaguardar la fe"... Y ¿qué fe? ¿La fe recibida como una herencia "incorruptible" a la que hay que defender contra los nuevos "herejes"? ¿La fe marcada por la "tradición" y las "buenas costumbres"? ¿Será acaso la fe de unos cuantos?
Hace ya tiempo que dejé de creer solamente en las fórmulas mágicas de los ritos de los actos litúrgicos, y mi fe empezó a celebrarse también en los pequeños "mágicos" encuentros cotidianos... (que, dicho sea de paso, son los que la sostienen) Sin querer, dejé de creer que Dios necesitara de oraciones aprendidas de memoria y sí de mi afecto y de mi encuentro cotidiano. No quiero leer grandes tratados de doctrina para encontrar "la base de mi fe", e irme por los caminos "más seguros", sin temor de perderme en la confusión... En realidad hace tiempo también dejé de creer en los grandes discursos. Discursos conservadores o progresistas, me da igual, son discursos muchas veces carentes de vida... El discurso en el que creo es en el del "gesto oportuno"...que te hace solidaria y hermana.
Sí que necesito leer y alimentar mi fe con el conocimiento... pero no quiero confundir los términos... Porque hay cosas que se saben ciertas al ser leídas porque conectan con la verdad descubierta... No es que cada quien sea dueño de la verdad, ni que hayan miles de trozos de verdades por todos lados... Sé que es necesario un cierto orden y causas comunes... pero tal vez todos sentados en la misma mesa...
Hoy sentí que mi esperanza se vio traicionada por los hombres... Digo hombres porque a las mujeres no se nos da el derecho de participar en las grandes decisiones de la humanidad. Hombres vestidos de rojo como muñecos de escaparate... Es cierto, creo que algunos de ellos también visten con ropa de calle y salen al encuentro de su pueblo... Pero hoy sentí que esos hombres traicionaron mis deseos...
Yo quería que ahora la Iglesia se atreviera a abrir sus puertas a lo nuevo, a lo que se saliera del protocolo y de las "conveniencias" de los tiempos... Quería ver una Iglesia que tomara rostro nuevo y regalara al mundo un líder que hablara su mismo lenguaje de libertad... Y en cambio, nos dieron un rostro demasiado curtido por los años y por el "santo oficio"... Tal vez un rostro envejecido por el paso de los tiempos y de la política mundial, y del estudio concienzudo para "sostener la fe"...
Tal vez es que soy muy ingenua e ignorante... y mi sueño era que en este cambio de época la Iglesia sintonizara también con una humanidad que busca ser nueva pese a tanta vejez y decrepitud arrastrada y mal disimulada. Deseaba un rostro nuevo, joven y vigoroso que fuera una especie de promesa.
Dentro de mí, siento que tendré que esperar a que "el tiempo y la gracia hagan lo demás", como dice nuestro fundador Enrique de Ossó. Tal vez vengan encíclicas y políticas fuertes, tratando de recoger "al rebaño perdido"... tal vez vengan nuevos lineamientos de fe y doctrina y liturgia y ... vida? y yo estaré sentada en una esquina con mi guitarra en las manos y mi mirada fija en los rostros jóvenes que esperan de mi poesía una invitación a la vida.
Ahí voy a estar tal vez... esperando los tiempos nuevos de una Iglesia que camina tan lento... pero que después de todo, creo que camina... Intentaré resistir porque creo... Es cierto lo que han visto mis ojos en otros rostros y es cierto el Jesús que he descubierto y es cierto el sueño que comparto con otra gente que va a mi lado en mis intentos... Entonces, quiero resistir... porque la resistencia a estos tiempos que no entiendo me hará descubrir brotes nuevos de la vida que espera ser vivida y compartida en comunidad... en una Iglesia con rostro de amiga, de hermana, de compañera de camino... en una Iglesia mujer y hombre... una Iglesia sencilla y limpia en sus intenciones. Cuando llegue ese tiempo, ya no se oirá un "tenemos Papa" que conmocionará al mundo... se dirá mejor un "Tenemos Dios", que nos dará la paz...
Mientras tanto, seguiré cantando, viviendo, tejiendo los encuentros cotidianos que es desde donde se dan los verdaderos cambios. Mientras tanto, mi grito será "tenemos Vida"... y mientras haya vida para mí, no renunciaré a la utopía por la cual crucificaron a un poeta soñador.
THELMA MARTÍNEZ, Compañía de Santa Teresa de Jesús
ECLESALIA, 21/04/05.- "Tenemos Papa"... ¿Será que también podemos decir "tenemos Dios"? ¿Será que podemos pensar que estamos abandonados en los brazos del poder y las pretensiones que buscan "asegurar la fe"? ¿Será que de verdad el Espíritu conduce las grandes decisiones de unos pocos que luego afectan a las grandes mayorías? En realidad... ¿Dónde está Dios en todos eso? ¿Fue "soplo" del Espíritu o "estrategia de transición"?
No me opongo a una persona que ni siquiera conozco... no sé de sus buenas o malas intenciones, ni de sus costumbres, ni de sus proyectos... sólo veo un hecho que no me habla de una mesa servida por igual para todos... Sólo puedo ver detrás el rostro de una Iglesia que restringe y "regula" las cosas para "salvaguardar la fe"... Y ¿qué fe? ¿La fe recibida como una herencia "incorruptible" a la que hay que defender contra los nuevos "herejes"? ¿La fe marcada por la "tradición" y las "buenas costumbres"? ¿Será acaso la fe de unos cuantos?
Hace ya tiempo que dejé de creer solamente en las fórmulas mágicas de los ritos de los actos litúrgicos, y mi fe empezó a celebrarse también en los pequeños "mágicos" encuentros cotidianos... (que, dicho sea de paso, son los que la sostienen) Sin querer, dejé de creer que Dios necesitara de oraciones aprendidas de memoria y sí de mi afecto y de mi encuentro cotidiano. No quiero leer grandes tratados de doctrina para encontrar "la base de mi fe", e irme por los caminos "más seguros", sin temor de perderme en la confusión... En realidad hace tiempo también dejé de creer en los grandes discursos. Discursos conservadores o progresistas, me da igual, son discursos muchas veces carentes de vida... El discurso en el que creo es en el del "gesto oportuno"...que te hace solidaria y hermana.
Sí que necesito leer y alimentar mi fe con el conocimiento... pero no quiero confundir los términos... Porque hay cosas que se saben ciertas al ser leídas porque conectan con la verdad descubierta... No es que cada quien sea dueño de la verdad, ni que hayan miles de trozos de verdades por todos lados... Sé que es necesario un cierto orden y causas comunes... pero tal vez todos sentados en la misma mesa...
Hoy sentí que mi esperanza se vio traicionada por los hombres... Digo hombres porque a las mujeres no se nos da el derecho de participar en las grandes decisiones de la humanidad. Hombres vestidos de rojo como muñecos de escaparate... Es cierto, creo que algunos de ellos también visten con ropa de calle y salen al encuentro de su pueblo... Pero hoy sentí que esos hombres traicionaron mis deseos...
Yo quería que ahora la Iglesia se atreviera a abrir sus puertas a lo nuevo, a lo que se saliera del protocolo y de las "conveniencias" de los tiempos... Quería ver una Iglesia que tomara rostro nuevo y regalara al mundo un líder que hablara su mismo lenguaje de libertad... Y en cambio, nos dieron un rostro demasiado curtido por los años y por el "santo oficio"... Tal vez un rostro envejecido por el paso de los tiempos y de la política mundial, y del estudio concienzudo para "sostener la fe"...
Tal vez es que soy muy ingenua e ignorante... y mi sueño era que en este cambio de época la Iglesia sintonizara también con una humanidad que busca ser nueva pese a tanta vejez y decrepitud arrastrada y mal disimulada. Deseaba un rostro nuevo, joven y vigoroso que fuera una especie de promesa.
Dentro de mí, siento que tendré que esperar a que "el tiempo y la gracia hagan lo demás", como dice nuestro fundador Enrique de Ossó. Tal vez vengan encíclicas y políticas fuertes, tratando de recoger "al rebaño perdido"... tal vez vengan nuevos lineamientos de fe y doctrina y liturgia y ... vida? y yo estaré sentada en una esquina con mi guitarra en las manos y mi mirada fija en los rostros jóvenes que esperan de mi poesía una invitación a la vida.
Ahí voy a estar tal vez... esperando los tiempos nuevos de una Iglesia que camina tan lento... pero que después de todo, creo que camina... Intentaré resistir porque creo... Es cierto lo que han visto mis ojos en otros rostros y es cierto el Jesús que he descubierto y es cierto el sueño que comparto con otra gente que va a mi lado en mis intentos... Entonces, quiero resistir... porque la resistencia a estos tiempos que no entiendo me hará descubrir brotes nuevos de la vida que espera ser vivida y compartida en comunidad... en una Iglesia con rostro de amiga, de hermana, de compañera de camino... en una Iglesia mujer y hombre... una Iglesia sencilla y limpia en sus intenciones. Cuando llegue ese tiempo, ya no se oirá un "tenemos Papa" que conmocionará al mundo... se dirá mejor un "Tenemos Dios", que nos dará la paz...
Mientras tanto, seguiré cantando, viviendo, tejiendo los encuentros cotidianos que es desde donde se dan los verdaderos cambios. Mientras tanto, mi grito será "tenemos Vida"... y mientras haya vida para mí, no renunciaré a la utopía por la cual crucificaron a un poeta soñador.
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