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ecleSALia del 11/04/07 al 31/07/10

lo hicisteis

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MISIONES: REFLEXION CRÍTICA
FAUSTINO VILABRILLE LINARES

ECLESALIA, 22/10/07.- Ayer domingo 21 de octubre fue el día de las misiones. Los misioneros son lo mejor de la Iglesia actual, sobre todo a partir del Concilio Vaticano II, porque han comprendido que no hay compromiso cristiano verdadero si no hay a la vez compromiso humano, pues aquel sin este es falso, a ejemplo de Jesús que hacía y enseñaba al mismo tiempo: los pobres, oprimidos, marginados, indefensos, débiles, eran sus preferidos, a los que defendía siempre contra los poderosos y opresores. Por eso estos lo asesinaron.

Lo que hacía Jesús hacen hoy muchos misioneros. En los últimos 15 años han puesto en marcha cada día una media de 4 obras sociales nuevas y 10 obras educativas. En 1989 había en los países de misión unas 5.806 obras sociales, pero en el 2005 ya eran 26.711. Estas obras están constituidas por hospitales, escuelas de enfermería, dispensarios, leproserías, hogares para ancianos y minusválidos, orfanatos para enfermos de sida, jardines de infancia para niños huérfanos, etc. En África en los últimos años se están creando unas 800 obras sociales nuevas cada año. En ese mismo periodo: 1989 a 2005 las obras educativas pasaron de 46.905 a 99.045. Un niño del Tercer Mundo, solo por saber leer tiene un 10 % más de posibilidades de salir de la pobreza.

Los misioneros españoles son: mujeres el 58% y hombres el 42 %. En total son 17.515 los misioneros españoles repartidos por el mundo, de los cuales el 72 % están en América, el 14 % en África, y el resto en Asia y Oceanía. La mayoría proceden de Castilla-León, País Vasco y Navarra. La aportación de España a las misiones el año 2006 fue de unos 20 millones de €., de los que la mitad fueron para África, y el resto para América, Asia, Europa y Oceanía.

El trabajo de los misioneros es con frecuencia duro y difícil y a veces también arriesgado y peligroso. En los países con dictaduras políticas y sobre todo militares están siempre perseguidos o amenazados. Todos los meses muere asesinado algún misionero en el Tercer Mundo, incluso en países democráticos. Unas misioneras de Colombia y de Mozambique están amenazadas de muerte por denunciar a las mafias que trafican con niños para adopción o tráfico de órganos.

La ayuda que aportamos a los misioneros es una miseria frente a las necesidades enormes que sufren los empobrecidos del Tercer Mundo. Por eso caben, entre otras muchas, dos reflexiones importantes:

Primera: En África, el continente más pobre del planeta, se gastaron en los últimos 15 años en guerras 300.000 millones de $, tanto como la ayuda al desarrollo que recibieron. Pero las armas con que hacen la guerra se las vendemos los países ricos a los países pobres. España ocupa el 7º puesto en la exportación mundial de armas. Antes están los EE.UU. Inglaterra, Francia, Rusia, Alemania, Italia, y luego viene España. Es decir, que las ARMAS SE FABRICAN EN EL NORTE Y MATAN EN EL SUR.

En el mundo se gastan cada año 1,12 Billones de $ en gastos militares, casi la mitad los EE.UU. Pues bien, con tan solo 50.000 millones de $ se quitaría el hambre del mundo. Es lo que pidió la FAO a los Estados, pero contestaron que para esto no tenían dinero. Cada día mueren en el mundo cerca de 100.000 personas de hambre, de las que 35.000 son niños. Es el mayor asesinato perpetrado nunca en toda la historia de la humanidad, que lleva a la sepultura 35 millones de personas cada año. Es el escándalo más grande y espantoso de nuestro tiempo. Es una muerte injusta y prematura, porque hoy sobran alimentos para todos. El hambre hoy no es un problema económico, es un problema político.

Segunda: Los cristianos, si es que de verdad nos consideramos herederos del mensaje de Jesús de Nazaret, comprometido hasta la muerte contra la injusticia y por los empobrecidos, tendríamos que asumir la lucha contra el hambre del mundo y las injusticias que la causan, como el primero y más importante compromiso de nuestra fe.

Y en consecuencia todos los cristianos, junto con el Papa, los obispos, los curas y todos los hombres de buena voluntad, tendríamos que manifestarnos públicamente a favor de los empobrecidos del mundo y en contra de los gastos militares y el comercio de armas. Pero, claro, cómo van a hacerlo el Vaticano y muchas Diócesis que tienen el dinero colocado en Bancos y Cajas que sí financian a los fabricantes de armas o pagan sumas millonarias para eludir la cárcel de curas pederastas como sucedió recientemente en algunas diócesis de EE.UU.? Cuánto nos gustaría ver a toda la Iglesia manifestándose contra los gastos militares y por la causa de los empobrecidos con la fuerza del testimonio de Jesús de Nazaret, y a la Iglesia misma desprendiéndose de tantos bienes y tesoros que posee en muchas iglesias, Catedrales y Santuarios (léase objetos de oro y plata, como cálices, copones, custodias, sagrarios, incluso altares de plata como uno que hay en una catedral castellana, o artesonados de oro en alguna basílica de Roma, etc. etc.), para ponerlo todo al servicio de los empobrecidos de la tierra!. Una misionera de Ruanda decía hace poco: “tenemos 500 niños enfermos de Sida en un orfanato y muchas veces les damos la comida cruda porque no tenemos dinero para comprar leña para cocerla, o a sus padres enfermos tenemos que acostarlos en el suelo debajo de las camas de esos mismos niños porque no tenemos con qué ampliar el hospital.”. Entre tanto las iglesias del Primer Mundo, incluía la misma Basílica de San Pedro, gastamos muchos miles en flores, escolanías de Santuarios o costosos ropajes cardenalicios y litúrgicos. ¿Puede una madre con sentido común querer que algunos de sus hijos le pongan una corona de perlas y brillantes o le canten armonías jubilosas, mientras que otros millones de hijos suyos están muriendo de miseria, de enfermedad, de guerra, de violencia, de desesperación, de impotencia? El tesoro de Dios son las personas más empobrecidas y necesitadas, y no esas cosas. Nos lo dice muy claro Jesús: “tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, estuve enfermo y me atendisteis... Cuando lo hicisteis con los más necesitados conmigo lo hicisteis”·

Al final de la última vuelta del camino de la vida no nos va a preguntar por ninguna otra cosa más que por los empobrecidos del mundo. ¡Cuánto bien haríamos a la humanidad si toda la Iglesia camináramos en la dirección de Jesús de Nazaret! En cambio resulta que muchos llamados católicos, pero no cristianos verdaderos, y no pocos Jerarcas Oficiales estamos muy lejos de seguir a Jesús. Aportaríamos al mundo los grandes valores de su Evangelio como son: la justicia, la fraternidad, la solidaridad, la libertad, la vida, la paz, la esperanza, la ética universal, la convivencia, la igualdad, el sentido inmanente y trascendente de la vida, la armonía del hombre y la tierra, la alegría de vivir, que tanta falta le están haciendo al mundo de hoy. Estos son los valores del Reino de Dios a cuya construcción están contribuyendo muchos misioneros de una manera eminente y digna del máximo reconocimiento. Como seres humanos y más como creyentes ayudémosles a luchar por ellos. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).


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