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ecleSALia del 11/04/07 al 31/07/10

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INTELIGENCIA DE LA FE-INTELIGENCIA DEL AMOR
A propósito del documento "Teología y secularización en España"
JOSÉ IGNACIO CALLEJA, Profesor de Moral Social Cristiana
VITORIA-GASTEIZ.

ECLESALIA, 11/04/06.- “Teología y secularización en España. A los cuarenta años de la clausura del Concilio Vaticano II” es el título de una Instrucción Pastoral que acaba de publicar en Madrid, la última Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española.

La conocí por los medios, en la noche del 10 de Abril, y ya no pude dejarla hasta leerla en su integridad. Era evidente que no estábamos ante un texto episcopal más o menos previsible. No sabía de su existencia o elaboración. Me cayó como un aguacero en medio de un descampado, sin saber dónde hallar refugio. Lo he vuelto a releer, despacio, tomando aire, intentado conectar con su inspiración más radical y, bueno, estoy recuperando mi talante más acogedor. Si nuestros Obispos han creído necesario decir esto y decirlo así, es que en conciencia lo han visto necesario. Evidentemente, en cuanto a la necesidad, todo depende de que sea cierta la tesis primera del texto, es decir, que “la cuestión principal a la que debe hacer frente la Iglesia en España es su secularización interna”; y en cuanto a decirlo así, todo depende de que sea cierta el resto de esa misma tesis, que “en el origen de la secularización está la pérdida de la fe y de su inteligencia, en la que juegan, sin duda, un papel importante algunas propuestas teológicas deficientes relacionadas con la confesión de fe cristológica” (n 5). En cuanto al primero, yo no podría citarlo sin mentar otros problemas. En cuanto al segundo, yo creo que la relación de causa a efecto es otra. Pero son opiniones en el análisis.

Como fuera que hace unos días yo había leído la Deus Caritas est y que lo había hecho con verdadera dedicación, me he encontrado con dos mundos paralelos en el modo y disonantes en las prioridades eclesiales. Dios me libre de hablar de contradicciones, que no las veo, ni las espero, sino de modos y prioridades en la Iglesia.

Seguramente la Iglesia en España tiene un problema de secularización interna, lo acepto; no el problema, pero sí un problema muy importante; y, la sociedad española en cuanto tal, uno de apostasía silenciosa; no el problema, pero sí un problema.

Que intentando salir al paso de ambos se haga una síntesis de la fe, casi un catecismo en toda regla, con los postulados, relaciones y conclusiones más compartidos en la teología y enseñanza del magisterio de la Iglesia, yo no puedo sino respetarlo y reconocerlo como enseñanza de mi Iglesia en España. Que esa síntesis, por ella mismo dicho, no puede sino tener en cuenta “algunos aspectos de la labor teológica realizada en España en los últimos decenios” (n 4) y “repasar(los) someramente (n 68), es una obviedad, pero que el texto es más que eso, y no en vano lleva 200 notas, o en páginas, 18 de texto por 10 de notas, también hay que tenerlo en cuenta.

Como yo no voy a intentar recorrer punto por punto lo que merece una reflexión de otro tipo y momento, sí diré, para referirme al modo, que está bien razonado, pero, también, muy selectivamente razonado. La teología clásica por escolástica luce todas sus galas y a su servicio desgrana los argumentos y, me temo, que hasta la selección de la textos de la Palabra. Digo que me temo. La fe queda muy bien expuesta en sus núcleos y relaciones constitutivos, pero me temo que puede morir cívicamente ebria de tantas certezas y, eclesialmente, prisionera de una escuela. No sé, por poner un ejemplo, cuántas veces aparece la caridad en esta exposición magisterial de la fe, pero es, sin duda, la convidada de piedra. Los pobres tampoco existen, las estructuras de pecado ni por asomo, la libertad humana ni mentada, la moral de los derechos humanos entre los no creyentes ni mención, la dignidad de la persona y la vida política se juegan todas sus cartas en la concepción de la vida y en el morir, el diálogo entre fe y razón, y cómo se superan los desencuentros en una democracia, ni preguntárselo. Hay una falta de sensibilidad moral samaritana, caritativa y misericordiosa, y una falta de sensibilidad social y secular tan extrema que el cristianismo que puede recuperarse desde aquí no dejará de ser, tanto o más desequilibrado que el que se denuncia, si es que éste lo es tanto como se dice. No se si más exitoso, tal vez, pero ¿más cristiano?

Seré el primero en reflexionar un texto teológico y magisterial de mucho contenido y valor, y de acogerlo con respeto y hasta afecto, pero vaya por delante, honestamente, esta advertencia de carencias cristianas que me desazonan. No se podía decir todo, lo sé, pero hay silencios que resuenan como truenos. A ver si aceptamos todos que Dios es Amor y entendemos la teología también como “inteligencia del amor”. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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¿Y LA BUENA NOTICIA PARA LOS POBRES?
En la nueva instrucción pastoral de los obispos españoles
ÁNGEL ARNÁIZ QUINTANA, dominico
SAN SALVADOR (EL SALVADOR).

ECLESALIA 11/04/06.- Leo “Teología y secularización en España”, Instrucción pastoral de la 86 Conferencia episcopal española, publicado con fecha del 30 de marzo último, gracias a la generosidad de “El País Digital” (elpais.es) que lo ha trasmitido íntegro y gratuito. Son 26 páginas en formato pdf, para que no se pueda tergiversar, distribuidas en 69 números y 200 citas exactamente, patrísticas y del magisterio eclesiástico.

A medida que avanzo en la lectura mi asombro, tristeza, indignación, esfuerzo de comprensión y otros sentimientos semejantes se apoderan de mí. Vivo desde hace 26 años con, entre, al lado de campesinos centroamericanos, sufrientes de guerras provocadas por la injusticia en los años 80 y de situaciones posteriores de intentos de reconstrucción vital en medio de la pobreza. Mi sensibilidad acecha cualquier palabra relacionada con los pobres, la pobreza, que, a mí entender, es punto central del evangelio de Jesús de Nazaret: “Felices ustedes los pobres” –y los que tienen espíritu de pobre- está en la base de la predicación del Hijo Predilecto, el Enviado, el Galileo de hace dos mil años. Desde los pobres se puede y se debe realizar hoy el diálogo vivo con el Dios de Jesucristo, en una acción contemplativa y orante.

Pues bien, pasan los números de la Instrucción y… nada. La cristología que nos ofrece en toda su primera parte se olvida que María, la madre de Jesús, y José, su esposo, pertenecían a los anawin, los pobres que esperaban la venida del Señor, y que en este contexto de los anawin presenta Lucas la concepción, el nacimiento, el crecimiento y la vida de Jesús hasta sus aproximados 30 años de edad. Tampoco hace mención al origen popular, trabajador, de los primeros discípulos y de lo que ha venido en llamarse el movimiento de Jesús. Y así sigue, afirmándose en citas de la tradición dogmática de la fe católica.

La primera cita que encuentro relacionada con esta referencia a los pobres es ya en el nº 33 –casi en la mitad- en el apartado Cristología y catequesis. Es una cita textual del evangelio de Mateo en la que Jesús se alegra y da gracias por haber revelado estas cosas “a los pequeños”, pero, sigue a continuación: “…pequeños (Mt 11,25), se extiende a todos aquellos que participan en la acción salvífica de trasmitir la fe”. Esa es la primera referencia a los “pequeños” y su significación actualizada que hacen los obispos españoles. Cuando se refiere a Jesús crucificado (n. 34) se hace una parodia de la teología nacida de Indoamérica y caen en el reduccionismo, la falsificación, que ellos mismos critican en otras partes de la Instrucción sobre otros asuntos. Para nada se menciona, por ejemplo, la constante reivindicación que se hace desde este Continente de que las víctimas – así, las víctimas de este mundo que vivimos, porque este mundo de ricos y pobres produce víctimas de todo tipo diariamente - son la expresión viva del Crucificado, son el Cristo doliente encarnado hoy.

En fin, para finalizar esta queja adolorida no encuentro una palabra de misericordia en todo el escrito, sólo dureza, firmeza, afirmación. ¿Es que la corrupción económica existente en amplios sectores de la sociedad española, como el inmobiliario, no merece una palabra cuando se habla de moral? En todo el escrito no hay, por ejemplo, una palabra sobre el significado de la emigración hoy en España y menos palabras de aliento para los/las emigrantes. ¿Tampoco pueden decir una palabra de esperanza sobre la injusta opresión y sangría que se ha volcado sobre Irak? ¿No tienen los palestinos derecho a vivir en su propia tierra? ¿No tendrían los obispos españoles que comenzar en la Instrucción dando ejemplo y pidiendo perdón por su alejamiento de amplios sectores sociales? (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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