recuperar memoria
RECUPERAR LA MEMORIA HISTÓRICA
NÚRIA SAAVEDRA CASTRO
OVIEDO (ASTURIAS).
ECLESALIA, 30/11/05.- La Asamblea Conjunta de Obispos y Sacerdotes de 1971, entre otras muchas cuestiones, apostó por un sistema político democrático, criticando el Concordato de 1953 y renegando del nacional-catolicismo. Lo que hoy quiero destacar fundamentalmente de esta Asamblea es lo que se aprobó en la ronda de votaciones en torno a la proposición 34 de la ponencia primera, referente a la petición de perdón de la Iglesia: Así, pues, reconocemos humildemente y pedimos perdón porque nosotros no supimos a su tiempo ser verdaderos ministros de reconciliación en el seno de nuestro pueblo, dividido por una guerra entre hermanos. Como creyente formada en el Magisterio de la Iglesia, mi conciencia me urge a recordar lo que ocurrió en el año 1971 y a instar a quien quiera a la reconciliación y a la unidad atendiendo y respetando la diversidad.
Un pueblo dividido y enfrentado no avanza, sino que se destruye; un pueblo que escucha, respeta y da oportunidades a la diversidad de opiniones, y que cree en la complementariedad de las opciones políticas y religiosas, camina por el sendero del respeto hacia sí mismo y hacia la construcción colectiva y continua de una sociedad que quiere ser integradora y no excluyente. Pero algunas personas o grupos quieren caminar solos desde su única verdad; históricamente, a esto se le denominó absolutismo y después dictadura, caracterizados ambos por la opresión y el monopolio que ejercieron.
La fe cristiana, como dijo Pablo VI en la Carta Apostólica Octogésima Adveniens es muy superior a las ideologías, el objetivo del cristiano es vivir en una acción política concebida como servicio, un servicio de encuentro y no de violencia (verbal y/o física) desde la humildad y el amor. También Juan Pablo II en Centesimus Annus nos dice que la Iglesia no tiene modelos para proponer, pero ofrece, como orientación ideal e indispensable, la propia doctrina social, cuyos principios fundamentales son la dignidad de la persona, la solidaridad, el bien común, la opción preferencial por los pobres, el destino universal de los bienes y la subsidiariedad.
Para finalizar, en mi opinión, si alguien quiere fundamentar sus opciones radicales violentas (en la calle, los despachos o los medios de comunicación) en la misión de la Iglesia se confunde o la está utilizando. El mensaje evangélico de Jesús y de la tradicional doctrina de la Iglesia católica romana ha sido y es de encuentro, libertad, escucha, diálogo, respeto, construcción desde el bien común y la diversidad. Esto es lo que yo aprendí, porque así me lo enseñó la propia Iglesia. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
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