a los sesenta
PREGÓN DE VIDA A LOS SESENTA
Corazonada
ÁLVARO GINEL, salesiano
MADRID.
ECLESALIA, 01/09/05.- Me invade una cierta nostalgia. Parece que no, pero "duele" hacerse viejo. Lo digo de vez en cuando que "soy un viejito ya", es que de verdad "lo soy". Y no me gusta sentirme viejo, o serlo (menos aún). Ser viejo no está de moda hoy. No vende. ¿Cómo es posible? Porque es el momento de frutos hechos... Pero esas ganas de inmortalidad te hacen pensar, mirando a los años, que "queda poco" y quisieras que quedara todo. Queda mucho atrás. Es más el atrás que lo que hay delante. Ya muchas cosas son imposibles. Ya no me puedo comer el mundo... Yo ya... a mis años no puedo comenzar grandes cosas...
Siento todo el peso de una sociedad que presenta todo como nuevo, joven... Es lo que vale... Lo demás, "residuos para residencias"...
No me es indiferente cumplir años. Así de claro. Hay ya imposibles por edad...
Pero quizás esto sea nada más que esa manera de mirar en la que sólo se mira mirando al cuerpo que no responde como respondía, que está más changado, que tiene goteras, que se cansa más..., se arruga... no responde...
Hay otra forma de mirar las cosas, pero, la verdad, no me viene a la primera. El que venga, es fruto de reflexión, de trabajo personal...
Esa manera es:
- Que no me arrepiento de lo vivido, me gusta, lo acepto. Es mío. Es lo que tengo con sombras, con luces, con niebla, con a tientas...
- Que creo que de vivir otra vez, cosa imposible, replantearía muchas cosas para llegar a más plenitud.
- Que lo que queda dentro de mí, con los 60 en las manos, es mucho, mucho bonito, mucha gente imborrable dentro. Hay gente que entra y ya no sale. Se queda. Somos como casa de otros, casa para otros. Cada persona es "casa de otros". Creo que esto es fundamental. Somos hogar de alguien o no sé si somos algo. Y Dios es casa de todos. Entiendo que Dios sea casa de todos porque es amor y porque yo me siento casa "de algunos" al menos, que los tengo dentro. También siento que me cuesta borrar a gente que me hizo daño. Están en mí, pero de otra manera, está la huella que me dejaron, no ellos... Miro bien y, la verdad, hay muy pocos, sobran muchos dedos de una mano...
- Que los momentos más plenos son aquellos en los que más me sentí querido y queriendo... (personas concretas, jóvenes a los que me entregué, emigrantes, catequistas, amigos íntimos y hermanos de congregación, destinatarios a los que me di...). En otro plano está la familia. Es distinto. Están dentro, por razón de sangre y de familia. Entiendo la frase de Jesús: "Tu madre y tu familia te buscan". "Mi madre y mi familia son éstos que me escuchan, que buscan a Dios, que hacen su voluntad". En la vida nos vamos haciendo familias y familiares de personas impensadas. A veces, más familia que la propia de sangre... No creo que sea nada malo ni nuevo. Una es la familia que se nos da y nos marca; otra la que elegimos porque nos marcamos mutuamente...
- Que llevo como peso la incoherencia de no ser del todo lo que quiero ser, no amar del todo como soy amado, no sentir el amor de Dios como fuente única y motor único.
- Que la presencia de Dios es radicalmente fundamental para poder existir feliz yo.
- Que Don Bosco en su originalidad de carisma es ¡una pasada! Merece la pena. Y la pena es que nos (me) quedemos (quede) a medias...
Cumplir 60 años es una gracia y doy gracias:
- A Dios.
- A los que son de carne y sangre mía, especialmente a mi padre que con sus casi 93 años ahí está... con SABIDURÍA.
- A los que me mantienen vivo con su amor, cariño, cercanía, necesidad, amistad, acción de gracias...
- A la tarea de reino que me toca construir y que me gusta construir...
- Siento por dentro . que el Señor me pide todavía "algún bombazo", algo que sea ruptura, salir hacia una tierra por mostrar..., que en esa salida encontraré más libertad y salvación y coherencia...
Todo va llegando a su hora. A los 75 se le pidió a Abrahán salir de casa... El tiempo del éxodo no es sólo la juventud ni la adultez. Todo tiempo es tiempo de llamada de Dios. Sospecho que estoy poniendo resistencias a Dios y algún día seré vencido por el amor de Dios, entonces mi sí será más grande.
Habla, Señor, que tu siervo escucha... y todavía tiene mucha palabra tuya que interiorizar... y hacer realidad.
El día de mi entrada en los sesenta... 3.agosto.05
Corazonada
ÁLVARO GINEL, salesiano
MADRID.
ECLESALIA, 01/09/05.- Me invade una cierta nostalgia. Parece que no, pero "duele" hacerse viejo. Lo digo de vez en cuando que "soy un viejito ya", es que de verdad "lo soy". Y no me gusta sentirme viejo, o serlo (menos aún). Ser viejo no está de moda hoy. No vende. ¿Cómo es posible? Porque es el momento de frutos hechos... Pero esas ganas de inmortalidad te hacen pensar, mirando a los años, que "queda poco" y quisieras que quedara todo. Queda mucho atrás. Es más el atrás que lo que hay delante. Ya muchas cosas son imposibles. Ya no me puedo comer el mundo... Yo ya... a mis años no puedo comenzar grandes cosas...
Siento todo el peso de una sociedad que presenta todo como nuevo, joven... Es lo que vale... Lo demás, "residuos para residencias"...
No me es indiferente cumplir años. Así de claro. Hay ya imposibles por edad...
Pero quizás esto sea nada más que esa manera de mirar en la que sólo se mira mirando al cuerpo que no responde como respondía, que está más changado, que tiene goteras, que se cansa más..., se arruga... no responde...
Hay otra forma de mirar las cosas, pero, la verdad, no me viene a la primera. El que venga, es fruto de reflexión, de trabajo personal...
Esa manera es:
- Que no me arrepiento de lo vivido, me gusta, lo acepto. Es mío. Es lo que tengo con sombras, con luces, con niebla, con a tientas...
- Que creo que de vivir otra vez, cosa imposible, replantearía muchas cosas para llegar a más plenitud.
- Que lo que queda dentro de mí, con los 60 en las manos, es mucho, mucho bonito, mucha gente imborrable dentro. Hay gente que entra y ya no sale. Se queda. Somos como casa de otros, casa para otros. Cada persona es "casa de otros". Creo que esto es fundamental. Somos hogar de alguien o no sé si somos algo. Y Dios es casa de todos. Entiendo que Dios sea casa de todos porque es amor y porque yo me siento casa "de algunos" al menos, que los tengo dentro. También siento que me cuesta borrar a gente que me hizo daño. Están en mí, pero de otra manera, está la huella que me dejaron, no ellos... Miro bien y, la verdad, hay muy pocos, sobran muchos dedos de una mano...
- Que los momentos más plenos son aquellos en los que más me sentí querido y queriendo... (personas concretas, jóvenes a los que me entregué, emigrantes, catequistas, amigos íntimos y hermanos de congregación, destinatarios a los que me di...). En otro plano está la familia. Es distinto. Están dentro, por razón de sangre y de familia. Entiendo la frase de Jesús: "Tu madre y tu familia te buscan". "Mi madre y mi familia son éstos que me escuchan, que buscan a Dios, que hacen su voluntad". En la vida nos vamos haciendo familias y familiares de personas impensadas. A veces, más familia que la propia de sangre... No creo que sea nada malo ni nuevo. Una es la familia que se nos da y nos marca; otra la que elegimos porque nos marcamos mutuamente...
- Que llevo como peso la incoherencia de no ser del todo lo que quiero ser, no amar del todo como soy amado, no sentir el amor de Dios como fuente única y motor único.
- Que la presencia de Dios es radicalmente fundamental para poder existir feliz yo.
- Que Don Bosco en su originalidad de carisma es ¡una pasada! Merece la pena. Y la pena es que nos (me) quedemos (quede) a medias...
Cumplir 60 años es una gracia y doy gracias:
- A Dios.
- A los que son de carne y sangre mía, especialmente a mi padre que con sus casi 93 años ahí está... con SABIDURÍA.
- A los que me mantienen vivo con su amor, cariño, cercanía, necesidad, amistad, acción de gracias...
- A la tarea de reino que me toca construir y que me gusta construir...
- Siento por dentro . que el Señor me pide todavía "algún bombazo", algo que sea ruptura, salir hacia una tierra por mostrar..., que en esa salida encontraré más libertad y salvación y coherencia...
Todo va llegando a su hora. A los 75 se le pidió a Abrahán salir de casa... El tiempo del éxodo no es sólo la juventud ni la adultez. Todo tiempo es tiempo de llamada de Dios. Sospecho que estoy poniendo resistencias a Dios y algún día seré vencido por el amor de Dios, entonces mi sí será más grande.
Habla, Señor, que tu siervo escucha... y todavía tiene mucha palabra tuya que interiorizar... y hacer realidad.
El día de mi entrada en los sesenta... 3.agosto.05
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