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ecleSALia del 11/04/07 al 31/07/10

testigo apostólico

MARÍA MAGDALENA: PRIMER TESTIGO APOSTÓLICO DE LA RESURRECCIÓN
(Mc 16,1-8. 9-11; Mt 28, 1-20; Lc 24, 1-12; Jn 20, 1-19)

EMMA MARTÍNEZ
MADRID.

ECLESALIA, 22/07/05.- Las fuentes evangélicas guardan memoria y hacen justicia a otro de los “escándalos” que Jesús, ahora resucitado, seguía provocando: las primeras testigos del acontecimiento nuclear del cristianismo, que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos, somos nosotras las mujeres.

Este era el acontecimiento decisivo para conceder el título apostólico, (Act 1,21-22) ser testigo de la Resurrección. Es que Jesús sigue siendo Él mismo, el que derriba del trono a los poderosos y exalta a los humildes, el que da la vuelta a los valores establecidos, y proclama los nuevos valores del Reino.

No es sorprendente que una y otra vez “ellos no nos creyeron” y Jesús resucitado les echó en cara su incredulidad (Mc 16,14). No fue fácil para los judíos aceptar este dato escandaloso y sorprendente, las mujeres no teníamos credulidad para declarar ante los tribunales ¿cómo íbamos a tenerla para un acontecimiento de esta categoría?.

Hoy quiero narrarte mi experiencia inolvidable. Yo estaba allí ante el sepulcro vacío llorando amargamente, cuando me pareció escuchar pasos, alguien se acercaba, yo sólo quería estrechar en mis brazos su cadáver y se lo habían llevado; por eso cuando escucho una voz que me preguntan , sólo atiné a contestar: . A ¿quién iba a buscar?, no tenía ni que pronunciar su nombre…

Pero de pronto… escuché mi nombre como sólo Él sabía pronunciarlo… ¡Era él!, no tenía la menor duda, vivía, Dios estaba de su parte y lo había rehabilitado y con él todo lo que defendió y por lo que luchó.

Jesús estaba vivo, la muerte no había podido con Él y en Él todos/as estamos convocados/as a la resurrección. Toda la esperanza secular de mi pueblo estalló en mi interior como un volcán. Dios es fiel y no abandona a los suyos al poder de la muerte.

Él era “el mismo”, no tenía dudas pero ya no era “lo mismo”, su presencia tenía unas características desconocidas para mí hasta entonces, nuestra relación iba a tener a partir de este momento una forma nueva, la forma del amor que no tiene fronteras, la de la presencia amorosa de quienes se saben juntos aunque estén a muchas leguas de distancia física.

Tuve la seguridad inquebrantable de que ahora sí iba a tener la experiencia de saborear un amor más fuerte que la muerte, un amor que ni los ríos pueden anegar con sus aguas, ni el fuego arrasar con su fuerza. Él estaba vivo para siempre, y ya no tenía que viajar en su búsqueda porque, de ahora en adelante, donde yo esté Él estará en mí y a donde yo vaya Él irá conmigo ya nada, ni la muerte podrá separarnos.

Esto fue lo más importante que me pasó en mi vida, y ésta experiencia te puede alcanzar en cualquier momento, si no te ha alcanzado ya. Tú no dejes de buscarle, no dejes que se apague el amor, no pierdas la esperanza. El está presente como El Viviente en el corazón de la Historia que tanto ama.

María Magdalena.

- - -> Emma Martínez: EMMAMART@teleline.es

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