pastoral con jóvenes
INICIACIÓN A LA PASTORAL CON JÓVENES
Curso del Instituto Superior de Pastoral en Madrid
PEDRO JOSÉ GÓMEZ SERRANO
MADRID.
ECLESALIA, 21/07/05.- De todos es sabido que uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la Iglesia en Europa occidental, en general, y en nuestro país, en particular, es el de la transmisión de la fe a las nuevas generaciones. El problema es de tal magnitud que amenaza la misma supervivencia de una institución cuya presencia en nuestro territorio es bimilenaria. ¿Por qué se está produciendo esta situación? Las interpretaciones son múltiples. En teoría, estamos asistiendo a lo que el sociólogo Javier Elzo denomina divorcio asimétrico. Es decir, a una situación en la que la Iglesia manifiesta buscar a los jóvenes, multiplicando sus ofertas, mensajes y sugerencias, mientras éstos se desentienden de manera creciente de esta invitación a ligar, mostrando más indiferencia que rechazo. Sin embargo, en la práctica, es más probable que la Iglesia esté emitiendo mensajes ambiguos hacia los jóvenes como esas madres chapadas a la antigua que no hacen mas que quejarse de que sus hijos no pisan por casa, pasan de la familia, sólo tienen tiempo para sus amigos, piensan que esta casa es una fonda, etc. y que, cuando ellos o ellas llegan al hogar, no hacen más que decirles cuidado con el sofá, baja el volumen de la música, menudas pintas llevas o a recriminarles por no amoldarse a su modo de vivir. No es de extrañar que, en estas circunstancias, se desarrolle en muchos jóvenes una cierta alergia eclesial. De ser esta hipótesis cierta, en el fondo se sumarían dos dificultades radicales para la evangelización: una actitud desacertada por parte de la comunidad cristiana que dificulta el encuentro y un desajuste cultural que impide la comunicación, porque coloca a los dos interlocutores en distintas longitudes de onda.
El problema es aún más complejo porque, hablando con precisión, la fe no puede transmitirse, ya que no es una propiedad material del creyente sino una relación misteriosa y libre de amor y confianza y, por lo mismo, personal e intransferible. Yo tampoco puedo traspasar a otros mis amistades y, mucho menos, el vínculo de cariño, comunicación, entrega y fidelidad que nos une. Todo lo más, podré presentar a mis amigos unos a otros, para que se conozcan entre sí, o contar a otros la experiencia que en mi vida supone esa amistad. En cualquier caso, el clima de libertad en que se produzca el diálogo, el grado de implicación personal en el que se da la comunicación de la vivencia y la utilización de un lenguaje que tenga eco en el mundo moral, afectivo, simbólico e intelectual de mi interlocutor, resultarán determinantes para que pueda tener lugar el anuncio invitador a la fe. En este ámbito, el respeto escrupuloso a la libertad de las personas y el reconocimiento del carácter gratuito y misterioso de la fe resultan imprescindibles: ¿podemos imaginar el carácter grotesco de una situación en la que una persona se viera obligado a enamorarse de alguien en particular o que tuviera que hacerse amigo de otro por obligación? Como muy acertadamente ha dicho José Antonio Pagola creer es una suerte, no una obligación; es verdad: creer es bueno para la salud aunque, por desgracia, algunas modalidades religiosas puedan llegar a ser patológicas.
Durante años, hemos hecho hincapié en que los agentes de pastoral de juventud, esto es, quienes anuncian a Jesús entre los jóvenes, tenían que tener amplios conocimientos de la cultura juvenil, una base teológica suficiente, materiales interesantes y divertidos, conocimiento de los procesos de educación en la fe, nociones de dinámica de grupos, etc. Hoy somos más conscientes de que, siendo todo eso útil y necesario, lo fundamental para evangelizar consiste en tener una fuerte experiencia de Dios, una verdadera amistad con Jesús, una vida alternativa inspirada por los valores evangélicos, la sensibilidad que da el Espíritu. Además, quien evangeliza necesita poder contar y cantar lo de Jesús en el lenguaje de la calle, plural, laico, postmoderno..., de modo que, por lo menos, se entienda. Sólo así podrá el creyente hacer que otros perciban, a través de su propia manera de vivir, como la fe puede aportar a la existencia dosis increíbles de esperanza, alegría, sentido y motivación. Por último, parece también fundamental que quienes trabajan pastoralmente, puedan desarrollar habilidades para saber encontrarse con cada joven diferente en las circunstancias únicas de su situación, para escucharle, preguntarle, dialogar con él o ella y llegar a decir esa palabra o realizar ese gesto que necesita aquí y ahora.
Con el objetivo de fortalecer esa experiencia, ayudar a formularla en la cultura actual, descubrir su relevancia práctica y desarrollar una sensibilidad mayor para en encuentro con la realidad juvenil, el Instituto Superior de Pastoral de Madrid ha diseñado un Curso de Iniciación a la Pastoral con Jóvenes que se iniciará la última semana de septiembre (de lunes a jueves por la tarde) y continuará un sábado al mes durante el resto del curso 2005-2006.
- - -> Para más información: 91-5141700 y 91-5340983 / fax: 915340983 / instpast@terra.es / http://instpast.upsa.es
Curso del Instituto Superior de Pastoral en Madrid
PEDRO JOSÉ GÓMEZ SERRANO
MADRID.
ECLESALIA, 21/07/05.- De todos es sabido que uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la Iglesia en Europa occidental, en general, y en nuestro país, en particular, es el de la transmisión de la fe a las nuevas generaciones. El problema es de tal magnitud que amenaza la misma supervivencia de una institución cuya presencia en nuestro territorio es bimilenaria. ¿Por qué se está produciendo esta situación? Las interpretaciones son múltiples. En teoría, estamos asistiendo a lo que el sociólogo Javier Elzo denomina divorcio asimétrico. Es decir, a una situación en la que la Iglesia manifiesta buscar a los jóvenes, multiplicando sus ofertas, mensajes y sugerencias, mientras éstos se desentienden de manera creciente de esta invitación a ligar, mostrando más indiferencia que rechazo. Sin embargo, en la práctica, es más probable que la Iglesia esté emitiendo mensajes ambiguos hacia los jóvenes como esas madres chapadas a la antigua que no hacen mas que quejarse de que sus hijos no pisan por casa, pasan de la familia, sólo tienen tiempo para sus amigos, piensan que esta casa es una fonda, etc. y que, cuando ellos o ellas llegan al hogar, no hacen más que decirles cuidado con el sofá, baja el volumen de la música, menudas pintas llevas o a recriminarles por no amoldarse a su modo de vivir. No es de extrañar que, en estas circunstancias, se desarrolle en muchos jóvenes una cierta alergia eclesial. De ser esta hipótesis cierta, en el fondo se sumarían dos dificultades radicales para la evangelización: una actitud desacertada por parte de la comunidad cristiana que dificulta el encuentro y un desajuste cultural que impide la comunicación, porque coloca a los dos interlocutores en distintas longitudes de onda.
El problema es aún más complejo porque, hablando con precisión, la fe no puede transmitirse, ya que no es una propiedad material del creyente sino una relación misteriosa y libre de amor y confianza y, por lo mismo, personal e intransferible. Yo tampoco puedo traspasar a otros mis amistades y, mucho menos, el vínculo de cariño, comunicación, entrega y fidelidad que nos une. Todo lo más, podré presentar a mis amigos unos a otros, para que se conozcan entre sí, o contar a otros la experiencia que en mi vida supone esa amistad. En cualquier caso, el clima de libertad en que se produzca el diálogo, el grado de implicación personal en el que se da la comunicación de la vivencia y la utilización de un lenguaje que tenga eco en el mundo moral, afectivo, simbólico e intelectual de mi interlocutor, resultarán determinantes para que pueda tener lugar el anuncio invitador a la fe. En este ámbito, el respeto escrupuloso a la libertad de las personas y el reconocimiento del carácter gratuito y misterioso de la fe resultan imprescindibles: ¿podemos imaginar el carácter grotesco de una situación en la que una persona se viera obligado a enamorarse de alguien en particular o que tuviera que hacerse amigo de otro por obligación? Como muy acertadamente ha dicho José Antonio Pagola creer es una suerte, no una obligación; es verdad: creer es bueno para la salud aunque, por desgracia, algunas modalidades religiosas puedan llegar a ser patológicas.
Durante años, hemos hecho hincapié en que los agentes de pastoral de juventud, esto es, quienes anuncian a Jesús entre los jóvenes, tenían que tener amplios conocimientos de la cultura juvenil, una base teológica suficiente, materiales interesantes y divertidos, conocimiento de los procesos de educación en la fe, nociones de dinámica de grupos, etc. Hoy somos más conscientes de que, siendo todo eso útil y necesario, lo fundamental para evangelizar consiste en tener una fuerte experiencia de Dios, una verdadera amistad con Jesús, una vida alternativa inspirada por los valores evangélicos, la sensibilidad que da el Espíritu. Además, quien evangeliza necesita poder contar y cantar lo de Jesús en el lenguaje de la calle, plural, laico, postmoderno..., de modo que, por lo menos, se entienda. Sólo así podrá el creyente hacer que otros perciban, a través de su propia manera de vivir, como la fe puede aportar a la existencia dosis increíbles de esperanza, alegría, sentido y motivación. Por último, parece también fundamental que quienes trabajan pastoralmente, puedan desarrollar habilidades para saber encontrarse con cada joven diferente en las circunstancias únicas de su situación, para escucharle, preguntarle, dialogar con él o ella y llegar a decir esa palabra o realizar ese gesto que necesita aquí y ahora.
Con el objetivo de fortalecer esa experiencia, ayudar a formularla en la cultura actual, descubrir su relevancia práctica y desarrollar una sensibilidad mayor para en encuentro con la realidad juvenil, el Instituto Superior de Pastoral de Madrid ha diseñado un Curso de Iniciación a la Pastoral con Jóvenes que se iniciará la última semana de septiembre (de lunes a jueves por la tarde) y continuará un sábado al mes durante el resto del curso 2005-2006.
- - -> Para más información: 91-5141700 y 91-5340983 / fax: 915340983 / instpast@terra.es / http://instpast.upsa.es
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