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ecleSALia del 11/04/07 al 31/07/10

Denuncia

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DEL AREÓPAGO A LAS PLAZAS DE CHAMPELL Y CAMPO DE FIORI
BRAULIO HERNÁNDEZ MARTÍNEZ, brauhm@gmail.com
TRES CANTOS (MADRID).

ECLESALIA,27/10/09.- Cuando Bertrand Russell fue elegido profesor de la Universidad de Nueva York, el obispo Manning (de la iglesia episcopal protestante) envió una carta de repulsa a todos los periódicos neoyorquinos, denunciando a la Junta por elegir a un “reconocido propagandista contra la religión y la moral, y que defiende especialmente el adulterio”. Una campaña de intimidación contra el profesor se desató en las revistas eclesiásticas, en los periódicos de Hearst y en muchos políticos católicos: aquella elección del “profesor de paganismo”, lo consideraban “un insulto brutal a todos lo americanos viejos y verdaderos”. El semanario jesuita, América, lo tildaba de “reseco, divorciado y decadente abogado de la promiscuidad”. Para más inri, a Russell lo acusaron de “comunista”. La Junta que lo eligió (por unanimidad) tuvo que hacer una segunda votación, y Russell salió de nuevo elegido. Pero de nada le sirvieron los apoyos del mundo de la ciencia, incluso de eclesiásticos más liberales: la querella de una dama provocó que el juez revocara aquel nombramiento. Los motivos que dictaminaron la sentencia eran que Russell “era extranjero”, “no había pasado por un examen de competencia”, y “sus enseñanzas eran notoriamente inmorales”.

Un hito importante del cristianismo es cuando Pablo de Tarso predicó a los atenienses en el Areópago. En estas fechas está exhibiéndose en las salas de cine “Ágora”, de Alejandro Amenábar, una crítica a los fundamentalismos religiosos, en este caso sobre la intransigencia de los cristianos del siglo IV, cuando el cristianismo ya gozaba de las prebendas de ser la religión oficial del Imperio. Russell recuerda que “en toda época, desde la de Constantino hasta finales del siglo XVII, los cristianos fueron mucho más perseguidos por otros cristianos de lo que lo fueron por los emperadores romanos. Antes del cristianismo esta actitud de persecución era desconocida en el viejo mundo, excepto entre los judíos”. Hace unos días el colectivo católico Redes Cristianas denunciaba como “chantaje” la censura impuesta por Roma al teólogo jesuita Juan Masiá.

En su libro “Por qué no soy cristiano y otros ensayos”, Russell (Nóbel de literatura en 1950) dice que las grandes religiones son un freno para el conocimiento, y en buena parte las responsables de tantas guerras, y sistemas de opresión y miseria. Agnóstico convencido, y pacifista comprometido, Russell reconoce ciertos valores del cristianismo, como la pobreza evangélica, (aunque, recuerda: “unos franciscanos la pusieron en marcha, pero el Papa la condenó como herética”). A pesar de que veía contradicciones en los textos evangélicos, “las enseñanzas de Cristo, tal como aparecen en éstos, han tenido muy poco que ver con la ética de los cristianos”. Crítico indomable y opositor a la carrera armamentística nuclear y a la violencia, presidió el llamado Tribunal Russell (no estatal) que juzgó los crímenes de guerra de Vietnam.

Precisamente el 27 de octubre es el aniversario de Miguel Servet, médico y teólogo aragonés, quemado vivo en 1553, junto a su manuscrito y su libro, en la plaza Champell de Ginebra: era el primer mártir “hereje” a manos del protestantismo. Por sostener opiniones teológicas diferentes a las de Calvino. Parecía impensable que, con el derecho a la libertad de conciencia (uno de los pilares de la Reforma), pudiera surgir, en la otra orilla, otra nueva Inquisición. A Servet lo quemaron dos veces. Primero en Roma, tras huir de sus cárceles (se sospecha que detrás de aquella denuncia podría estar el propio Calvino): quemaron su efigie, junto a sus libros. Después en Ginebra. “Perseguir con las armas a los que son expulsados de la Iglesia y negarles los derechos humanos es anticristiano”, había escrito Calvino, entonces un perseguido, antes de instaurar en Ginebra, donde se refugió, su “dictadura espiritual”. El 17 de febrero de 1600 en la Plaza Campo de Fiori de Roma sería quemado el dominico Giordano Bruno por negarse a retractarse de sus convicciones científicas.

Russell reconocía que el cristianismo de su época era menos tajante. Pero “toda su moderación y racionalismo se debe a los hombres que en su tiempo fueron perseguidos”, es decir: “a las generaciones de librepensadores que, desde el Renacimiento hasta el día de hoy, han conseguido avergonzar a los cristianos de muchas de sus creencias tradicionales”. Cita los casos de Galileo, de Darwin, de Freud… combatidos por los cristianos ortodoxos. Y menciona el caso de una carta del papa Gregorio el Grande a un obispo, que comenzaba así: “Nos ha llegado el informe, que no podemos mencionar sin rubor, de que enseñáis la gramática a ciertos amigos”. El obispo, recuerda Russell, fue obligado a desistir de tan perniciosa labor.

No podemos recordar el “asesinato piadoso” de Servet, sin hacer justicia a la vez a Sebastián Castellio: el único que se atrevió a levantar la voz denunciando a su “verdugo moral”. Su frase: “Matar a un hombre no es defender una doctrina, es matar a un hombre”, hacen de este humanista (para algunos, el más ilustre de su época), un profeta y apóstol de la tolerancia. (El mosquito contra el elefante. Eclesalia 8/11/07). Castellio, que no quiso someterse al yugo de la Inquisición romana, no tuvo la mano protectora de ningún príncipe o alto dignatario, para su defensa, como la tuvieron Erasmo o Lutero.

Castellio, gran biblista, sabe que la Biblia habla de los ateos o paganos, pero no de los herejes. Por tanto: “un hereje es aquel creyente que no piensa como yo (…) todas las sectas edifican sus religiones sobre la palabra de Dios y todas consideran la suya como cierta”. Sabe que, si él calla, otros mil Servet irán a la hoguera detrás. Su escrito Contra libellum Calvini se convierte en el “yo acuso” de su época. A Castellio le tienden trampas, pasquines anónimos, atroces insultos, libelos difamatorios, como Calumniae nebulonis cujusdam: “este libelo difamatorio de Calvino puede servir como uno de los más memorables ejemplos de hasta qué punto la furia partidista puede envilecer el espíritu de un hombre elevado” dice Stefan Zweig (exiliado a causa del nazismo) en su espléndido ensayo, una referencia contra la intolerancia, “Castellio contra Calvino. Conciencia contra Violencia”. Lo escribió en 1936, coincidiendo con nuestra Guerra Civil (justificada como cruzada). Un libro que “supuso para muchos una voz de aliento contra el nazismo en un momento decisivo”.

De modo” providencial”, Castellio murió, repentinamente, el 29 de diciembre de 1563, a los cuarenta y ocho años, en la más extrema pobreza: sus amigos tuvieron que pagar el ataúd y pequeñas deudas. Acusado de ser cómplice y cabecilla de las más salvajes herejías, murió “escapando de las garras de sus enemigos con la ayuda de Dios” confiesa un amigo.

“Desde el punto de vista del espíritu, escribe Stefan Zweig, las palabras “victoria” y “derrota” adquieren un significado distinto. Y por eso es necesario recordar una y otra vez al mundo, un mundo que sólo ve los monumentos de los vencedores, que quienes construyen sus dominios sobre las tumbas y las existencias destrozadas de millones de seres no son los verdaderos héroes, sino aquellos otros que sin recurrir a la fuerza sucumbieron frente al poder, como Castellio frente a Calvino en su lucha por la libertad de conciencia y por el definitivo advenimiento de la humanidad a la tierra”. De Beze, el sucesor de Calvino, dirá que la libertad de conciencia es una doctrina del diablo (“Libertas conscientiae diabolicum dogma”).

“Afirmo deliberadamente, dice B. Russell, que la iglesia cristiana, tal como está organizada en iglesias, ha sido, y es aún, la principal enemiga del progreso moral de mundo”. Cita (tomándolas al pie de la letra, sin someterlas a exégesis) algunas frases “contradictorias” de la Biblia, y del mismo Jesús. Sin embargo, Jesús era el profeta de la compasión: no condenaba, tampoco callaba; y siempre marcó distancias con los “sindicatos religiosos” de los hombres de la religión. Una mujer, agnóstica, de origen musulmán, que sufrió la violencia contra su familia, reconoce que “Jesús es el profeta más coherente”. Jesús fue puesto contra las cuerdas tanto por los sumos sacerdotes o los fariseos como por los celotes. No es previsible que él saliera hoy a la calle con una pancarta o una bandera, presionando al Gobierno para que su “moral” impregnara el Boletín Oficial, obligando a todos los ciudadanos.

Cuando, en abril de 2008, Benedicto XVI viajó a EE.UU. y su avión aterrizó en una base militar, el pontífice fue agasajado con 21 salvas de cañón: "los cumpleaños se celebran entre amigos", le dijo el presidente Bush. Kathleen Battle, famosa soprano, cantó el Padrenuestro. Poco después, el 13 de junio, Benedicto XVI fue su anfitrión. En “un encuentro inédito, sin precedentes”, lo recibió en los jardines vaticanos con los brazos abiertos: "gracias, qué honor, qué honor". El Papa quiso agradecer al Sr. Bush su férrea defensa de los "valores morales y fundamentales”. Marvin Olasky, uno de los consejeros de Bush, había dicho en una ocasión que “La invasión americana de Irak creará nuevas y excitantes posibilidades de convertir a los musulmanes" (Casi todos hablan con Dios en Estados Unidos, artículo de Emilio Menéndez del Valle, embajador; El País, 26/05/08). También Joseph E. Stiglitz, premio Nóbel de Economía, declaró en su día que la Guerra de Irak es "una guerra que no ha tenido más que dos vencedores: las compañías petrolíferas y los contratistas de defensa". La guerra de Irak, impulsada por el ex presidente Bush, arropado por los presidentes T. Blair y J. M. Aznar (el trío de las Azores: los mismos que reclaman las raíces cristianas de Europa) ha dejado muchos miles de víctimas, muchísimas de ellas inocentes. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

teológicas

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NO DIGAS QUE ES UN SUEÑO
Estudiar teología feminista hoy
MARÍA JOSÉ FERRER ECHÁVARRI, estudiante de Teología Feminista, ferrerecha@yahoo.com
ASTURIAS.

ECLESALIA, 05/10/09.- Hace unos meses, en una boda, una amiga que llevaba años sin ver me preguntó por mi vida. Le di cumplida información de mi situación personal y laboral y añadí: “Y estoy estudiando teología feminista”. “¿Teología feminista? ¿Qué es eso? ¿No son dos palabras incompatibles? ¿Cómo se estudia?”, dijo con la cara convertida en un interrogante. Sus preguntas, que dieron paso a una charla larga e interesante, me hicieron caer en la cuenta de algunas cosas, pues hasta ese momento nunca me había planteado cómo las teólogas feministas han llegado a serlo.

La teología feminista, mejor dicho, las teologías feministas, pues no hay una sola, han sido y son creadas por mujeres teólogas, sin más adjetivos, de forma autodidacta, leyéndose y estudiándose unas a otras, sirviéndose de herramientas de otras disciplinas, inspirándose en los métodos de otros estudios feministas y siendo también inspiración para otras estudiosas, partiendo siempre de la experiencia de las mujeres, haciéndose preguntas y rastreando las respuestas de manera nueva, cavando con las manos la tierra de la historia para sacar a la luz el pensamiento, la palabra y la vida de las mujeres, invisibilizadas y silenciadas durante siglos y milenios, recuperando las voces femeninas del pasado y del presente, muchas veces feministas sin saberlo, arriesgándose a recorrer caminos inexplorados, peligrosos y liberadores al mismo tiempo, exponiéndose una y otra vez…

Aunque oficialmente nacidos en la segunda mitad del siglo XX, los estudios teológicos feministas no son, sin embargo, una disciplina “en pañales”. Como mínimo, hay que reconocer que la “niña” ya ha aprendido a hablar con fluidez y, por tanto, a pensar. Es más, creo que la teología feminista es una joven adulta y capaz de crear un pensamiento valioso y profundamente transformador.

Nadie puede negar, por tanto, la existencia y la entidad de la teología feminista. Hay teólogos que incluso se atreven a afirmar que la teología feminista es la única que está aportando savia nueva a la “ciencia sobre Dios”. No obstante, la teología feminista, en el mejor de los casos, y no precisamente el más habitual, es una asignatura aislada en las facultades de Teología, especialmente en las que dependen de la Iglesia o de instituciones u órdenes eclesiales. La teología feminista no es tenida en cuenta en muchos círculos teológicos oficiales, pues se considera como algo que compete sólo a las mujeres. En muchas ocasiones, además, el feminismo se considera un peligro, cuando no algo claramente heterodoxo.

Este boicot, patente o latente, a la teología feminista tiene consecuencias. Por un lado, la invisibiliza, y esta invisibilidad dificulta el acceso a los estudios teológicos feministas de las personas interesadas en ellos. Por otra, ignora las investigaciones, trabajos y logros de las teólogas feministas. En estas condiciones, quienes quieren acceder a la teología feminista han de ser prácticamente autodidactas. Y esa ha sido mi experiencia durante casi una década.

Soy una buscadora de sentido desde que tengo uso de razón, aunque no siempre he sido consciente de ello. Unas veces, son las preguntas las que ponen en marcha una búsqueda. Otras, es precisamente la ausencia de interrogantes la que genera inquietud y un inexplicable deseo de buscar algo, algo que a menudo no se sabe qué es, hasta que se encuentra. Fue lo que me pasó con la teología feminista. Llevaba mucho tiempo buscándola, pero sólo lo supe cuando la encontré y pude poner nombre a muchas intuiciones y vivencias que, hasta entonces, no había sabido formular y, en ocasiones, ni siquiera reconocer.

Mi encuentro con la teología feminista, como muchos grandes descubrimientos, fue algo casual y confieso que no pude resistirme a ella. Desde el primer momento despertó todo mi interés y también un cierto vértigo, pues supe que no sería inmune a sus efectos. Decidí seguir buscando, pero no me resultó nada fácil, a pesar de que no estaba sola, pues formaba y formo parte de un grupo de mujeres, también buscadoras de sentido e interesadas en la teología feminista. Queríamos saber más y empezamos a trabajar algunos libros, a tientas, inventando métodos para abordarlos y formas de compartir nuestros avances. Como “buenas” estudiantes de teología feminista, teníamos que ser autodidactas…

Durante casi diez años dediqué muchas horas a buscar textos de teología feminista, buceando por Internet, leyendo libros que me llevaban a otros libros, fuera cual fuera el tema concreto que abordaran los textos, intuyendo que había mucho más, pero no sabiendo cómo llegar a ello ordenadamente. Fui conociendo la terminología teológica feminista a base leer y releer textos, cayendo en la cuenta, días después, de lo que significaba algo que había leído cincuenta páginas antes. Algunas autoras me resultaban especialmente difíciles, pero seguía adelante con la esperanza de acabar entendiendo lo que decían. En realidad, no sabía cómo organizar ni mis descubrimientos ni los conocimientos que iba adquiriendo ni las ideas que yo misma iba generando. Y, en efecto, no fui inmune al contacto con la teología feminista, pues cambiar mi punto de vista lo transformó todo.

Hace dos años, también por casualidad, descubrí EFETA, la Escuela Feminista de Teología de Andalucía, que me dio la posibilidad de estudiar teología feminista de forma sistemática y con herramientas que, como autodidacta, hubiera tardado años en manejar. Al mismo tiempo que me iniciaba como alumna de la Escuela, empecé a formar parte del equipo de Umbrales, el espacio de espiritualidad feminista de EFETA, lo que supone para mí una experiencia única de búsqueda compartida de formas nuevas de encuentro conmigo misma, con la realidad, con la naturaleza y con la Divinidad, formas que Umbrales ofrece a quien quiera acercarse a nuestro espacio.

Encontrar EFETA fue, cualitativamente, tan importante como descubrir la teología feminista, porque EFETA es mucho más que una escuela en la que se adquieren conocimientos estructurados. Es, ante todo, un proyecto que excede los límites de las enseñanzas on line que se imparten y del que forman parte todas las personas que colaboran en él, sean alumnas o profesoras (mujeres la mayoría, pero no únicamente) o integrantes de otros equipos y comités. Es un marco de pensamiento teológico y de espiritualidad feministas, en el que se generan, se expresan y se comparten ideas. Y las ideas son poderosas, muy poderosas, porque transforman el mundo y la historia. Me trasforman a mí.

En los dos últimos años, mi vida ha cambiado mucho. Y yo también. Hago lo mismo que antes, pero con una perspectiva diferente, feminista y liberadora. Ordenar mis ideas, conocer otros puntos de vista, disponer de herramientas de análisis, encontrar personas con las que compartir, alimentar la autocrítica… me ha hecho más libre y más responsable, me ha descubierto un poder que no sabía que tenía, me ha dado palabras con las que expresarme y con las que luchar por lo que creo justo. También hago cosas nuevas, algunas retomadas de sueños que creía perdidos, otras, fruto de una nueva mirada que me mantiene despierta y de una nueva fuerza que me mantiene viva.

Este verano acudí a la asamblea de la Asociación de Mujeres Investigadoras en Teología (con abreviatura en inglés, ESWTR) que se celebró en Winchester. Me impresionó el valor que las teólogas europeas concedían a EFETA. Afirmaban que una escuela así era el sueño de cualquier teóloga feminista. Hace pocos días, una amiga fue testigo de cómo una conocida teóloga estadounidense le explicaba a una colega australiana qué era EFETA, mientras mostraba la mayor admiración por las teólogas españolas que habían sido capaces de poner en marcha un proyecto así. Ella también lo consideraba un sueño inalcanzable. Pero no es un sueño, sino una realidad.

Tenemos al alcance de nuestra mano la posibilidad de ser teólogas feministas superando el autodidactismo, de trabajar de una forma nueva, paritaria y liberadora, de crear conocimiento y de compartirlo, de encontrar nuevos lenguajes… Las teólogas profesoras de EFETA no tienen el título de Teología Feminista, pero quieren para sus alumnas algo mejor de lo que ellas mismas tuvieron. Quieren allanar algunos caminos, para que no se gasten todas nuestras energías en recorrer a tientas senderos en los que algunas mujeres ya han dejado sus lámparas encendidas. Quieren facilitar el acceso a los estudios teológicos feministas a todas las personas interesadas en ellos, que buscan y no siempre encuentran. Quieren que nuestro pensamiento sea reconocido y que podamos dar razón de nuestra fe en una Divinidad de la que las mujeres somos imagen perfecta y de una esperanza en un mundo donde las mujeres seamos reconocidas como seres humanos plenos, adultos, libres y responsables, capaces de pensamiento, de palabra y de acción trasformadora. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

¿Vamos a renunciar a este sueño?

Si quieres saber más, entra en www.efeta.org

existentes

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ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VIDA QUE NOS ES DADA
ANGEL ARNAIZ QUINTANA*, angel.arnaiz.q@gmail.com
BAJO LEMPA, USULUTÁN (EL SALVADOR).

ECLESALIA, 01/10/09.- 1. En arjé, en el principio de este universo en que vivimos fue el big bang, hace 13´600 millones de años. En un punto infinitesimal mucho más pequeño que la punta de un alfiler, en un instante de tiempo infinitesimal inimaginable, explosionó toda la energía contenida en miles de millones de estrellas y todos los astros conocidos y en los rayos gamma, neutrinos y todas las partículas que pueblan, han poblado y poblarán este universo.

- Todos estamos formados de la misma energía primordial, de las mismas partículas elementales, de la misma materia.
- Y vio dios que era bueno.
- Y el universo cantó agradecido.

2. El principio del planeta Tierra, hace 4´500 millones de años, fue de restos de una estrella que explotó antes, llamada Tiamat, y es un planeta pequeño, girando alrededor de una estrella amarilla mediana llamada Sol, en uno de los brazos de una galaxia de regular tamaño llamada Vía láctea, entre los cientos de miles de galaxias conocidas en el Universo presente.

- Todos en la tierra procedemos del polvo de estrellas apagadas y habitamos un único planeta.
- Y vio dios que era bueno.
- Y el planeta tierra cantó agradecido.

3. En este planeta minúsculo dentro del universo apareció el milagro de la vida hace 3´800 millones de años: fue un alga unicelular procariota -sin núcleo- capaz de reproducirse a sí misma y generar oxigeno y enviarlo a la atmósfera y, gracias a ello, que la vida se multiplicara después. Y el reinado de esta minúscula alga, el milagro de esta vida simple y generadora de oxígeno, duró 1´700 millones de años, hasta que, para asegurar la reproducción en condiciones más adversas, pareció la vida unicelular eucariota, -con núcleo-, hace 2´100 millones de años. Y luego apareció la maravillosa vida pluricelular, con células especializadas para mantener y reproducir esa vida cada vez más compleja en condiciones cada vez más variadas, y se formó el mundo de los seres vivos aquí, en el planeta Tierra. Un milagro más en la escala del universo conocido por las condiciones ambientales que requiere para su sobrevivencia.

- La vida celular es fuente de toda la vida que se extiende por toda la tierra.
- Y vio dios que era bueno.
- Y la vida unicelular y pluricelular cantaron agradecidas.

4. Hace tan sólo 65 millones de años hubo un cambio climático importantísimo en el planeta Tierra, tal vez debido a una catástrofe planetaria por la llegada de un gran meteorito, que acabó con los grandes bosques y vegetación que le poblaba. Y también cambió la fauna que se alimentaba de ellos, representada en los diplodocus y otros grandes animales de su época. Y llegó la hora de los mamíferos que tomaron la iniciativa de poblar la tierra. Y de ellos surgieron los primates, antepasados de los homínidos.

- Gaia, la madre tierra planetaria, organizada para asegurar su sobrevivencia, modificó la primacía de sus pobladores.
- Y vio dios que era bueno.
- Y los mamíferos y los primates cantaron agradecidos.

5. Hace 7 millones de años aparecen unos mamíferos Hominoideos, y hace 3 millones de años los Australopithecus, y hace tan sólo 1 millón 800 mil años el mamífero del género Homo: Homo erectus y Homo habilis. Y así siguió el proceso evolutivo humano hasta nuestros días.

- Los seres humanos compartían con los otros seres los bienes que se encontraban en la tierra.
- Y vio dios que era bueno.
- Y los antepasados de los humanos actuales cantaron agradecidos.

6. Hace 100 mil años, una de las clases de Homo, el Homo sapiens, habitante de África, sale de ese continente para poblar el resto del planeta. Pero, a la vez, acaba con las diferentes clases de Homo existentes, como los neardenthales en Europa y los diferentes Homo pobladores de Asia, y se impone como especie única hace apenas 35 mil años. El Homo sapiens ha comenzado a ser también Homo demens (Hombre demente, como demonio destructor), de manera que le podemos llamar, a partir de ese momento Homo sapiens/demens.

- Y el homo sapiens/demens fue poblando toda la tierra.

(Es probable que podo después de esta fecha, hace unos 30 mil años, este Homo inicie el poblamiento del continente Abia Yala o Indoamérica en el que habitamos, aunque los primeros poblamientos confirmados en el Continente son de hace 14 mil años en Monte Verde, Chile).

No sabemos si todavía vio Dios que era bueno o no, aunque aceptó como experiencia de libertad esa experiencia cainita -Caín matando a Abel, tal como aparece en los primeros capítulos de la Biblia-. Lo que sí confirmamos con esta experiencia de imposición humana aniquiladora de una especie humana sobre otras, es que la apoptosis y la necrosis forman parte del proceso de evolución en cuanto especie. O, dicho de otra manera, se cumplen las leyes de la evolución biológica presentadas por Darwin. Por eso, a pesar de todo, seguimos cantando “Gracias a la vida”, pues, entre otras cosas, si no, no estaríamos nosotros aquí.

7. Hace unos 40 años, apenas nada en la caminata de la evolución cósmica, biológica y humana, a finales del siglo XX de la Era cristiana, a partir de la década de 1960 en adelante, el Homo sapiens/demens destruye la vida del planeta Tierra a un ritmo superior a todo lo antes existente. Miles y miles de especies vegetales y animales, que han tardado millones de años en aparecer y mantenerse en la existencia, son aniquiladas estas últimas décadas por este Homo sapiens/demens que somos nosotros, los actuales habitantes del planeta Tierra. El afán de lucro, la ganancia económica por la ganancia económica del sistema capitalista dominante, convierte al planeta Tierra en mero instrumento de negocio capitalista, prevaleciendo la razón instrumental sobre cualquier otra. El cambio climático es una de sus consecuencias.

Es de esperar que Gaia, la Madre Tierra como un todo planetario, reaccione también ahora y haga desaparecer a esta especie depredadora y aniquiladora que la destruye y maltrata y coloque en su lugar preeminente a otras especies que respeten nuevas formas de vida, a no ser que los humanos actuales reaccionemos antes. Al fin, 100´000 años, que es la edad de esta especie Homo sapiens/demens que somos nosotros, son pocos años en la escala biológica, y puede desaparecer y ser sustituida por otras especies más respetuosos y cuidadoras del entorno biológico. Lo sucedido hace 65 millones de años con los diplodocus y otros enormes animales que dominaban sobre la Tierra, cuando fueron sustituidos por los mamíferos, es un muy buen ejemplo de ello.

Por todo esto, ¿Podemos cantar todavía “Gracias a la vida que me ha dado tanto”? Ustedes, ¿qué dicen?

NO: porque la destrucción de los bosques, de los casquetes polares, de numerosos ríos y lagos, de gran cantidad de especies valiosas… no lo permite

SÍ: porque todavía existen Homos, hombres y mujeres, que mantienen la defensa de la vida como principio de su actuar, y se organizan y crean instituciones para conseguirlo, y denuncian y aclaran a los demás lo que sucede y sus consecuencias, y trabajan y luchan por cambiar este sistema económico mundial depredador al máximo en beneficio de unos pocos nada más. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).


- - -> *Para el Encuentro Regional sobre el cambio climático desde las víctimas. Auspiciado por Comunidades Unidas del Bajo Lempa (ACUDESBAL) y CESTA, 5 de junio de 2009.

agallas

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LA POBREZA, EL PODER Y LA CONCIENCIA…
THELMA MARTÍNEZ, teresiana, thelmastj@yahoo.com.mx
NICARAGUA.

ECLESALIA, 24/09/09.- La pobreza se nos mete en las venas… nos enferma y nos denigra. Nos oprime desde dentro y nos oprime desde fuera. Aunque, cuando nos oprime desde fuera, es más llevadera.

Cuando la pobreza se nos mete en la cabeza, en los pies, en las manos, en la mirada y en el corazón, nos nubla la conciencia. Nos hace sentir menos y nos pone al frente del más dañino de todos los espejos: los demás en comparación con nosotros, los pobres…

Entonces viene el poder a terminar de arruinarlo todo…

Y los pobres nos acercamos al que puede más porque esperamos que nos dé algo de lo mucho que tiene: su dinero, su influencia, su prestigio, su inteligencia, su belleza, o, simplemente, su cariño y preferencia. Y los pobres nos alzamos así al poder sobre nuestros semejantes, los otros pobres con los cuales, sin querer, también competimos. Los que se quedan abajo, se quedan tristes… deseando estar en el lugar que ocupamos los de arriba, los preferidos del jefe…

Y si la pobreza se nos mete en la cabeza, no valen los títulos universitarios que saquemos para “mejorar en la vida”, o los bienes personales ni las riquezas que después logremos (si las llegamos a tener). Porque siempre nos vamos a estar pensando como pobres… siempre nos vamos a creer menos que los demás… siempre vamos a estar compitiendo con aquellos que están cerca del poder. Siempre estaremos pensando en función de lo que no tenemos y quisiéramos tener… o, si llegamos al poder o al “éxito”, nos vamos a olvidar de lo que una vez no tuvimos… de lo que fuimos: pobres. Porque sentiremos vergüenza del recuerdo…

Si se nos mete en los pies, la pobreza nos hace haraganas… y miedosas… Y aprendemos a caminar detrás de los pasos de aquellos a quienes consideramos mejores… y nos detenemos con cada nuevo obstáculo. Y damos pasos de hormiga en aquellos lugares anchos, donde podríamos correr y hasta volar, porque no nos terminamos de creer que estamos ahí precisamente para correr o para volar. Y si no nos mete miedo la pobreza en los pies, nos hace mañosos… porque entonces buscamos siempre cómo aventajar al que viene detrás de nosotras, correr despacio, en zig-zag, nunca de frente, buscando cómo ponernos en lugares donde saquemos ventaja, donde nos arrimemos al poder y al bienestar, aunque eso signifique hacerle trampa a los otros. Pero… “tenemos que sobrevivir”, y aquí se trata de la ley del más fuerte…

Cuando la pobreza se nos mete en las manos, nos ata… Nos amarra y nos desfigura las manos. Nos inutiliza. Porque pensamos que es poco o nada lo que somos capaces de hacer. O nos hace sirvientas de las personas que ostentan poder, dinero o influencias. Nos volvemos serviles e intentamos contentar todo el tiempo a quien está en un “rango” superior al nuestro. Porque tenemos miedo que nos quiten el trabajo… ese trabajo que nos da de comer todos los días (si es que lo tenemos). Así, sin querer y sin que nos demos cuenta, la pobreza nos hace mendigas… y nuestras manos atadas se liberan sólo para ser extendidas para pedir… dinero, favores, privilegios, cariño, aprobación y compasión.

Si se nos mete en los ojos, la pobreza nos hace ciegas. No sabemos vernos por dentro, ni descubrir nuestras capacidades, oportunidades y espíritu de lucha. Sólo vemos lo que NO tenemos… y lo comparamos con lo mucho que otros tienen. Nos entra la tristeza… y la rabia. Y tampoco miramos a nuestro alrededor. No nos damos cuenta de que hay otras personas que están en peores condiciones y que, tal vez, podrían necesitar de nuestra solidaridad. Miramos con desconfianza, con la mirada turbia porque pensamos mal de los demás… porque en el fondo también pensamos mal de nosotros mismos.

Pero cuando nos conquista el corazón, estamos liquidadas… porque la pobreza conquista nuestras ganas. Y lo peor de todo, nos hace amarla, desearla y buscarla. Es una contradicción tremenda: por un lado, no queremos la pobreza porque nos hace sufrir. Por otro, amamos sentirnos víctimas… pobres, limitadas, excluidas. Y le echamos la culpa a los ricos del mundo, a los que tienen poder, a los que son “mejores” que nosotros, los pobres Pobres…

Y si la pobreza nos llega al corazón, nos nubla la conciencia. Ya ni siquiera somos capaces de decir quién somos… ni de dónde venimos, ni sabemos hacia dónde vamos. La sociedad no nos importa, porque ella misma tiene la culpa de que seamos pobres. Y los ricos nos pisotean sin que nosotros nos demos cuenta, o si nos damos cuenta, no protestamos, pues no hay nada qué hacer… Y los otros pobres son nuestros iguales hasta que nos hacen competencia y se quieren meter en nuestro camino y quitarnos las migajas a las cuales, por ser más pobres, tenemos derecho. Y si el sistema nos oprime no opinamos, y si opinamos y luchamos es porque los líderes nos lo dicen. Y así se nos pasa la vida diciéndonos que somos pobres, y que no es justo, y que pobrecitos nosotros que somos pobres, y que quiero quedar bien con el patrón, la jefa y los dueños. Pero también pisoteo a los otros pobres que están debajo de mí… Cuando la pobreza se nos mete en la conciencia, ni siquiera nos damos cuenta de fuimos nosotras mismas quienes entregamos nuestra propia dignidad, a cambio de un “bienestar”, y nos volvimos objeto de uso y de consumo de quienes ostentan un poder opresor.

Y todo esto, sin darnos cuenta… porque no fuimos capaces de despertarnos la conciencia.

Al final, pienso que el problema no es pasar hambre o angustia por las deudas… El problema es quedarse siempre en el hambre y en la angustia, y aprender a estirar la mano para pedir clemencia a los que tienen o pueden más… o no creer que pueda caminar con la misma dignidad que mi jefa, aunque no ande una ropa tan buena o mi porte no sea “distinguido”… El problema es creer que su dignidad depende de su cargo, de su dinero, de su preparación profesional, de su apellido o de su distinción… y no de su ser PERSONA… tan digna y tan semejante a mí… y a todos los seres humanos de este mundo.

El problema es el miedo que nos oprime… porque con ese mismo miedo nos volvemos opresoras y reproductoras de pobreza…

El problema es que ni siquiera tenemos conciencia de que la humanidad no podemos dividirla más por los “estratos sociales”… porque esa división no fue pensada por el Creador. Y porque este es un pensamiento absurdo… ilógico. Basta vernos unos frente a otros, y darnos cuenta de que somos hechos con la misma materia…

El problema no es ser pobre… sino que la pobreza se nos meta en las venas y nos envenene la sangre, y nos haga seres inferiores (porque nos vivimos comparando con los demás).

La pobreza no está sólo en la casa… en la cartera vacía ni en el fogón apagado porque no hay nada para cocinar. La pobreza está en el alma humana… en la mendicidad de nuestras relaciones y en la mezquindad de nuestros deseos.

Los pobres no sólo somos los que no tenemos dinero…

Los pobres somos los que no nos creemos gente.

Hasta que dejemos de pensar como pobres… entonces seremos, por fin, seres libres. Y ningún sistema nos podrá aplastar, porque la liberación la llevaremos por dentro, y se nos saldrá por los poros en cada uno de nuestros actos. En ese momento ya no nos pensaremos como ricos o pobres, sino simplemente, como seres humanos… Sólo entonces tendremos las agallas para ponernos de pie y enfrentar a este sistema opresor… y decir un “basta” a la injusticia. Sólo entonces tomaremos conciencia de nuestra igualdad, y nos uniremos entre todos los seres humanos, pobres y ricos, que queramos luchar por un mundo justo. Un mundo donde no haya espacio para las diferencias, porque son ilógicas… inhumanas e incivilizadas.

Cuando seamos libres desde dentro, nos liberaremos también desde afuera.

Y la pobreza habrá salido ya de nuestras cabezas, pies, manos, miradas, corazón y conciencia… y todas las personas tendremos el mismo poder creador…

Ese poder libertador que nos fue entregado desde el inicio de la historia de la humanidad. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

nos iluminan

nos iluminan

GALILEO GALILEI
JUAN YZÚEL, juan@ciberiglesia.net
ZARAGOZA.

ECLESALIA, 21/09/09.- Estamos celebrando el Año Internacional de la Astronomía al conmemorarse que en el año 1609 Galileo Galilei apuntó por primera vez al cielo con un telescopio. Fue el comienzo de 400 años de descubrimientos que aún continúan.

Me gusta tener mi propia galería de cristianos ilustres, que no sólo incluye a algunos santos de mi particular devoción, sino a hombres y mujeres que han vivido en medio de la polémica o cuyas vidas no siempre han sido ejemplares, pero que están iluminadas por la dignidad especial que concede a una persona el haberse dejado la piel por ser consecuente con su conciencia. Hay muchos cristianos de a pie que pueden estimularnos en nuestra lucha diaria por ser fieles al evangelio en el siglo XXI. Entre ellos está Galileo Galilei, investigador y buscador de la verdad, condenado por la Iglesia y reconocido luego como uno de sus hijos ilustres.

Galileo es un paradigma para nosotros ante esta efervescencia de la investigación científica y de los cambios sociales que vivimos. Nos impresiona su legado principal, que fue la puerta de grandes avances en la comprensión del cosmos. Pero no es menos importante su itinerario espiritual y de fe.

Es difícil conocer cómo vivió Galileo esa condena de su obra y sus descubrimientos. Todavía influenciados por esa falsa leyenda del "eppur si muove" (‘y sin embargo se mueve’), frase que se atribuye a Galileo al pronunciar la fórmula de abjuración que le impuso el Santo Oficio, es preciso descubrir al hombre real. ¿Cuál fue su reacción íntima, cómo respondió interiormente al Señor desde su arresto domiciliario, cómo encajó el abandono o la traición de antiguos amigos y benefactores tras la sentencia de la Inquisición?

No todos renegaron de él. Casi ciego y necesitado de ayuda, un hombre de la talla de San José de Calasanz envió a vivir con él a dos escolapios que le asistieran en sus trabajos y aprendieran de su sabiduría. Es un ejemplo de que no todos los católicos de entonces vieron con buenos ojos aquella condena.

También existen hoy "galileos" en la Iglesia, silenciados, condenados, apartados de la docencia o la pastoral... Galileo y su historia nos iluminan, tanto para pensarnos dos veces cuando condenamos a alguien cuanto para vivir con paciencia y confianza en el Padre ante el castigo injusto o ayudar al silenciado. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

replantearnos

replantearnos

COMIENZA EL CURSO
SONIA FERNÁNDEZ HOLGUÍN, militante de Profesionales Cristianos, sonia.fdez.holguin@gmail.com

ECLESALIA,18/09/09.- Comenzamos el nuevo curso. En estos días niños y jóvenes vuelven a las aulas con más o menos ilusión. Los adultos, con suerte, retoman sus trabajos, muchos de ellos con el síndrome postvacacional después de unos días de descanso en cualquier punto de la península ibérica o en cualquier lugar de nuestro mundo… ¡Ventajas de la globalización y la mejora de las comunicaciones!

Pero la mayoría lo hacemos pensando en el futuro: la crisis con el consecuente aumento dramático del paro, el terrorismo, la gripe A, la precariedad de nuestros trabajos, las hipotecas, las letras que faltan por pagar, la violencia de género,… ¿Qué será de nosotros? Son bastantes nuestros miedos y todos buscamos seguridad.

Muchos pensamos cómo afrontar estos sentimientos y sensaciones, y casi seguro que para la mayoría de los que vivimos en este país la respuesta es sencilla: evitarlos, huir de ellos mientras podamos y refugiarnos en cosas que nos duelan menos o conformarnos en que tiene que ser así y no puede serlo de otra manera. Nos pasa hoy y nos ha pasado siempre.

En los últimos años una de las formas más utilizadas como espacio de evasión de los problemas y medio para alcanzar la alegría y la felicidad –en estos días quizá menos acentuado por la dichosa crisis- es la búsqueda del bienestar superficial. Es por ello que los macro centros comerciales y las calles repletas de tiendas se han convertido en los mejores lugares de ocio para pasar el día con la familia. Esto es especialmente acusado en las grandes ciudades. ¿Y después qué? Cuándo ya tenemos el objeto que deseamos, ¿cuál es el paso siguiente? Los problemas continúan, el vacío que sentíamos sigue ahí,… Hemos puesto una tirita a la herida, pero la herida permanece, y cada uno de nosotros nos preguntamos entonces ¿soy feliz?

Mientras tanto, preocupados por nosotros mismos y por las personas más cercanas, no nos paramos a pensar en el ochenta por cierto de la humanidad cuyo anhelo diario es “¿existirá un mañana para mí?”.

Los sociólogos hablan para referirse a este tema del “humanismo indoloro”. Humanismo indoloro que nos hace pasar al lado del indigente que duerme en la calle o que pide en el supermercado y nos parece una estampa normal de nuestros pueblos y ciudades. Humanismo indoloro porque nos dicen que cada cinco segundos muere un niño y no pensamos que podría ser nuestro hijo, sobrino, hermano. Humanismo indoloro porque vemos aparecer noticias en televisión y nos es indiferente y como mucho nos atrevemos a hacer zapping si se nos revuelve el estómago. Humanismo indoloro porque vivimos en un mundo que no conocemos, donde el abismo norte-sur crece cada día y donde los países del norte explotan sin piedad a los más empobrecidos. Humanismo indoloro porque cambiamos de móvil constantemente para tener el más moderno y no somos conscientes de que estamos provocando una guerra en el Congo. Humanismo indoloro porque vivimos bajo un techo seguro, dormimos en una cama caliente, no nos faltan alimentos y ni siquiera sabemos qué ocurre en nuestra ciudad. Humanismo indoloro por tantas y tantas cosas…

E incluso nos atrevemos a decir que se lo merecen, sin entender que tú has tenido la suerte de nacer en España, pero que otros ese mismo día estaban naciendo en África, Latinoamérica, India,… y con su nacimiento casi fecharon el día de su muerte.

He tenido la suerte de viajar con otros tres jóvenes como yo a Perú este verano acogidos por Antonio, Lolo, Ángel, Mercedes y Glafira (entre otros), misioneros y religiosas de la diócesis de Mérida-Badajoz. Allí no he podido cerrar los ojos, no he podido hacer zapping. He podido ver sin entender cómo en el año 2009 sigue habiendo muchos ciudadanos que no poseen una vida digna, sin agua, sin luz, con un acceso a la educación muy limitado y falto de recursos, sin sanidad para todos… Cómo una mujer y su bebé mueren en un parto normal, cómo existen miles de niños desnutridos mientras a mi me sobran unos kilos, cómo hay tantos jóvenes deseando estudiar sin poder hacerlo porque tienen que cuidar el ganado o cultivar sus campos para poder subsistir (que no existir), cómo…

Y hoy me toca preguntarme sin entender ¿por qué este mundo es tan injusto y desigual? ¿por qué unos vivimos tan “bien” y otros tan mal? ¿por qué como mucho nos acordamos de ellos puntualmente en un telemaratón, un mercadillo, cuando les mandamos un contenedor,… y no entendemos que en el resto de nuestro día podemos estar contribuyendo con nuestras vidas – en el trabajo, consumo, uso del dinero, poco cuidado del medio ambiente,…- a que la brecha siga creciendo?

Y hoy también me pregunto, ¿el mundo puede cambiar?, ¿puede ser más humano y habitable? Y me convenzo de que es posible pues en estos misioneros y religiosas, en el pueblo peruano y otros tantos pueblos, en el trabajo de las ONGDs aquí y allá,… he visto muchos signos de esperanza. Gestos y vidas entregadas que hacen que el mundo tenga un poco más de sentido hoy. Gracias a todos ellos.

Pero también estoy convencida de que el mundo cambiará cuando los que vivimos en la cara buena de la moneda también pongamos de nuestra parte. Deberíamos replantearnos nuestro trabajo para que sea más integrador, ético y tenga como horizonte y centro de nuestro quehacer diario a los más empobrecidos. Pero también tendremos que cuestionar nuestros estilos de vida para que sean más universalizables: repensar nuestro consumo; el cuidado del medio ambiente; comprar en comercio justo; compartir nuestro dinero; compartir nuestro tiempo como voluntarios en ONGDs, comedores, asilos, hospitales, Centro Hermano,… Apoyar campañas, acciones y ciberacciones –pronto llegará la campaña mundial de Pobreza Cero-.

Yo estoy dispuesta a ponerme en camino porque pienso en Magali, Edwin, Dennis, Segundo, César, Sandra y tantos y tantos. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

¿Y tú?

paridad

paridad

“Fue María Magdalena donde estaban los discípulos les anunciaba: ‘He visto al Señor’” Jn 20,18
SANTA MARÍA MAGDALENA, APÓSTOL DE LOS APÓSTOLES
Manifiesto del Col·lectiu de Dones en L’Església con motivo del día de su Patrona
COL·LECTIU DE DONES EN L’ESGLÉSIA, 22/07/09, dones.esglesia@terra.es
BARCELONA.

ECLESALIA, 23/07/09.- En la Iglesia Católica somos 1.131 millones de fieles (último dato de 2006). La mayoría de personas religiosas, tanto las contemplativas como las que se dedican a la enseñanza, al servicio de los enfermos, como las que están en las misiones, son mujeres. En las Parroquias la mayor parte de los servicios de: Catequesis, Cáritas, visitas a las personas enfermas, limpieza y arreglo del templo y de los ornamentos, están en manos de las mujeres. La mayor parte de las personas que asisten a los actos religiosos, en especial en la celebración de la Eucaristía, son mujeres. Pero la Iglesia Jerárquica, sólo se visibiliza con cara de varón: El Papa, los Cardenales, Obispos, Presbíteros y todos los que tienen responsabilidades de dirección en la Iglesia, son varones. Creemos que ya ha llegado el tiempo de la paridad en la Iglesia.

En ninguna parte de los Evangelios hemos encontrado prácticas tan desproporcionadas en contra de la igualdad de derechos, por esto decimos:

QUEREMOS continuar en el servicio, pero también QUEREMOS corresponsabilidad.

Hoy, día de nuestra Patrona, el Col·lectiu de Dones en l’Església, una vez más nos MANIFESTAMOS dolidas ante la realidad y el nulo interés para cambiar la situación actual.

DECLARAMOS que gracias a la igualdad que adquirimos al recibir el sacramento del Bautismo, tenemos derecho a reclamar, y RECLAMAMOS la paridad en la Iglesia.

También tenemos presente en nuestra oración, a todas las mujeres que luchan desde sus ámbitos, para la igualdad de sus derechos, por su autonomía, por su dignidad y por su libertad; entre ellas: Shirin Ebadi, (Premio Nóbel de la Paz 2003) y todas las mujeres del Irán que pasan momentos difíciles. Aung San Suu Kyi (Premio Nóbel de la Paz 1991), de Birmania, y por todas las que, como ella, dan testimonio de fortaleza y paciencia, ante las adversidades y la injusticia. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

- - -> Para más información: http://www.cdonesesglesia.org

golpe de estado

golpe de estado

SOBRE EL GOLPE DE ESTADO EN HONDURAS
Pronunciamiento Provincial de los Dominicos en Centro América
ALEXIS PÁEZ OVARES, dominico, Prior Provincial de América Central y CARLOS FLORES, dominico, promotor de Justicia y Paz de América Central, www.dominicos.info
HONDURAS.

ECLESALIA, 16/07/09.- A todas las Comunidades de la Provincia Dominicana de San Vicente Ferrer de Centroamérica, a la Familia Dominicana de Centroamérica, a las comunidades parroquiales y pastorales que acompañamos con nuestro trabajo, y a todos los hombres y mujeres que trabajan por la justicia y la paz en el mundo.

HECHOS QUE PREOCUPAN
1. La detención del Presidente de la República de Honduras, el pasado 28 de junio, por parte de las Fuerzas Armadas de ese país, la violación de su domicilio, su expulsión del territorio nacional y la forma de su ejecución, se han constituido en la culminación de una serie de conflictos que venían sucediéndose en ese hermano país y en el estallido de una grave crisis humana, institucional y de convivencia civilizada que amenaza la paz de toda la región.

2. Los hechos que antecedieron tan seria ruptura del orden social y político no se limitan, como ha sido presentado en algunas informaciones, solo a la propuesta del Presidente de realizar una consulta con la que pretendía obtener respaldo para hacer que en las elecciones generales de noviembre próximo se instalara una cuarta urna en la que los ciudadanos debían votar si querían un cambio de la Constitución Política. Una serie de conflictos se habían venido acumulando entre el Presidente Zelaya y diversos sectores económicos a lo largo de los últimos meses. La reestructuración de las fórmulas de ganancias de las compañías transnacionales del petróleo, la importación de medicamentos genéricos desde Cuba a precios más cómodos que los ofrecidos por las empresas farmacéuticas nacionales e internacionales, la decisión de elevar el salario mínimo —uno de los más bajos del Istmo— de $182 a $291, las medidas a favor del ambiente, frente a las compañías mineras, fueron algunas de las medidas gubernamentales que causaron profundo malestar en diversos grupos de la empresa privada quienes percibían estos hechos como contrarios a sus intereses, y fueron generando un frente en contra del Gobernante.

3. A partir del momento de la destitución del Presidente Zelaya, entre los serios conflictos generados no lo es menor el de la discusión sobre cómo interpretar los hechos y la polarización en torno a dichas interpretaciones. Mientras que líderes y organismos internacionales, como la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y otras instituciones hablan categóricamente de golpe de estado y lo condenan, los defensores del mismo lo consideran como una “legítima sucesión” en el poder conforme a leyes internas hondureñas. Todo esto ha creado confusión en sectores de la población centroamericana en materia informativa.

4. Para Honduras se ha producido un aislamiento internacional, una suspensión de ayudas financieras, retiro de embajadores de diversas naciones, todo lo cual es de temer que, como de costumbre, perjudique en mayor escala a los más pobres y más débiles porque los grupos más poderosos siempre tienen formas y recursos para defenderse de todo tipo de crisis. La confrontación entre los defensores del orden institucional y quienes aceptan el régimen de facto ha llegado incluso al derramamiento de sangre por causa de disparos de los militares sobre manifestantes favorables al retorno del Presidente.

5. Mientras quienes rompieron el orden institucional consideran que se estaba produciendo una creciente y peligrosa influencia de los gobiernos venezolano, nicaragüense y de otros miembros del ALBA en Honduras, otros sectores del pueblo y diversos analistas apuntan a una posible connivencia, al menos una actitud ambigua, por decirlo con moderación, del Gobierno de los EE.UU. ante el golpe.

CRITERIOS ÉTICOS DEL MAGISTERIO SOCIAL DE LA IGLESIA
El llamado de la historia
6. Comos dominicos vemos en nuestra América Latina el testimonio vivo de los y las mártires que se tomaron en serio su vocación de ser testigos de la verdad. Nos interpelan sobre todo a asumir la vocación de anuncio y denuncia como Orden de Predicadores. Este llamado es tanto más fuerte cuando es la vida humana y la convivencia social los que están en juego.

7. Pero estamos claros en que la obligación de pronunciarnos, que compartimos con la Iglesia, debe darse fundamentalmente en el plano de lo ético – religioso, y no en el orden científico – técnico. Todavía en estos mismos días nos lo vuelve a recordar S.S. Benedicto XVI, citando al Magisterio anterior: “La Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer y no pretende «de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados». No obstante, tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia en favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación” (Caritas in veritate, n. 9). Por eso nuestro juicio en este momento no puede ser ni en el campo del análisis jurídico – legal, ni en el del análisis científico - social que no nos corresponden como Iglesia.

8. Por eso las consideraciones que ofrecemos a continuación, convencidos de que se basan en criterios extraídos del Magisterio Social de la Iglesia, las presentamos en diálogo con otros sectores de la Iglesia y la sociedad, con miras a iluminar la acción que corresponde ante la crisis hondureña.

Los criterios
9. En primer lugar, es preciso reconocer que en este conflicto originado en Honduras se encuentran grupos con diversidad ideológica, político partidaria y de intereses económicos y sociales, y que, por tanto hay que respetar y partir de la existencia de dicha pluralidad. Sin embargo, hay que insistir de manera muy enfática que no se puede aceptar la visión, como algunos han dicho, de que existen “dos bandos”, “dos partes” en lo que se refiere al respeto al orden institucional democrático, tal y como lo avala el consenso internacional en materia de concepción de la democracia y de la defensa de derechos humanos. En materia de justicia, institucionalidad, y defensa de los derechos humanos no cabe aceptar “bandos” ni negociación alguna, so pena de destruir las premisas necesarias para la convivencia y el diálogo entre la diversidad de personas.

10. La Iglesia ha sido contundente a este respecto, al defender que la identificación y proclamación de los derechos del hombre es uno de los esfuerzos más relevantes para responder eficazmente a las exigencias imprescindibles de la dignidad humana (cfr. GetS 76). Así como al afirmar que la fuente última de los derechos humanos no se encuentra en la mera voluntad de los seres humanos, en la realidad del Estado o en los poderes públicos, sino en el hombre mismo y en Dios su Creador (Cfr. Pacem in terris 9). Es, por tanto, por completo inaceptable el recurso o aplicación —como se ha hecho en la “destitución” del presidente Zelaya— de cualquier legislación nacional que no se adecue y subordine a estos derechos. Mucho menos aceptable aún el escudarse en “estados de excepción” para cometer acciones que irrespeten la dignidad humana. Queda claro que los cristianos aprecian el sistema democrático en la medida en que asegura la participación de todos los ciudadanos, les da la posibilidad de elegir y pedir cuentas a sus propios gobernantes, y de sustituirlos de manera pacífica (cfr. Centesimus annus 46).

11. Está claro en la tradición de la enseñanza social católica que el recurso a la resistencia ante un gobernante, por medio de fuerzas armadas, solo es legítimo cuando se hayan producido —no cuando se prevean o supongan como posibles— violaciones ciertas, graves y prolongadas de los derechos fundamentales; cuando se hayan agotado todos los otros recursos; sin provocar desórdenes peores; que haya esperanza fundada de éxito y si es imposible prever razonablemente soluciones mejores. Nada de esto parece haber sido considerado por los autores del golpe de estado en Honduras. Permítasenos citar todavía el siguiente párrafo invaluable de la encíclica “El progreso de los pueblos” (31). En este texto Pablo VI recuerda los enormes peligros de la insurrección contra los gobernantes legítimos porque “—salvo en el caso de tiranía evidente y prolongada que atentase gravemente a los derechos fundamentales de la persona y dañase peligrosamente el bien común del país— engendra nuevas injusticias, introduce nuevos desequilibrios y provoca nuevas ruinas. No se puede combatir un mal real al precio de un mal mayor.” La misma condena internacional unánime del golpe en Honduras manifiesta la extendida percepción de que la alteración del orden institucional en Honduras crea amenazas, no solo sobre la convivencia pacífica y justa al interior del país, sino también sobre el frágil sistema democrático de la región. Esto, sin duda alguna, es un mal mayor que el que pudiera estarse evitando y que, en todo caso, quedaba sujeto a prueba con el debido proceso.

12. No se puede separar, además, el juicio ético – religioso sobre el golpe del que hay que formular sobre la situación general endémica de Honduras y cuya solución debería constituirse en primera prioridad, no solo para los católicos, sino para todos los hombres y mujeres de buena voluntad del país, en particular para los gobernantes. Baste recordar unos pocos datos: Honduras es uno de los países del continente con mayor población sufriendo pobreza y las secuelas de la misma, con altos índices de inequidad en la distribución del ingreso per cápita y en el grado de concentración del ingreso per cápita del hogar. Solo el 38, 2 % de los hogares aparecen en las estadísticas como “no pobres” porque pueden cubrir sus necesidades básicas de alimentación y otras. La tasa de mortalidad infantil es en promedio del 23 por mil, pero cuatro veces el promedio nacional en algunos departamentos rurales. Para este país, el indicador de esperanza de vida se ubica en peor posición que los indicadores de educación, en los que de todos modos los puntajes obtenidos se encuentran entre los últimos de la región. Es uno de los países del istmo que muestra las mayores proporciones de niños desnutridos, donde el bajo peso al nacer es uno de los factores que precipitan la desnutrición en edades tempranas, resultado, fundamentalmente, de una desnutrición intrauterina y donde no se registran avances relevantes en la reducción de este indicador. Las secuelas de la desnutrición sufrida en la etapa preescolar se observan con claridad en el déficit acumulado en la talla de niños escolares, en donde la prevalencia supera el 40%. Y está claro que uno de los principales factores que incide en la deteriorada situación de la salud es el inadecuado acceso a servicios de saneamiento y agua. Además, en Honduras vive la tercera parte de la población centroamericana que padece VIH-sida.

13. ¿Podremos decir los cristianos, y en particular los frailes predicadores, que estamos anunciando en Honduras al Dios de la vida, al Jesús que vino “para que tuviéramos vida y vida en abundancia”? ¿podrán decir los partidos y dirigentes políticos hondureños que han hecho de la defensa de la vida su prioridad principal? ¿Tendrá o no relación el golpe de estado con esta situación socio económica tan conflictiva e inaceptable?

14. Cualesquiera que sean la respuestas a estas preguntas, estamos convencidos de que el compromiso de acompañamiento al pueblo hondureño no se limita a esta lamentable coyuntura de la ruptura de la institucionalidad democrática, sino que se extiende al camino para la superación de estos problemas estructurales. Un fortalecimiento de la democracia política —tan dramáticamente herida con el reciente golpe— solo se realizará con una construcción fuerte de una democracia económica y social.

15. Pero en este caminar, definir lo que haya que hacerse, —como lo enseñó con clarividencia Pablo VI—, no es tarea privilegiada nuestra, ni siquiera de los Obispos o del Romano Pontífice. Es a las comunidades cristianas a quienes incumbe “analizar con objetividad la situación propia de su país, esclarecerla mediante la luz de la Palabra inalterable del Evangelio, deducir principios de reflexión, normas de juicio y directrices de acción según las enseñanzas sociales de la Iglesia tal como han sido elaboradas a lo largo de la historia (…) (a ellos les) toca discernir, con la ayuda del Espíritu Santo, en comunión con los obispos responsables, en diálogo con los demás hermanos cristianos y todos los hombres de buena voluntad, las opciones y los compromisos que conviene asumir para realizar las transformaciones sociales, políticas y económicas que se considera de urgente necesidad en cada caso. (Octogesima adveniens 4)”.

LÍNEAS PARA LA ACCIÓN
16. Pedimos a todos los religiosos y miembros de la Familia Dominicana en Centroamérica que rechacen de manera categórica, sobre la base de los principios aquí expuestos, el golpe infligido a la institucionalidad democrática hondureña y pidan el apoyo nacional e internacional para la restauración de la misma en el más corto plazo.

17. 1Asimismo, llamamos a expresar nuestra solidaridad efectiva con los más necesitados, los más pobres, los más excluidos del pueblo hondureño, también más afectados —a veces hasta manipulados— por situaciones críticas como la presente.

18. Consideramos de gran importancia reanudar el diálogo intraeclesial para precisar los puntos comunes que nos lleven a una acción de compromiso conjunto por la paz, la justicia y la solidaridad con los más pobres. Coincidimos con los Obispos hondureños en cuanto a la necesidad de “entablar un verdadero diálogo entre todos los sectores de la sociedad, para que se pueda llegar a soluciones constructivas”.

19. También con los Obispos coincidimos en que es “necesario globalizar la solidaridad como un camino que puede ayudarnos a superar la injusticia y la inequidad”. Pedimos, en particular, el apoyo de todas las Promotorías de Justicia y Paz en el Continente, para no permitir que en ninguno de nuestros países vuelvan a repetirse alteraciones de la institucionalidad democrática que retrotraen nuestras sociedades a etapas lamentables de la historia pasada.

20. Debemos colaborar con el esfuerzo de la sociedad civil y de los políticos de buena voluntad para evitar que el ejército de Honduras pueda volver a caer en acciones como las vividas en los últimos días.

21. Como familia dominicana en Centroamérica podemos comprometernos en crear espacios de diálogo, de reflexión y de oración, en la línea de la justicia y la paz, para fortalecer la identificación y construcción de intereses comunes, por vía de la justicia, excluyendo toda forma de violencia.

22. Es preciso que nuestras comunidades, en su reflexión y acción, mantengan una actitud evangélica vigilante, una cultura y una ética que se traduzcan en acciones que ayuden a impedir que este tipo de situaciones se repitan.

Junto con el Consejo de la Provincia dominicana de San Vicente Ferrer de Centroamérica, y los Centros especializados de Investigación CEDI (Heredia, Costa Rica), y AkKután (Cobán, A.V., Guatemala). (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).