Blogia
ecleSALia del 11/04/07 al 31/07/10

Biblia

huellas

huellas

12 Tiempo ordinario (B) Marcos 4, 35-40
¿POR QUÉ SOMOS TAN COBARDES?
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 17/06/09.- «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?». Estas dos preguntas que Jesús dirige a sus discípulos no son, para el evangelista Marcos, una anécdota del pasado. Son las preguntas que han de escuchar los seguidores de Jesús en medio de sus crisis. Las preguntas que nos hemos de hacer también hoy: ¿Dónde está la raíz de nuestra cobardía? ¿Por qué tenemos miedo ante el futuro? ¿Es porque nos falta fe en Jesucristo?

El relato es breve. Todo comienza con una orden de Jesús: «Vamos a la otra orilla ». Los discípulos saben que en la otra orilla del lago Tiberíades está el territorio pagano de la Decápolis. Un país diferente y extraño. Una cultura hostil a su religión y creencias.

De pronto se levanta una fuerte tempestad, metáfora gráfica de lo que sucede en el grupo de discípulos. El viento huracanado, las olas que rompen contra la barca, el agua que comienza a invadirlo todo, expresan bien la situación: ¿Qué podrán los seguidores de Jesús ante la hostilidad del mundo pagano? No sólo está en peligro su misión, sino incluso la supervivencia misma del grupo.

Despertado por sus discípulos, Jesús interviene, el viento cesa y sobre el lago viene una gran calma. Lo sorprendente es que los discípulos «se quedan espantados».

Antes tenían miedo a la tempestad. Ahora parecen temer a Jesús. Sin embargo, algo decisivo se ha producido en ellos: han recurrido a Jesús; han podido experimentar en él una fuerza salvadora que no conocían; comienzan a preguntarse por su identidad. Comienzan a intuir que con él todo es posible.

El cristianismo se encuentra hoy en medio de una «fuerte tempestad» y el miedo comienza a apoderarse de nosotros. No nos atrevemos a pasar a «a otra orilla».

La cultura moderna nos resulta un país extraño y hostil. El futuro os da miedo. La creatividad parece prohibida. Algunos creen más seguro mirar hacia atrás para mejor ir adelante.

Jesús nos puede sorprender a todos. El Resucitado tiene fuerza para inaugurar una fase nueva en la historia del cristianismo. Solo se nos pide fe. Una fe que nos libere de tanto miedo y cobardía, y nos comprometa a caminar tras las huellas de Jesús. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

camino largo

camino largo

El Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo ( B ) Marcos 14, 12-16. 22-26
LA CENA DEL SEÑOR
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 10/06/09.- Los estudios sociológicos lo destacan con datos contundentes: los cristianos de nuestras iglesias occidentales están abandonando la misa dominical. La celebración, tal como ha quedado configurada a lo largo de los siglos, ya no es capaz de nutrir su fe ni de vincularlos a la comunidad de Jesús.

Lo sorprendente es que estamos dejando que la misa « se pierda » sin que este hecho apenas provoque reacción alguna entre nosotros. ¿No es la eucaristía el centro de la vida cristiana? ¿Cómo podemos permanecer pasivos, sin capacidad de tomar iniciativa alguna? ¿Por qué la jerarquía permanece tan callada e inmóvil? ¿Por qué los creyentes no manifestamos nuestra preocupación con más fuerza y dolor?

La desafección por la misa está creciendo incluso entre quienes participan en ella de manera responsable e incondicional. Es la fidelidad ejemplar de estas minorías la que está sosteniendo a las comunidades, pero ¿podrá la misa seguir viva sólo a base de medidas protectoras que aseguren el cumplimiento del rito actual?

Las preguntas son inevitables: ¿No necesita la Iglesia en su centro una experiencia más viva y encarnada de la cena del Señor, que la que ofrece la liturgia actual? ¿Estamos tan seguros de estar haciendo hoy bien lo que Jesús quiso que hiciéramos en memoria suya?

¿Es la liturgia que nosotros venimos repitiendo desde siglos la que mejor puede ayudar en estos tiempos a los creyentes a vivir lo que vivió Jesús en aquella cena memorable donde se concentra, se recapitula y se manifiesta cómo y para qué vivió y murió Jesús? ¿Es la que más nos puede atraer a vivir como discípulos suyos al servicio de su proyecto del reino del Padre?

Hoy todo parece oponerse a la reforma de la misa. Sin embargo, cada vez será más necesaria si la Iglesia quiere vivir del contacto vital con Jesucristo. El camino será largo. La transformación será posible cuando la Iglesia sienta con más fuerza la necesidad de recordar a Jesús y vivir de su Espíritu. Por eso también ahora lo más responsable no es ausentarse de la misa sino contribuir a la conversión a Jesucristo. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

llamadas

llamadas

Domingo de Pentecostés (B) Juan 20, 19 - 23
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 27/05/09.- Ven Espíritu Santo. Despierta nuestra fe débil, pequeña y vacilante. Enséñanos a vivir confiando en el amor insondable de Dios nuestro Padre a todos sus hijos e hijas, estén dentro o fuera de tu Iglesia. Si se apaga esta fe en nuestros corazones, pronto morirá también en nuestras comunidades e iglesias.

Ven Espíritu Santo. Haz que Jesús ocupe el centro de tu Iglesia. Que nada ni nadie lo suplante ni oscurezca. No vivas entre nosotros sin atraernos hacia su Evangelio y sin convertirnos a su seguimiento. Que no huyamos de su Palabra, ni nos desviemos de su mandato del amor. Que no se pierda en el mundo su memoria.

Ven Espíritu Santo. Abre nuestros oídos para escuchar tus llamadas, las que nos llegan hoy, desde los interrogantes, sufrimientos, conflictos y contradicciones de los hombres y mujeres de nuestros días. Haznos vivir abiertos a tu poder para engendrar la fe nueva que necesita esta sociedad nueva. Que, en tu Iglesia, vivamos más atentos a lo que nace que a lo que muere, con el corazón sostenido por la esperanza y no minado por la nostalgia.

Ven Espíritu Santo y purifica el corazón de tu Iglesia. Pon verdad entre nosotros. Enséñanos a reconocer nuestros pecados y limitaciones. Recuérdanos que somos como todos: frágiles, mediocres y pecadores. Libéranos de nuestra arrogancia y falsa seguridad. Haz que aprendamos a caminar entre los hombres con más verdad y humildad.

Ven Espíritu Santo. Enséñanos a mirar de manera nueva la vida, el mundo y, sobre todo, a las personas. Que aprendamos a mirar como Jesús miraba a los que sufren, los que lloran, los que caen, los que viven solos y olvidados. Si cambia nuestra mirada, cambiará también el corazón y el rostro de tu Iglesia. Los discípulos de Jesús irradiaremos mejor su cercanía, su comprensión y solidaridad hacia los más necesitados. Nos pareceremos más a nuestro Maestro y Señor.

Ven Espíritu Santo. Haz de nosotros una Iglesia de puertas abiertas, corazón compasivo y esperanza contagiosa. Que nada ni nadie nos distraiga o desvíe del proyecto de Jesús: hacer un mundo más justo y digno, más amable y dichoso, abriendo caminos al reino de Dios. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

INVOCAÇÃO AO ESPÍRITO
José Antonio Pagola. Tradução: Antonio Manuel Álvarez Pérez

Vem Espírito Santo. Desperta a nossa fé débil, pequena e vacilante. Ensina-nos a viver confiando no amor insondável de Deus nosso Pai a todos os Seus filhos e filhas, estejam dentro ou fora da Tua Igreja. Se se apaga esta fé em nossos corações, depressa morrerá também em nossas comunidades e igrejas.

Vem Espírito Santo. Faz que Jesus ocupe o centro da Tua Igreja. Que nada nem ninguém O suplante nem O obscureça. Não vivas entre nós sem atrair-nos para o Teu Evangelho e sem converter-nos para O seguir. Que não fujamos da Sua Palavra, nem nos desviemos do Seu mandato de amor. Que não se perca no mundo a Sua memória.

Vem Espírito Santo. Abre os nossos ouvidos para escutar as Teus chamamentos, os que nos chegam hoje, desde as interrogações, sofrimentos, conflitos e contradições dos homens e mulheres dos nossos dias. Faz-nos viver abertos ao Teu poder para gerar a fé nova que necessita esta sociedade nova. Que, na Tua Igreja, vivamos mais atentos ao que nasce que ao que morre, com o coração suportado pela esperança e não minado pela nostalgia.

Vem Espírito Santo e purifica o coração da Tua Igreja. Coloca verdade entre nós. Ensina-nos a reconhecer os nossos pecados e limitações. Recorda-nos que somos como todos: frágeis, medíocres e pecadores. Liberta-nos da nossa arrogância e falsa segurança. Faz que aprendamos a caminhar entre os homens com mais verdade e humildade.

Vem Espírito Santo. Ensina-nos a olhar de forma nova a vida, o mundo e, sobretudo, as pessoas. Que aprendamos a olhar como Jesus olhava aos que sofrem, aos que choram, aos que caem, aos que vivem sós e esquecidos. Se muda o nosso olhar, mudará também o coração e o rosto da Tua Igreja. Os discípulos de Jesus, irradiaremos melhor a Sua proximidade, a Sua compreensão e solidariedade para com os mais necessitados. Iremos parecer-nos mais ao nosso Mestre e Senhor.

Vem Espírito Santo. Faz de nós uma Igreja de portas abertas, coração compassivo e esperança contagiosa. Que nada nem ninguém nos distraia ou desvie do projecto de Jesus: fazer um mundo mais justo e digno, mais amável e ditoso, abrindo caminhos ao reino de Deus.

INVOCAZIONE ALLO SPIRITO
José Antonio Pagola. Traduzione: Mercedes Cerezo

Vieni, Spirito Santo. Risveglia la nostra fede debole, piccola e vacillante. Insegnaci a vivere confidando nell’amore insondabile di Dio nostro Padre per tutte le sue figlie e i suoi figli, che siano dentro o fuori dalla tua Chiesa. Se si spegne questa fede nei nostri cuori, presto morirà anche nelle nostre comunità e chiese.

Vieni, Spirito Santo. Fa’ che Gesù occupi il centro della tua Chiesa. Che niente e nessuno lo soppianti né lo nasconda. Non vivere in mezzo a noi senza attrarci verso il suo Evangelo e senza convertirci alla sua sequela. Che non fuggiamo dalla sua Parola, né deviamo dal suo mandato di amore. Che non si perda nel mondo la sua memoria.

Vieni, Spirito Santo. Apri i nostri orecchi ad ascoltare le tue chiamate, quelle che ci arrivano oggi, dagli interrogativi, le sofferenze, i conflitti e le contraddizioni delle donne e degli uomini dei nostri giorni. Facci vivere aperti alla tua potenza, per generare la fede nuova di cui ha bisogno questa società nuova. Che, nella tua Chiesa, viviamo più attenti a quello che nasce piuttosto che a quello che muore, con il cuore sostenuto dalla speranza e non consumato dalla nostalgia del “sempre si è fatto così”.

Vieni, Spirito Santo e purifica il cuore della tua Chiesa. Metti verità fra di noi. Insegnaci a riconoscere i nostri peccati e i nostri limiti. Ricordaci che siamo come tutti: fragili, mediocri e peccatori. Liberaci dalla nostra arroganza e dalla falsa sicurezza. Fa’ che impariamo a camminare tra gli uomini con più verità e umiltà.

Vieni, Spirito Santo. Insegnaci a guardare in modo nuovo la vita, il mondo e, soprattutto, le persone. Che impariamo a guardare come Gesù guardava quelli che soffrono, quelli che piangono, quelli che cadono, quelli che vivono soli e dimenticati. Se il nostro sguardo cambia, cambierà anche il cuore e il volto della tua Chiesa. Discepoli di Gesù, irradieremo meglio la sua vicinanza, la sua comprensione e la sua solidarietà verso i più bisognosi. Somiglieremo di più al nostro Maestro e Signore.

Vieni, Spirito Santo. Fa’ di noi una Chiesa dalle porte aperte, con il cuore compassionevole e la speranza contagiosa. Che niente e nessuno ci distragga o allontani dal progetto di Gesù: fare un mondo più giusto e degno, più amabile e felice, aprendo strade al Regno di Dio.

INVOCATION A L’ESPRIT
José Antonio Pagola, Traducteur: Carlos Orduna, csv

Viens Esprit Saint. Eveille notre foi faible, petite et chancelante. Apprends-nous à vivre en faisant confiance à l’amour insondable de Dieu notre Père pour tous ses fils et toutes ses filles, qu’ils soient à l’intérieur ou à l’extérieur de l’Eglise. Si cette foi vient à s’éteindre dans nos cœurs, elle mourra très bientôt dans nos communautés, dans nos églises.

Viens Esprit Saint. Fais que Jésus occupe le cœur de ton Eglise. Que rien ni personne ne vienne le supplanter ni l’obscurcir. Ne sois pas au milieu de nous sans nous attirer vers son Evangile et sans nous convertir, afin de marcher à sa suite. Fais que nous ne fuyions pas sa Parole ni ne dévions de son commandement d’amour. Que sa mémoire ne disparaisse pas du monde.

Viens Esprit Saint. Ouvre nos oreilles pour entendre tes appels, ceux qui nous arrivent aujourd’hui à travers les interrogations, les souffrances, les conflits et les contradictions des hommes et des femmes de notre temps. Fais que nous demeurions ouverts à ton pouvoir d’engendrer la nouvelle foi dont cette nouvelle société a besoin. Que nous vivions dans ton Eglise plus attentifs à ce qui naît qu’à ce qui meurt, le cœur soutenu par l’espérance et non pas affaibli par la nostalgie.

Viens Esprit Saint et purifie le cœur de ton Eglise. Mets la vérité parmi nous. Apprends-nous à reconnaître nos péchés et nos limites. Rappelle-nous que nous sommes comme tout le monde: fragiles, médiocres et pécheurs. Libère-nous de notre arrogance et de notre fausse sécurité. Fais que nous apprenions à cheminer parmi les hommes avec plus de vérité et d’humilité.

Viens Esprit Saint. Apprends-nous à regarder d’une façon nouvelle la vie, le monde et surtout, les personnes. Que nous apprenions à regarder comme Jésus regardait ceux qui souffrent, ceux qui pleurent, ceux qui tombent, ceux qui vivent seuls et désemparés. Si notre regard change, le cœur et le visage de ton Eglise changeront aussi. Nous, les disciples de Jésus, nous rayonnerons encore mieux sa proximité, sa compréhension et sa solidarité envers les plus nécessiteux. Nous ressemblerons davantage à notre Maître et Seigneur.

Viens Esprit Saint. Fais de nous une Eglise aux portes ouvertes, au cœur compatissant et à l’espérance communicative. Que rien ni personne ne nous distraie ni nous dévie du projet de Jésus: bâtir un monde plus juste et plus digne, plus aimable et plus heureux, tout en ouvrant des chemins au règne de Dieu.

COME, HOLY SPIRIT
José Antonio Pagola. Translator: José Antonio Arroyo

Come, Holy Spirit, and arouse our weakened, small and feeble faith. Teach us to live trusting in the unfathomable love that our Father has for all children, those inside or outside the church. Should this faith be put out from our hearts, it will also be extinguished from our communities and churches.

Come, Holy Spirit, and let Jesus be the centre of your Church. Let no one and nothing substitute or put him aside. Stay with us and bring us closer to the Gospel and make us His disciples. Let us not forget his Word and his commandment of Love: and let the world never lose his memory.

Come, Holy Spirit! Open our ears that we may hear the many cries that come from the men and women of today, who are suffering, confused and, simply, at a loss. Make us live with openness towards your power, so that we may generate the new Faith that our new society so badly needs. Let your Church invite us to be more open to what is new and alive; and let our hearts be encouraged by hope rather than weakened by nostalgia.

Come, Holy Spirit, and purify the heart of your Church. Let Truth prevail among us, so that we can recognize our own sins and limitations. Remind us of what we really are: fragile, mediocre and sinful. Deliver us from our arrogance and false security. Help us to walk among men with more truth and humility.

Come, Holy Spirit: teach us to look from a different angle at life, at people and at the world. Let us learn from the way Jesus looked at those who suffered, cried, had fallen and those who had been forgotten or left aside. If we can change the way we look at people, we shall also change the heart and the eyes of the Church. Christ’s disciples, then, will radiate so much better the solidarity, understanding and closeness that Jesus showed to those most in need. We shall all look so much like our Lord and Teacher.

Come, Holy Spirit: make of all of us a Church with open doors, compassionate hearts and contagious hope. Let no one and nothing distract or deviate us from Jesus’ project: building up a world that is more just and humane, friendly and welcoming – showing the way to the Kingdom of God.

ESPIRITUARI DEI EGINEZ
José Antonio Pagola. Itzultzailea: Dionisio Amundarain

Zatoz, Espiritu Santua. Esnatu gure fede ahul, arin eta dardarati hau. Egizu, konfiantza ezar dezagun Jainko gure Aita maitasun hondorik gabean, bere seme-alaba guztientzat, Elizaren baitako nahiz kanpoko, duen maitasunean. Izan ere, fede hori itzaliko balitz, laster itoko litzateke gure elkarteetan, elizetan ere.

Zatoz, Espiritu Santua. Egizu Jesus izan dadin zeure Elizaren erdigune. Ez dezala ezerk, ez inork, Jesus ordezkatu, ez lausotu. Ez zaitezela bizi gure artean gu haren Ebanjeliora erakarri gabe, guri haren ondoren bihozberritzera eragin gabe. Ez dezagula jo haren Hitzari ihes egitera, ez gaitezela desbideratu haren maitasun-agindutik. Ez dadila gal munduan haren oroitzapena.

Zatoz, Espiritu Santua. Ireki gure belarriak zure deia entzuteko, gaur egun egungo gizon-emakumeen galderetatik, sufrimenduetatik, gatazketatik eta kontraesanetatik iristen zaigun deia entzuteko. Egizu, bizi gaitezela zure ahalari irekirik, gizarte berri honek behar duen fede berria sorrarazteko. Zure Elizan, bizi gaitezela jaiotzen denari adiago, hiltzen denari baino; izan dezagula esperantza bihotzaren sostengu, eta ez haren hondatzaile den nostalgia.

Zatoz, Espiritu Santua. Garbi egizu zeure Elizaren bihotza. Ezarri egia gure artean. Erakutsi guztioi geure bekatuak eta mugak aitortzen. Gogorarazi guri beste guztiak bezalako garela: hauskor, erdipurdiko, bekatari. Libra gaitzazu geure harrokeriatik eta sasi-segurtasunetik. Egizu, ibil gaitezela gizartean egia eta apaltasun handiagoz.

Zatoz, Espiritu Santua. Erakutsi guri beste modu batean ikusten bizitza, mundua eta, nagusiki, jendea. Ikas dezagula begiratzen, Jesusek egiten zuen moduan, sufritzen ari direnei, negar dagitenei, erortzen direnei, bakarrik eta bazter utzirik bizi direnei. Gure begiratua kanbiatuko balitz, kanbiatuko lirateke zure Elizaren bihotza eta begitartea ere. Jesusen ikasleok bizikiago distiraraziko genuke haren hurbiltasuna, hark zuen ulertzeko era eta solidaritatea, premiarik handienekoen aurrean. Geure Maisu eta Jaunaren antzekoago izango ginateke.

Zatoz, Espiritu Santua. Egin gaitzazu ateak irekirik dituen Eliza, bihotz errukitsua eta esperantza kutsakorra dituen Eliza. Ez gaitzala ezerk, ez inork, oharkabetu edo desbideratu Jesusen egitasmotik: mundua zuzenago eta duinago, maitagarriago eta zoriontsuago egiten saiatzetik, Jainkoaren erreinurako bidea urratuz.

INVOCACIÓ A L’ESPERIT
José Antonio Pagola. Traductor: Francesc Bragulat

Vine Esperit Sant. Desperta la nostra fe feble, petita i vacil lant. Ensenya'ns a viure confiant en l'amor insondable de Déu nostre Pare a tots els seus fills i filles, estiguin dins o fora de la teva Església. Si s'apaga aquesta fe en els nostres cors, aviat morirà també en les nostres comunitats i esglésies.

Vine Esperit Sant. Fes que Jesús ocupi el centre de la teva Església. Que res ni ningú el suplanti ni l’enfosqueixi. No visquis entre nosaltres sense atraure’ns cap al seu Evangeli i sense convertir-nos al seu seguiment. Que no fugim de la seva Paraula, ni ens desviem del seu manament de l'amor. Que no es perdi en el món la seva memòria.

Vine Esperit Sant. Obre les nostres oïdes per escoltar les teves crides, les que ens arriben avui, des dels interrogants, els sofriments, els conflictes i les contradiccions dels homes i les dones dels nostres dies. Fes-nos viure oberts al teu poder per engendrar la fe nova que necessita aquesta societat nova. Que, a la teva Església, visquem més atents al que neix que a allò que mor, amb el cor sostingut per l'esperança i no minat per la nostàlgia.

Vine Esperit Sant i purifica el cor de la teva Església. Posa veritat entre nosaltres. Ensenya'ns a reconèixer els nostres pecats i limitacions. Recorda’ns que som com tothom: fràgils, mediocres i pecadors. Allibera’ns de la nostra arrogància i falsa seguretat. Fes que aprenguem a caminar entre els homes amb més veritat i humilitat.

Vine Esperit Sant. Ensenya'ns a mirar de manera nova la vida, el món i, sobretot, les persones. Que aprenguem a mirar com Jesús mirava els que pateixen, els que ploren, els que cauen, els que viuen sols i oblidats. Si canvia la nostra mirada, canviarà també el cor i el rostre de la teva Església. Els deixebles de Jesús irradiarem millor la seva proximitat, la seva comprensió i solidaritat envers els més necessitats. Ens assemblarem més al nostre Mestre i Senyor.

Vine Esperit Sant. Fes de nosaltres una Església de portes obertes, cor compassiu i esperança contagiosa. Que res ni ningú ens distregui o desviï del projecte de Jesús: fer un món més just i més digne, més amable i feliç, obrint camins al regne de Déu.

anda buscando

anda buscando

Ascensión del Señor (B) Marcos 16, 15-20
CONFIANZA Y RESPONSABILIDAD
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 20/05/09.- Al evangelio original de Marcos se le añadió en algún momento un apéndice donde se recoge este mandato final de Jesús: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación». El Evangelio no ha de quedar en el interior del pequeño grupo de sus discípulos. Han de salir y desplazarse para alcanzar al «mundo entero» y llevar la Buena Noticia a todas las gentes, a «toda la creación».

Sin duda, estas palabras eran escuchadas con entusiasmo cuando los cristianos estaban en plena expansión y sus comunidades se multiplicaban por todo el Imperio, pero ¿cómo escucharlas hoy cuando nos vemos impotentes para retener a quienes abandonan nuestras iglesias porque no sienten ya necesidad de nuestra religión?

Lo primero es vivir desde la confianza absoluta en la acción de Dios. Nos lo ha enseñado Jesús. Dios sigue trabajando con amor infinito el corazón y la conciencia de todos sus hijos e hijas, aunque nosotros los consideremos «ovejas perdidas». Dios no está bloqueado por ninguna crisis.

No está esperando a que desde la Iglesia pongamos en marcha nuestros planes de restauración o nuestros proyectos de innovación. Él sigue actuando en la Iglesia y fuera de la Iglesia. Nadie vive abandonado por Dios, aunque no haya oído nunca hablar del Evangelio de Jesús.

Pero todo esto no nos dispensa de nuestra responsabilidad. Hemos de empezar a hacernos nuevas preguntas: ¿Por qué caminos anda buscando Dios a los hombres y mujeres de la cultura moderna? ¿Cómo quiere hacer presente al hombre y a la mujer de nuestros días la Buena Noticia de Jesús?

Hemos de preguntarnos todavía algo más: ¿Qué llamadas nos está haciendo Dios para transformar nuestra forma tradicional de pensar, expresar, celebrar y encarnar la fe cristiana de manera que propiciemos la acción de Dios en el interior de la cultura moderna? ¿No corremos el riesgo de convertirnos, con nuestra inercia e inmovilismo, en freno y obstáculo cultural para que el Evangelio se encarne en la sociedad contemporánea?

Nadie sabe cómo será la fe cristiana en el mundo nuevo que está emergiendo, pero, difícilmente será «clonación» del pasado. El Evangelio tiene fuerza para inaugurar un cristianismo nuevo. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

una cuestión

una cuestión

6 Pascua (B) Juan 15, 9-17
NO DESVIARNOS DEL AMOR
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 13/05/09.- El evangelista Juan pone en boca de Jesús un largo discurso de despedida en el que se recogen con una intensidad especial algunos rasgos fundamentales que han de recordar sus discípulos a lo largo de los tiempos, para ser fieles a su persona y a su proyecto. También en nuestros días.

«Permaneced en mi amor». Es lo primero. No se trata sólo de vivir en una religión, sino de vivir en el amor con que nos ama Jesús, el amor que recibe del Padre. Ser cristiano no es en primer lugar un asunto doctrinal, sino una cuestión de amor. A lo largo de los siglos, los discípulos conocerán incertidumbres, conflictos y dificultades de todo orden. Lo importante será siempre no desviarse del amor.

Permanecer en el amor de Jesús no es algo teórico ni vacío de contenido. Consiste en «guardar sus mandamientos», que él mismo resume enseguida en el mandato del amor fraterno: «Éste es mi mandamiento; que os améis unos a otros como yo os he amado». El cristiano encuentra en su religión muchos mandamientos. Su origen, su naturaleza y su importancia son diversos y desiguales. Con el paso del tiempo, las normas se multiplican. Sólo del mandato del amor dice Jesús: «Este mandato es el mío». En cualquier época y situación, lo decisivo para el cristianismo es no salirse del amor fraterno.

Jesús no presenta este mandato del amor como una ley que ha de regir nuestra vida haciéndola más dura y pesada, sino como una fuente de alegría: «Os hablo de esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría llegue a plenitud». Cuando entre nosotros falta verdadero amor, se crea un vacío que nada ni nadie puede llenar de alegría.

Sin amor no es posible dar pasos hacia un cristianismo más abierto, cordial, alegre, sencillo y amable donde podamos vivir como «amigos» de Jesús, según la expresión evangélica. No sabremos cómo generar alegría. Aún sin quererlo, seguiremos cultivando un cristianismo triste, lleno de quejas, resentimientos, lamentos y desazón.

A nuestro cristianismo le falta, con frecuencia, la alegría de lo que se hace y se vive con amor. A nuestro seguimiento a Jesucristo le falta el entusiasmo de la innovación, y le sobra la tristeza de lo que se repite sin la convicción de estar reproduciendo lo que Jesús quería de nosotros. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

distraídos

distraídos

5 Pascua (B) Juan 15, 1-8
NO DESVIARNOS DE JESÚS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 06/05/09.- La imagen es sencilla y de gran fuerza expresiva. Jesús es la «vid verdadera», llena de vida; los discípulos son «sarmientos» que viven de la savia que les llega de Jesús; el Padre es el «viñador» que cuida personalmente la viña para que dé fruto abundante. Lo único importante es que se vaya haciendo realidad su proyecto de un mundo más humano y feliz para todos.

La imagen pone de relieve dónde está el problema. Hay sarmientos secos por los que no circula la savia de Jesús. Discípulos que no dan frutos porque no corre por sus venas el Espíritu del Resucitado. Comunidades cristianas que languidecen desconectadas de su persona.

Por eso se hace una afirmación cargada de intensidad: «el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid»: la vida de los discípulos es estéril «si no permanecen» en Jesús. Sus palabras son categóricas: «Sin mí no podéis hacer nada». ¿No se nos está desvelando aquí la verdadera raíz de la crisis de nuestro cristianismo, el factor interno que resquebraja sus cimientos como ningún otro?

La forma en que viven su religión muchos cristianos, sin una unión vital con Jesucristo, no subsistirá por mucho tiempo: quedará reducida a «folklore» anacrónico que no aportará a nadie la Buena Noticia del Evangelio. La Iglesia no podrá llevar a cabo su misión en el mundo contemporáneo, si los que nos decimos «cristianos» no nos convertimos en discípulos de Jesús, animados por su espíritu y su pasión por un mundo más humano.

Ser cristiano exige hoy una experiencia vital de Jesucristo, un conocimiento interior de su persona y una pasión por su proyecto, que no se requerían para ser practicante dentro de una sociedad de cristiandad. Si no aprendemos a vivir de un contacto más inmediato y apasionado con Jesús, la decadencia de nuestro cristianismo se puede convertir en una enfermedad mortal.

Los cristianos vivimos hoy preocupados y distraídos por muchas cuestiones. No puede ser de otra manera. Pero no hemos de olvidar lo esencial. Todos somos «sarmientos». Sólo Jesús es «la verdadera vid». Lo decisivo en estos momentos es «permanecer en él»: aplicar toda nuestra atención al Evangelio; alimentar en nuestros grupos, redes, comunidades y parroquias el contacto vivo con él; no desviarnos de su proyecto. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

aunar

aunar

4 Pascua (B) Juan 10, 11-18
ACERCARNOS Y CONOCERNOS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 29/04/09.- Cuando entre los primeros cristianos comenzaron los conflictos y disensiones entre grupos y líderes diferentes, alguien sintió la necesidad de recordar que, en la comunidad de Jesús, sólo él es el Pastor bueno. No un pastor más, sino el auténtico, el verdadero, el modelo a seguir por todos.

Esta bella imagen de Jesús, Pastor bueno, es una llamada a la conversión, dirigida a quienes pueden reivindicar el título de «pastores» en la comunidad cristiana. El pastor que se parece a Jesús, sólo piensa en sus ovejas, no «huye» ante los problemas, no las «abandona». Al contrario, está junto a ellas, las defiende, se desvive por ellas, «expone su vida» buscando su bien.

Al mismo tiempo, esta imagen es una llamada a la comunión fraterna entre todos. El Buen Pastor «conoce» a sus ovejas y las ovejas le «conocen» a él. Sólo desde esta cercanía estrecha, desde este conocimiento mutuo y esta comunión de corazón, el Buen Pastor comparte su vida con las ovejas. Hacia esta comunión y mutuo conocimiento hemos de caminar también hoy en la Iglesia.

En estos momentos no fáciles para la fe, necesitamos como nunca aunar fuerzas, buscar juntos criterios evangélicos y líneas maestras de actuación para saber en qué dirección hemos de caminar de manera creativa hacia el futuro.

Sin embargo, no es esto lo que está sucediendo. Se hacen algunas llamadas convencionales a vivir en comunión, pero no estamos dando pasos para crear un clima de escucha mutua y diálogo. Al contrario, crecen las descalificaciones y disensiones entre obispos y teólogos; entre teólogos de diferentes tendencias; entre movimientos y comunidades de diverso signo; entre grupos y «blogs» de todo género…

Pero, tal vez, lo más triste es ver cómo sigue creciendo el distanciamiento entre la jerarquía y el pueblo cristiano. Se diría que viven dos mundos diferentes. En muchos lugares los «pastores» y las «ovejas» apenas se conocen. A muchos obispos no les resulta fácil sintonizar con las necesidades reales de los creyentes, para ofrecerles la orientación y el aliento que necesitan. A muchos fieles les resulta difícil sentir afecto e interés hacia unos pastores a los que ven alejados de sus problemas.

Sólo creyentes, llenos del Espíritu del Buen Pastor, pueden ayudarnos a crear el clima de acercamiento, mutua escucha, respeto recíproco y diálogo humilde que tanto necesitamos. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

intuirlo

intuirlo

3 Pascua (B) Lucas 24, 35-47
CREER POR EXPERIENCIA PROPIA
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 22/04/09.- No es fácil creer en Jesús resucitado. En última instancia es algo que sólo puede ser captado y comprendido desde la fe que el mismo Jesús despierta en nosotros. Si no experimentamos nunca «por dentro» la paz y la alegría que Jesús infunde, es difícil que encontremos «por fuera» pruebas de su resurrección.

Algo de esto nos viene a decir Lucas al describirnos el encuentro de Jesús resucitado con el grupo de discípulos. Entre ellos hay de todo. Dos discípulos están contando cómo lo han reconocido al cenar con él en Emaús. Pedro dice que se le ha aparecido. La mayoría no ha tenido todavía ninguna experiencia. No saben qué pensar.

Entonces «Jesús se presenta en medio de ellos y les dice: “Paz a vosotros”». Lo primero para despertar nuestra fe en Jesús resucitado es poder intuir, también hoy, su presencia en medio de nosotros, y hacer circular en nuestros grupos, comunidades y parroquias la paz, la alegría y la seguridad que da el saberlo vivo, acompañándonos de cerca en estos tiempos nada fáciles para la fe.

El relato de Lucas es muy realista. La presencia de Jesús no transforma de manera mágica a los discípulos. Algunos se asustan y «creen que están viendo un fantasma». En el interior de otros «surgen dudas» de todo tipo. Hay quienes «no lo acaban de creer por la alegría». Otros siguen «atónitos».

Así sucede también hoy. La fe en Cristo resucitado no nace de manera automática y segura en nosotros. Se va despertando en nuestro corazón de forma frágil y humilde. Al comienzo, es casi sólo un deseo. De ordinario, crece rodeada de dudas e interrogantes: ¿será posible que sea verdad algo tan grande?

Según el relato, Jesús se queda, come entre ellos, y se dedica a «abrirles el entendimiento» para que puedan comprender lo que ha sucedido. Quiere que se conviertan en «testigos», que puedan hablar desde su experiencia, y predicar no de cualquier manera, sino «en su nombre».

Creer en el Resucitado no es cuestión de un día. Es un proceso que, a veces, puede durar años. Lo importante es nuestra actitud interior. Confiar siempre en Jesús. Hacerle mucho más sitio en cada uno de nosotros y en nuestras comunidades cristianas. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).