vieja Europa
SOBRE LA VIEJA EUROPA Y LA FE
LUIS AMOR
REPÚBLICA DOMINICANA.
ECLESALIA, 06/04/06.- Los medios de comunicación, y más los llamados católicos, andan, en los últimos tiempos, muy atareados con la Vieja Europa. Dicen ellos que por su falta de fe. Si la fe es un don de Dios y, como tal don, un regalo y, como tal regalo, no tiene precio, la fe ha de ser libre. Depende de cada persona la aceptación de ese regalo, de ese divino don. Y si la fe también puede ser una firme voluntad de creer, llevará consigo la libre aceptación de la propia voluntad.
Pero la fe puede ser sólo un hábito, y en ese caso ni es don, ni es regalo, ni es firme voluntad, es una herencia, y una herencia endeudada. Se llamó fe a la religión. Se confundió la fe -la fe es más que simple creencia, es adhesión, fi-delidad, compromiso- con la Religión de Estado. El General Franco se hacía entrar bajo palio, como si de la misma hostia consagrada se tratara, en las Catedrales y en las Iglesias Mayores con motivo de las fiestas y solemnidades. La Iglesia, que no es la fe, se unió al poder político. La religión fue obligada y obligatoria. Europa se llenó de Religión y de pietismo. ¿Dónde estaba la fe?
La fe, ese movimiento de Dios hacia las personas de este mundo en el que vivimos, tuvo su extraordinaria manifestación en el Concilio Vaticano II: la gran esperanza, la claridad, la luz. La Iglesia institucionalizada, ahogada por sus propias instituciones y jerarquías, por su oficialidad, por su jefatura de estado, no abrió las ventanas para que entrara la claridad, no encendió las luces, metió la lámpara debajo del celemín de la historia. Siguió aferrada a lo ya adquirido. En su aburguesamiento tuvo miedo al cambio, continuó con su poder y con su fasto.
Se preocupa de la vida antes y de la vida después. Se olvida de la vida aquí y ahora, de los que tienen hambre y sed de comer y de beber, y de justicia. Y a éstas y a éstos, y no a otros, se manifestó el Dios de Israel. Y a éstas y a éstos, y no a otros, les habló su hijo, Jesús de Nazaret, y por eso lo mataron, por venir a dar vida a quienes no la tenían. La Gloria de Dios es el ser humano vivo (S. Ireneo). Cuando la religión pasa de los oprimidos a los opresores, de los hambrientos a los saciados, de los humildes a los soberbios, se traiciona el Evangelio: para anunciar a los pobres la Buena Nueva (Lc 4, 18b).
Con la llegada de las democracias, la Vieja Europa se ha liberado de sus ataduras. La Religión dejó la oficialidad. Ya no es necesario el certificado de buena conducta del párroco del lugar para acceder a un puesto de trabajo. La fe, esos pasos de Dios hacia la humanidad, y la religión, esos pasos de la humanidad hacia Dios, han recuperado la libertad. La Palabra de Dios está viva, no la matemos, utilicémosla, saquémosla a la calle. Resituemos nuestra fe. La fe sin la razón no sería humana. En lo necesario, unidad. En lo discutible, libertad. Y en todo, caridad. (S. Agustín). (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
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