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ecleSALia del 11/04/07 al 31/07/10

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DESDE GUATEMALA CON DOLOR
Mª CARMEN y FERNANDO, misioneros
SAN MARCOS (GUATEMALA).

ECLESALIA, 10/10/05.- Estimados amigos lectores de Eclesalia: Hoy 8 de octubre enviamos estas letras, cuando ya es de noche, en medio del dolor y la impotencia al ver a multitud de gente sufriendo. Ya es el quinto día de sufrir la tormenta tropical Stan, con torrenciales lluvias ininterrumpidas. Día y noche cayendo agua sin cesar. Un diluvio interminable y desesperante. Los ríos se desbordaron inundando pueblos y aldeas y arrasando cosechas y destruyendo viviendas y puentes. Varios barrios pobres de la ciudad de Tecún Umán han desaparecido arrasados por las aguas desbordadas del río Suchiate, que hace de frontera con México, muriendo multitud de gente. En las zonas altas, por la saturación de agua, la tierra se aflojó y comenzaron a desmoronarse las montañas sobre los poblados. En el departamento de San Marcos todas las carreteras quedaron cortadas por los derrumbes y algunas completamente destruidas. Aquí en la ciudad de San Marcos y San Pedro estamos incomunicados con la Capital, la región de la Costa y del altiplano. Según datos oficiales 400 aldeas y caseríos del departamento de San Marcos han quedado incomunicados, con multitud de viviendas destruidas y familias soterradas bajo los escombros o arrastradas por las corrientes de los ríos.

Para colmo estamos sin agua, sin teléfono y sin energía eléctrica (hoy ya se restableció la luz). Tampoco hay gas para cocinar y varias gasolineras han cerrado por falta de combustible.

Un momento duro para nosotros fue cuando nos comunicaron que una comunidad cercana a San Marcos, llamada Piedra Grande, situada al pié de la montaña Chil, sufrió el reventamiento de una laguna subterránea, comenzando a salir un torrencial de agua, arrastrando enormes piedras y troncos de árboles, cayendo todo ello sobre las humildes viviendas de la gente. Era la tarde del miércoles 5, llovía torrencialmente, los caminos de la montaña se habían convertido de repente en ríos impetuosos, arrastrando gente, hombres mujeres y niños, unos todavía vivos y otros muertos. Se calcula en este lugar unos 40 muertos. Los sobrevivientes están ahora en escuelas, iglesias y salones comunitarios convertidos en albergues. Sólo en San Pedro y San Marcos hay aproximadamente alrededor de 30 albergues con varios millares de personas. Estamos recibiendo noticias del resto de los municipios del Departamento: en Tacaná se derrumbó una montaña sobre la población con alrrededor de cien muertos y centenares de heridos, lo mismo en el municipio de Sibinal, San José Ojetenám, Ixchiguán, Tejutla...

Durante todos estos días nos estamos encontrando con rostros doloridos de personas damnificadas que han venido a pié desde sus poblados incomunicados por los derrumbes, caminando 4, 5 y hasta 10 horas, suplicando auxilio porque hay viviendas destruidas, familias soterradas y porque no tienen alimentos, ni agua, ni medicinas, con niños enfermos y desesperada la gente.

Esto que está sucediendo en San Marcos también lo está sufriendo otros 14 departamentos del país, como Quetzaltenango, Sololá, Chimaltenango, la región de la Costa de Santa Rosa, Escuintla, Suchitepequez... así también Chiapas (México), El Salvador y Honduras.

Nosotros estamos bien y vivos, pero un poco cansados y fuertemente conmocionados al ver tanta destrucción y muerte y tanta impotencia para poder ayudar. Mary Carmen, como parte de la Pastoral Social de la Diócesis, está colaborando en la preparación y distribución de alimentos para los albergues. Fernando, una religiosa y el obispo Don Alvaro forman parte del Comité de Emergencia que se ha conformado con el Gobernador y representantes de instituciones del Estado a nivel departamental: Jefatura de la Policía, Cuerpo de Bomberos, Jefatura de Salud, Educación, Fonapaz, Ministerio de Agricultura, Caminos... Fernando está en la comisión de información para dar a conocer por Radio Nacional de San Marcos todas las noticias que llegan de los distintos municipios, necesidades que se presentan y para solicitar solidaridad con los damnificados a toda la población.

Este es el drama que estamos viviendo, y como siempre, es la gente más pobre, la que vive a la orilla de los barrancos o en las laderas de las montañas, la más afectada por los azotes de la naturaleza, una naturaleza que se ve cada vez más herida a causa de la contaminación atmosférica por causa de las industrias y de los bombardeos de las últimas guerras. La consecuencia es que en unos lugares del planeta aparecen grandes sequías y en otros diluvios huracanados.

Un abrazo solidario.

Mª Carmen y Fernando.

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