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ecleSALia del 11/04/07 al 31/07/10

reino de jesús

reino de jesús
EL REINO (1)
¡Hagamos tu Reino, Señor!
JOSÉ VIDAL TEJERO,  jvidalt@able.es
ZARAGOZA.

 ECLESALIA, 04/05/06.- La pregunta quizás sea el saber cual es el reino que tenemos que hacer, porque a lo largo de la historia cuantos no ha habido que con la excusa de construir ese reino han esclavizado, oprimido y matado sin compasión a sus hermanos disidentes, pero no nos engañemos esa gente no estaban construyendo el Reino, estaban construyendo su reino.
Jesús nos transmitió unos principios que son la base para poder hablar del Reino, y solo teniéndolas presente es como podemos diferenciar si estamos hablando del Reino de Jesús o de otro reino.
Pero hablar del Reino no es posible con nuestro idioma, es un idioma racional y el Reino traspasa los limites de la racionalidad, nuestro idioma es concreto y el Reino es como un gran sueño, por eso para tener alguna idea del Reino, tenemos que abrir nuestra mente y empezar a soñar; pero no puede ser un sueño que nos evada de la realidad, sino que sea capaz de transcenderla, no puede ser un sueño que nos cree ilusión, sino que nos haga ver el sentido y ser de nuestra vida. Pienso que no es posible captar las claves del Reino si no somos capaces de soñar.
Jesús para hablarnos del Reino, siendo consciente de las limitaciones del idioma, para describirlo empleo la formula ideal: las parábolas, que vienen a ser como grandes sueños, pero ahí están dándonos las claves para entender el Reino.
En una parábola Jesús nos transmitió, que el Padre no iba a intervenir durante el proceso de construcción del Reino, “No sea que al querer arrancar la cizaña, arranquéis con ella el trigo. Dejad que ambas crezcan juntas hasta la siega”, Mt. 13, 29-30.
En otra nos dice que el Padre nos está esperando con los brazos abiertos a cualquier proceso que iniciemos de arrepentimiento y conversión, pero que tenemos que ser nosotros los que reconozcamos que nuestro sitio está con el Padre, “¡Cuantos jornaleros de mi Padre tienen pan en abundancia y yo aquí pasando hambre!” Lc. 15, 17.
Hay una parábola que nos dice que no tenemos la primicia del Reino, es mas que a lo mejor nos lo “creemos demasiado” y nos podemos quedar en la calle. “Id, pues a las salidas de los caminos, y a cuantos encontréis , llamadlos a la boda” Mt. 2,9.
Pero hay una parábola en la que nos describe el Reino con mucha nitidez, dando a todos lo mismo, un denario, sin tener en cuenta el tiempo trabajado, pues en el Reino no habrá privilegiados, ni lideres, ni nadie que reciba o tenga mas que otro. “Dijo a su administrador: Llama a los obreros y dales su salario, desde los últimos hasta los primeros, .... Y a todos les dio un denario” Mt. 20, 8-13
 El Reino no se nos va a dar hecho, sino que tenemos que realizarlo nosotros con nuestro trabajo cotidiano. “La mies es mucha y pocos los obreros” Lc. 10, 2; también con nuestro ejemplo de vida. “Alababan a Dios, y todo el mundo los estimaba. El Señor iba incorporando a la comunidad cuantos se iban salvando” Hch. 2, 47.
Hay momentos, en los que a nosotros nos parecen negativos, pero realmente muchas veces es en esos momentos en los que el Reino se está construyendo, es que la prisa del Padre no coincide con nuestra prisa, y los caminos que emplea generalmente son torcidos, otras veces nuestro trabajo, por pequeño nos parece inapreciable, pero de su pequeñez se hace el Reino en plenitud.” Un grano de mostaza que toma uno y lo siembra en su campo; y con ser la más pequeña de todas las semillas, cuando ha crecido es la más grande de todas las hortalizas”. Mt, 31-32
También nosotros definimos al compromiso de lucha por la justicia como una forma de construir el Reino, pero eso no es el Reino, en todo caso sería un estado previo, necesario, pero no definitivo por lo que requiere su superación, el Reino es mucho más, es una situación que llena plenamente al hombre en todos los sentidos, y en el que la justicia no es una necesidad, porque se ha superado la injusticia. “Habitará el lobo con el cordero y el leopardo se acostará con el cabrito y comerán juntos el becerro y el león” Is. 11, 6.
Y es que el Reino no es un estado para después de la muerte y que está en no sé que lugar, el Reino somos nosotros y nuestra misión es desarrollarlo aquí. “Ni podrá decirse: Helo aquí o allí, porque el Reino de Dios está dentro de vosotros”, Lc. 17, 21. La esperanza que nos tiene que mover es que habrá un día en que el hombre lo hará posible, que aunque a nuestra generación no va a verlo hecho realidad, si que nuestro trabajo y nuestro convencimiento pueden dejar el poso suficiente para que se vaya gestando y cuando se desarrolle plenamente todos los que lo hemos precedido, también participaremos de Él.
Es posible que nos preguntemos que para cuando será, que nuestra impaciencia nos abrume, pero hay que tener en cuenta que para que el Reino sea realidad es necesario que soñemos, que nuestra imaginación se convenza de que es posible, es mas, de queVA A SER POSIBLE UN DIA. Jesús en relación o la proximidad o lejanía del momento en que sea realidad el Reino dijo: “Sabéis discernir el aspecto del cielo, pero no sabéis discernir las señales de los tiempos” Mt. 16-3.
Teniendo en cuenta todo esto levanto la vista y veo los signos de mi tiempo, veo un mundo en el que unos pocos tienen mucho y muchos tienen poco o nada y que esto provoca tensión, que las guerras son cada vez con medios mas sofisticados, que estamos contaminando y destruyendo la naturaleza que... y entonces digo, esto se parece a:
Mirad (Para entender esta parábola, cambiar la palabra habitación por renta per capita):
Un Señor que se tenía que marchar de viaje, pidió a sus súbditos que eligieran a sus representantes, para que repartieran su hacienda, una vez elegidos estos el Señor se marchó dejando su hacienda para que fuese repartido entre todos, consistía en una gran mansión en la que había una habitación para cada uno, solamente una, pero para todos había una.
Una vez solos estos representantes decidieron que como forma de mantener el poder, elegir las mejores y el mayor número posible de habitaciones.
Después y como forma de protección decidieron el elegir a las personas mas afines a los que les dieron un numero variable de habitaciones según su grado de fidelidad.
A continuación dieron a aquellos que no ponían problemas al sistema una habitación a cada uno hasta que se acabaron estas, y prometieron tanto a estos como a los anteriores que según su fidelidad y tal y como fueran quedando libres habitaciones tendrían la posibilidad de ir accediendo a más.
Después y de la gran multitud que se había quedado sin habitación eligieron a un gran grupo que estimaron poco conflictivo y les dejaron aposentarse en el establo, eso si también les prometieron que según fueran adquiriendo méritos tendrían la posibilidad de ir logrando habitaciones.
Y al resto lo echaron a la calle.
Sucedió que con el tiempo hubo personas que iban cayendo en desgracia con el sistema, y entonces las habitaciones que tenían se las quitaban, una parte se la quedaban los administradores y el resto lo iban adjudicando a los mas afines, dando la posibilidad a algunos que no tenían el ir pasando al grupo de los que ya disfrutaban de ellas.
Viendo la injusticia que imperaba se formaron asociaciones que no pertenecían al gobierno que reclamaban un reparto mas justo, (todos los miembros de estas asociaciones tenían una o varias habitaciones) pero debido a la presión que ejercían y de las habitaciones que quedaban libres, conseguían que alguna fuera a parar a aquellos que no tenían nada, a los que estaban en la calle.
Pero con el tiempo sucedió que como los que más tenían se iban quedando con mas, cada vez era más numeroso el número de personas que estaba en los establos o en la calle.
También entre los administradores había sus diferencias, pues alguno de ellos era tal su avaricia que destacaba con relación a los otros en él numero de habitaciones y eso dio lugar a enfrentamientos entre ellos.
La presión de los que nada tenían cada vez era mayor, por su numero y por que cada vez se mostraban mas críticos con el sistema.
 Y sucedió que entre las diferencias entre los administradores y la presión de los mas desfavorecidos provocó el enfrentamiento entre ellos lo cual dio lugar a la destrucción de la mansión, quedando todo en ruinas.

Cuando volvió el Señor y vió toda su posesión destruida, otros de se dijo: esta generación ha elegido mal y eso ha provocado el caos y la destrucción, construiré una nueva ciudad y daré la oportunidad a otra generación para ver si eligen con justicia a sus administradores y que estos sean capaces de organizar un reparto ecuánime.

Y es que aunque generación tras generación, lo que se ha hecho es el NO REINO, siempre se queda un resquicio para la esperanza, porque el Reino no es solo la misión en nuestra vida, también es nuestro destino. Jesús en cierta ocasión dijo: “EL cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” Mt. 24-35. Todo esto tiene como conclusión de que el hombre en esta etapa de la vida solo tiene dos opciones, o participar en un mundo en el que la opresión y la injusticia se dan debido a las diferencias entre los hombres o construir el Reino de Jesús. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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