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ecleSALia del 11/04/07 al 31/07/10

lo agarré

lo agarré

¡QUE ME BESE CON BESOS DE SU BOCA!
JAIRO DEL AGUA, jairoagua@gmail.com

ECLESALIA, 08/09/09.- Éste podría ser el título de un artículo largo. Pero me ha entrado la impaciencia. Le estoy cogiendo gusto a esto de las confidencias cortas. Normalmente os cocino a fuego lento -lo mejor que sé- manjares bien elegidos. Pero hoy he empezado el día leyendo el Cantar de los Cantares y ¡puf!...

“¡Que me bese con besos de su boca!” (Cant 1,2). No puedo reprimir mis sensaciones más inmediatas e íntimas. Este predicador de papel tiene la secreta pasión de buscar y publicar el luminoso rostro del Dios que va rastreando.

“Es mi Amado como un gamo,
es mi Amado un cervatillo.
Mirad: se ha parado detrás de la tapia,
atisba por las ventanas,
mira por las celosías”.
Cant 2,9)

Está ahí, en la sombreada fronda de la Escritura, encubierto por el follaje de otros “falsos rostros” que hay que dejar atrás. No hay más que buscar con el alma abierta y la conciencia alerta.

“¡Ah, llévame contigo, sí, corriendo,
a tu alcoba condúceme, Rey mío:
a celebrar contigo nuestra fiesta
y alabar tus amores más que el vino!
¡Con razón de Ti se enamoran!”
(Cant 1,4)

¿Es éste el Dios a quien oramos, el que reflejamos a los otros? Me temo que no. Porque si fuera sí, se enamorarían de Él de inmediato. Pero hay otro peligro: ¿Los que lo han encontrado lo comparten? Frecuentemente nos avergonzamos y lo guardamos para nosotros en lo más secreto. Es ese “pudor espiritual” que nos vendieron como humildad.

Por eso me sale de dentro mi rebeldía y me lanzo a renovar mi promesa de transmitir una religión humanizadora, positiva, luminosa y alegre. ¿Qué otra religión existe?

Cómo no alegrarse y saltar de gozo cuando descubres un Dios al que le puedes decir:

“Ponme la mano izquierda bajo la cabeza
y abrázame con la derecha”.
(Cant 2,6)

Y oír su respuesta:

“¡Levántate, amada mía,
hermosa mía, vean a Mí!”
(Cant 2,10)

¡Permisito! Oigo la voz del “pastor de azucenas” que me busca y me llama…

“Encontré al Amor de mi alma,
lo agarré y ya no lo soltaré”.
(Cant 3,4) (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos,
indicando su procedencia).

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