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ecleSALia del 11/04/07 al 31/07/10

ciudadanía y sentido

CIUDADANÍA Y SENTIDO
Una solución integradora sobre las asignaturas de sentido

CARLOS GARCÍA DE ANDONI y FERNANDO VIDAL FERNÁNDEZ, grupo "Cristianos Socialistas"

ECLESALIA, 31/05/05.- La larga disputa pública en torno a la asignatura de Religión y ahora sobre otras asignaturas de sentido como la Educación en Valores sólo se superará con una solución cualitativamente diferente al planteamiento bipolar que nos lastra. El estado de la polémica, treinta años arrastrada, sólo se desencallará por un cambio de concepto, no por ninguna redistribución de fuerzas o conveniencias. Y a esa solución sólo se llegará si se cambia el lugar de mirada. El problema no es sólo legal sino que ha calado en las mentalidades convirtiéndose en un problema social que para encauzarse satisfactoriamente requiere precisamente un cambio de mentalidad. Hasta ahora el debate parece embarrancado en una discusión sobre la legitimación de las identidades cuando en realidad la discusión sobre las asignaturas de sentido es la búsqueda de una eficaz respuesta a un problema social de anomia, que se está acentuando en los últimos tiempos.

1. Nuevas necesidades desde la situación de la infancia y adolescencia

Hay una nueva situación de la infancia y la adolescencia que cambia la agenda de problemas y el programa de soluciones. La evolución de la cultura y situación de la infancia en las últimas décadas y las tendencias que se anticipan en nuestro entorno, nos indican unas nuevas condiciones que se caracterizan por mayor autonomía infantil y menor comunidad de sociabilidad primaria a su alrededor. Ambas características, si bien posibilitarían mayores grados de libertad también fragilizan el proceso de constitución del propio sujeto, de la personalización de valores y de la construcción de sentido. En síntesis, los nuevos problemas que vivimos progresivamente afectan no sólo a la constitución de un sentido y a la práctica de solidaridad sino a las mismas condiciones para constituirse el sujeto.

En dicho contexto, las escuelas tienen que intensificar una función de formación de sujetos. Lo tienen que hacer en una situación social en la que las agencias de socialización de proximidad (familia, escuela, asociaciones) han sufrido una deslegitimación en su capacidad de apelación y acompañamiento de las dimensiones más profundas del sujeto y, en cambio, las agencias publicitarias de consumo han ganado autoridad para modelarnos. Frente a ello, la escuela aparece cada vez más como un espacio civil desde donde se debe ayudar a los sujetos con sus familias a animar la constitución integral como persona y ciudadano. En cada vez más ocasiones, la escuela será el único lugar donde muchos sujetos encontrarán un espacio de formación y reflexión sistemática sobre la ciudadanía y el sentido. La escuela ante unos tiempos que plantean un reto cualitativo debe articular estrategias que incidan en los principales problemas, debe incorporar una educación participativa en solidaridad, ciudadanía y sentido.

2. La demanda de religión es demanda de sentido

La persistente y mayoritaria presencia de la demanda de la asignatura de religión, a pesar de la precariedad institucional que ha sufrido durante más de una década, debe interpretarse en su significado profundo como una demanda de formación de los alumnos en cuestiones de valores de ciudadanía y de sentido de vida. El debate bipolar frente a la asignatura de religión no va a la clave del problema sino a un pulso de identidades. Esos debates son cada vez más obsoletos porque el tiempo que vivimos está desplazando los debates desde la justificación de las identidades a la búsqueda del sentido. Es necesario que el gobierno y los agentes cívicos se tomen en serio la demanda de fondo y responder con una propuesta de fondo que corresponsabilice a todos los actores que intervienen en ese campo de la educación en ciudadanía y sentido.

3. Inspiración y limitación de la transversalidad

Hay que reconocer que la LOGSE preveía una intervención pionera en el campo de los valores a través de la transversalidad y los proyectos educativos de los centros, que supuso un avance histórico pero es necesario también ser conscientes de que el modelo, no sólo su implementación, también ha tenido limitaciones fundamentalmente en tres direcciones que hay que superar. Primero, es necesario sumar a la transversalidad la existencia de asignaturas curriculares explícitas que traten sistemáticamente la cuestión de la ciudadanía y el sentido son el fin de que la posible dispersión transversal se evite a través de una reflexión sistemática que la interprete integralmente. Segundo, es necesario superar el conflicto manifiesto o latente alrededor de la asignatura de religión y no reproducir en el alumnado dualidades conflictivas. En esa línea es necesario un modelo que integre toda la intervención curricular en ese campo de la ciudadanía y el sentido. Mantener una formación paralela, inconexa o incluso conflictiva perjudica a la integridad de la educación en solidaridad, ciudadanía y sentido. Tercero, el modelo que se ha practicado ha mostrado limitaciones en su eficacia socializadora y se ha puesto de manifiesto que es necesaria una intervención más compleja para poder generar procesos en los que los alumnos incorporen prácticamente los contenidos que se quiere transmitir.

4. Para solucionar la confusión es necesario radicalizar la noción de cultura

En el fondo creemos que la LOGSE fue tímida en su horizonte de reforma y que es necesario radicalizar su intuición original. Es necesario una idea más compleja de la estructura y proceso de formación del sujeto para poder intervenir mejor. El conjunto de conceptos aislados como valores, ciudadanía o confesión no dan cuenta íntegramente de la estructura cultural de la persona. La cultura es la narración de un sistema de representación que relata valores, creencias, sentimientos y prácticas en un sentido que las vertebra y da el lugar del sujeto en la historia. Por cultura se entiende no sólo un conjunto de conocimientos sino un complejo integral de la sociedad que aúna todos los conocimientos junto con las orientaciones morales, credenciales, emocionales y prácticas en un sentido del que se dota el individuo. Cuando nos referimos a sentido no hablamos de cognición trascendente sino que se refiere integralmente a todos los contenidos relativos a valores, creencias, sentimientos, prácticas, etc. El sentido es un concepto que vertebra todas las categorías culturales (identuales, morales, credenciales, etc.) con las que el individuo orienta su conocimiento, posición y acción en la Historia. Los valores se refieren a la dimensión del bien, a la moral y a la ética que es la reflexión comparada de morales. Las creencias se refieren a la dimensión de verdad y a los distintos sistemas de verificación. Los sentimientos se refieren a la organización emocional y a las dinámicas de emociones cognitivas. Las prácticas se refieren a la praxis, a los modelos básicos de la acción y la relación como la filiación, la fraternidad, la amistad, el estilo de vida, etc.

Muchos modelos de intervención en la formación cultural del sujeto adolecen de priorizar sólo una de las dimensiones, lo cual lleva a que la personalización sea insuficiente. Es necesario intervenir en todas las categorías culturales del sujeto. Si sólo se interviene en los valores hay un defecto de moralismo. Si sólo se interviene en creencias es un enfoque fideísta o ideológico. Si sólo se interviene en sentimientos es un enfoque esteticista. Si sólo se interviene en praxis es un enfoque activista. Frente a esos sesgos, es necesario un paradigma integral de la transmisión del sentido.

5. Núcleo de la propuesta “Ciudadanía y Sentido”

El núcleo de la propuesta es que se constituya una asignatura que se denomine CIUDADANÍA Y SENTIDO que sea susceptible de ser estudiada a través de asignaturas singulares entre las que optar libremente. Existiría una opción genérica con un enfoque aconfesional (que incluye la pluriconfesionalidad) de la materia. Existirían otras asignaturas del área que traten la misma materia desde una comprensión confesional. Así, se puede estudiar CIUDADANÍA Y SENTIDO en una asignatura genérica u, opcionalmente, en una asignatura confesional sea católica, islámica, evangelista, ortodoxa, etc. Sería una asignatura con dos o más modalidades curriculares que reconocen las singularidades.

La asignatura CIUDADANÍA Y SENTIDO tendría tres objetivos: estudiar crítica y experimentalmente los sistemas de sentido y su proyección a la ciudadanía. Primero, estudiar: transmitir los contenidos de los sistemas culturales y religiosos de sentido. Segundo, críticamente: discernir participativamente la adecuación comparada de dichos contenidos a la realidad. Tercero, experimentalmente: fomentar la relación con experiencias de ciudadanía y sentido y facilitar que el alumno, individual o grupalmente, realice ensayos o proyectos prácticos.

Se añade una novedad más. Sería una sola asignatura que podría ser estudiada singularmente pero ambos grupos compartirán regularmente tramos o módulos comunes con el objeto de dialogar y compartir las perspectivas. Los módulos comunes podrían ocupar 1/5 del tiempo lectivo (figuradamente: de diez horas de clase, dos son comunes), dichos módulos serán organizados departamentalmente, impartidos conjuntamente por los profesores responsables de los distintos grupos (en caso que exista desdoblamiento confesional) y cada uno evaluará a los alumnos de su asignatura.

La asignatura CIUDADANÍA Y SENTIDO dispondría un currículo troncal de cuestiones (naturaleza, existencia, familia, paz, responsabilidad, solidaridad, reconciliación, etc.) que las asignaturas confesionales tendrían que aplicar en su currículo confesional pero estimamos que es algo muy factible porque ya hay experiencia de que los currículos vigentes de las asignaturas de religión aborden exhaustivamente esos mapas de cuestiones.

Algunos argumentarán la dificultad técnica de articular pedagógicamente esta propuesta. ¿Cómo entender que una “asignatura” puede ser cursada a través de dos o más “asignaturas” que no son sólo “grupos” sino “asignaturas” formales? ¿Cómo formar departamentos que articulen una propuesta común de tramos compartidos? Cuando algo es necesario e imposible, hay que cambiar las reglas del juego que lo hacen factible. Es técnica y educativamente posible aunque suponga a muchos variar sus usos y prejuicios.

6. Un giro pedagógico más narrativo y experiencial

Asumiendo el principio de pedagogía activa legislado pioneramente por la LOGSE, más en un campo tan sensible a las prácticas como es la asignatura de CIUDADANÍA Y SENTIDO, ésta se impartirá con una doble metodología: narrativa y experimental. La pedagogía narrativa busca transmitir y discernir los sistemas de sentido rigurosamente, desde principios científicos, pero haciendo uso de distintas formas de relatarlos adecuándose así a las distintas edades. De ese modo, en primaria se haría más uso del acercamiento a narraciones, figuras y experiencias, tal como se hace en muchas asignaturas aplicando el principio de transversalidad. Por otra parte, la pedagogía experimental busca que no haya una mera transmisión de sistemas de sentido sino que el alumno, participativamente, individual o grupalmente, interactúe con distintas experiencias cívicas y de sentido existentes (por ejemplo, interacción con voluntarios de una ONG) y ensaye sus propias formulaciones o proyectos al respecto.

La participación de la sociedad civil es crucial. Para poder realizar los objetivos, y siguiendo el principio aplicado a las asignaturas de religión, que son impartidas por las propias confesiones, los actores de la sociedad civil (vecinos, asociaciones, etc.) podrán ser contraparte de convenios de carácter educativo en régimen no lucrativo con los centros educativos para desarrollar experiencias o proyectos educativos en el marco curricular de la asignatura CIUDADANÍA Y SENTIDO. Por ejemplo, el programa de educación para la paz de una ONG podrá ser incorporado a la articulación de la asignatura según lo vaya pautando el proyecto de centro.

El desarrollo de esta asignatura supone una renovación del proyecto curricular del centro educativo desde el cual se generará la aplicación curricular de dicha asignatura. Esta asignatura requerirá una recualificación del personal docente para que adquiera las habilidades necesarias para impartir esta asignatura, incluido el personal que la imparta en su singularidad confesional y por tanto renegociar sus condiciones de cualificación y designación.

7. Si es un problema central hay que darle centralidad a las asignaturas

Finalmente, si los legisladores se deciden a afrontar la cuestión central en la formación de cada generación, que es la transmisión del sentido de la vida y el proyecto de la ciudadanía, deberán otorgarle coherentemente un lugar central en su sistema educativo. Responsablemente, la asignatura CIUDADANÍA Y SENTIDO se impartiría en todo el ciclo escolar del alumno de la enseñanza obligatoria y el bachillerato; la asignatura debería ser evaluable y computable ya que forma parte intrínseca de la formación del sujeto; y, con el fin de evitar que sea una asignatura que se pueda trivializar y precisamente porque se considera una cuestión crucial para el progreso de la sociedad, la infancia e incluso los centros educativos, la asignatura no sólo debe estar dentro del horario escolar sino incluso priorizada con un encuadre horario favorable.

Puede que gobierno y agentes logren resolver con una buena negociación las demandas corporativas sobre las asignaturas de sentido. Por nuestra parte creemos que sólo se podrán solucionar las necesidades de la sociedad con una respuesta más compleja, corresponsable y democrática. Esta propuesta creemos que cumple las condiciones y da una solución que, eso sí, sea ésta u otra, hay que tener la sabiduría y coraje de buscar.

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