Blogia
ecleSALia del 11/04/07 al 31/07/10

izquierda

izquierda

CRISTIANISMO DE BASE E IZQUIERDA EN EL ÚLTIMO MEDIO SIGLO*
EVARISTO VILLAR, evaristo_villar@yahoo.es
MADRID.

I ¿A quiénes nos referimos?

ECLESALIA, 26/04/10. - A colectivos de católicos españoles que cubren un espacio desde la segunda mitad del pasado siglo hasta hoy; que producen una cultura literaria y una práctica socio-política desde la inspiración cristiana; y que esta inspiración los impulsa hacia una política de izquierdas (¿hacia socialismo democrático?). Hay que reconocer que 50/60 años en la era del conocimiento (como se califica a la actual), es una enormidad. Antes los cambios de era duraban miles de años, siglos; ahora, cada año que pasa va haciendo viejo todo lo anterior.

- Como en los cambios de época, también en estos colectivos se advierten solapamientos internos y diferencias entre ellos, en parte impuestas por el nuevo contexto socio-político y cultural que está naciendo y el lugar social donde arraigan. En este sentido, “no se puede hablar de un movimiento uniforme”, puesto que los colectivos no están articulados, pero sí se puede descubrir entre ellos una corriente o inspiración interna que, desde distintos ángulos, marcha en la misma dirección. Por señalar solamente algunos colectivos que conozco mejor y que pueden considerarse representativos de otros muchos de ámbito estatal y de los diferentes sectores de la acción pública, señalo los siguientes: la HOAC, la JOC, VO, CCP, CpS, IBdeM y RR CC.

- Finamente, estas notas están redactadas después de un cambio de impresiones mantenido con tres militantes y testigos que considero representativos de la trayectoria de los cristianos y cristianas de izquierda durante este período. Me refiero a Pedro Serrano, cura obrero y misionero en AL, actualmente miembro de la Comisión de Cristianos y cristianas de IBdeM en los Movimientos sociales; a Antonio Zugasti, activo militante en sindicatos y partidos de izquierda y a Javier Domínguez, que fue consiliario de la HOAC entre la emigración española en la Europa de los años 60 y actualmente animador de CCP y de los Comités Mrs. Romero. Antonio y Javier pertenecen, desde su mismo origen, al Equipo de Redacción de la revista Utopía. A ellos el agradecimiento, aunque de los aciertos o desaciertos que puedan suponer estas notas soy yo el único responsable.

II. Relación entre religión y política en los cristianos de izquierda en este periodo

Según las aportaciones de la sociología y la ciencia política, la religión es un factor determinante que favorece y acompaña la elaboración cultural y la acción política de los y las creyentes (cfr. Rafael Díaz-Salazar, Nuevo socialismo y cristianismo de izquierdas, 2001). Pues bien, si esto fuera cierto, tratándose de sujetos que han tenido y siguen teniendo una repercusión cultural y política en la izquierda, considero importante clarificar desde el principio estas dos cuestiones: 1ª. ¿De dónde arranca su religiosidad, cuál es su inspiración, su punto de partida?; y 2ª. ¿En qué escenarios se ha desplegado y sigue desarrollándose su praxis? Brevemente:

1ª. La acción de los y las cristianos de izquierda arranca del proseguimiento de las grandes causas que motivaron la vida, mensaje y praxis de Jesús, singularmente entre los pobres. Las primeras comunidades cristianas concentraron esta práctica en la expresión Reino/Reinado de Dios que, como bien sabemos, tiene una connotación marcadamente social y política, es una alternativa global al sistema imperial dominante.

2ª. Desde este punto de partida, la práctica de los cristianos y cristianas de izquierda se ha desplegado en dos escenarios complementarios: uno intra-eclesial y otro en el ámbito socio-político. Aunque no es el primer escenario objeto de nuestro debate hoy y aquí, no me resisto a decir dos cosas que ayudan a la comprensión del segundo, su práctica política.

Ámbito intra-eclesial

- En el ámbito intra-eclesial los cristianos y cristianas de base despliegan una religión de carácter profético y liberador, centrada en el Dios de Jesús que se compromete con la historia hasta encarnarse en la misma y empujarla a las más altas cuotas de humanización. Indirectamente, esta praxis religiosa denuncia otra forma de religión que es mayoritaria y legitimadora del statu quo, la de cristiandad o nacionalcatólica, individualista y burguesa, espiritualista y evasiva.

- En al practica de estos colectivos cristianos se puede advertir un fenómeno muy significativo como el siguiente: si inicialmente su militancia hacia afuera soñaba con llevar la inspiración cristiana a los movimientos sindicales y políticos de izquierda, a partir de los años 70, el movimiento es inverso, es decir, intentan que la estructura de la Iglesia se deje impregnar por el aire democrático que se respira fuera.

Ámbito socio-político

El segundo escenario, el socio-político, se sitúa directamente en el campo civil, donde las cristianas y cristianos de izquierda buscan mediaciones económicas, políticas y culturales capaces de asumir y realizar sus principios. Es importante señalar de ante mano que en la elección de estas mediaciones socio-económico-políticas, estos colectivos cristianos han venido rechazando en los últimos 50 años la llamada “tercera vía”. Es decir, una forma de acción política, en parte inspirada en la Doctrina Social de la Iglesia, importante en la crítica teórica que hace al comunismo y también al capitalismo, pero que en la práctica no va más allá de un imposible reformismo, y que, sobre todo, mantiene el maridaje entre religión y política. Los movimientos cristianos de base han apostado mayormente por la separación de las dos esferas, la civil y la religiosa, y por el respeto a la laicidad y aconfesionalidad de las mediaciones políticas.

Así se puso de manifiesto, ya en la década de los ochenta, en el famoso debate llevado a cabo en el seno de la Acción Católica Italiana, iniciado por su secretario general, Alberto Monticone y continuado por joven teólogo Bruno Forte. El debate se centró entonces en el uso de medios propios en la acción política (“cristianismo de presencia”) o colaboración e inserción en los ajenos (“cristianismo de mediación”). Frente a la posición oficial de la Iglesia que defendió los medios propios (del tenor de la Democracia Cristiana, Comunión y liberación, etcétera), apoyada por el mismo Juan Pablo II, los cristianos y cristianas de base se inclinaron por la inserción en las mediaciones civiles de izquierda ya existentes. De este debate aún quedan grandes secuelas no resultas convenientemente entre nosotros en ámbitos como la enseñanza, la sanidad, la acción social, etcétera.

Desde este punto de vista, vamos a preguntarnos a continuación por los principios o mensajes básicos que ha venido defendiendo esta forma de cristianismo, llamemos de inserción, en la vida pública o en las mediaciones civiles. En otras palabras, ¿cuál ha sido y sigue siendo su utopía o reivindicación política?

III. Utopía del cristianismo de inserción o de base en la acción política

Con la actualización que va haciendo espontáneamente el transcurrir de cada década y contando también con las marcas identitarias que cada colectivo o movimiento va dejando en un mismo mensaje, creo que podríamos dibujar esta utopía con cinco rasgos o principios como los siguientes: la centralidad del ser humano, de la persona, frente a las mediaciones; la primacía de los últimos, o lo que se ha llamado el “privilegio hermenéutico de los pobres”; la socialización de la economía desde la perspectiva de la comunión de bienes; y la radicalización de la articulación política desde los principios de igualdad y universalidad.

1º. La centralidad del ser humano

La centralidad del ser humano o de la persona lo convierte en sujeto y fin de la acción política cristiana. Siguiendo una dimensión de la Regla de oro “no hagas a los demás lo que no quieras que hagan contigo”, el ser humano no se puede utilizar éticamente como medio para conseguir otros fines. Lo expresó muy acertadamente el filósofo Emmanuel Kant en su Crítica de la Razón Práctica: “Obra de tal manera que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin y nunca como un medio”. Se trata de una traducción directa del famoso apotegma de Jesús: “El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado” (Mc 2,27). Entendiendo por sábado el Estado, el sistema, el mercado, el partido, el sindicato, la religión, las iglesias, etcétera. Por si quedara alguna duda, Pedro Casaldáliga concentra toda la eticidad de esta praxis en la ingeniosidad de estas palabras: trabaja por “humanizar la humanidad”, es decir, primero el ser humano, luego el ser humano y, finalmente, todo lo demás. Los cristianos y cristianas de izquierda, siguiendo este principio que consideran prolongación de la acción de Dios en la historia, reniegan de toda institución que pretenda utilizar al ser humano como medio para conseguir otros fines.

2º. La primacía de los pobres a la que hoy se asocia también la Tierra

Lo dice con meridiana claridad Redes Cristianas en su Carta de Identidad: “Como punto de partida, nos duele profundamente la creciente masa de empobrecidos y dominados que se multiplican en nuestro mundo. Son personas y pueblos que sufren, excluidos del don de la vida, y sometidos por un sistema capitalista inhumano y por una sociedad, que se muestra insensible y sin entrañas ante tanto dolor”. (Hoy día se cifran en 150 millones de pobres en África, 85 millones en la UE, 10 en España, etcétera). “Se trata de seres humanos, hermanos y hermanas nuestros, por desgracia los más débiles, que son víctimas de la represión política, del olvido y la exclusión por toda índole de motivos socioeconómicos y étnicos, de orientación sexual y de género, de religión, de modo de pensar y de ser. Por motivos similares, muchos miembros de nuestros colectivos llevan las marcas de dicha exclusión... Desde nuestra conciencia actual, nos preocupa igualmente la brutal explotación que está sufriendo en nuestros días la Tierra, madre de la vida y casa común de la humanidad. También ella está siendo víctima de la codicia y la usura, de la irresponsabilidad y el egoísmo de una sociedad sin conciencia”.

Erradicar la pobreza y, hoy día, luchar contra el cambio climático, se consideran principios irrenunciables de la acción política y sindical de los cristianos y cristianas de base. Se trata de una consecuencia lógica del principio de “solidaridad radical” que supieron intuir fielmente las primeras comunidades del mensaje, vida y praxis de Jesús. El anunció de forma parcial y dialéctica del Reino de Dios que convirtió en Buena Noticia para los pobres económicos y sociales y en mala noticia para los ricos. La opción por los pobres y contra los ricos convierte a los primeros en principio de verificación de la ortopraxis cristiana. Por eso se ha dicho, y con razón, que los pobres son el “privilegio hermanéutico” para verificar la correcta práctica cristiana.

Pues bien, la relación de los cristianos y cristianas de base con cualquier mediación política o sindical siempre ha estado y sigue estando supeditada a que dicha mediación asuma en su programa y praxis política este criterio

3º. Socialización de la economía

La tendencia hacia la radicalización democrática de la economía o la superación del sistema y de la lógica capitalista es otra de sus líneas de fuerza. Entre la concepción individualista y mercantil del capitalismo y la planificación del comunismo leninista, no se puede ignorar que los cristianos y cristianas de base mantienen, aunque no haya una coincidencia absoluta en todos sus matices, una querencia hacia la “autogestión socialista de la economía”. Autogestión que, con todos los matices que se quiera, apuesta por la propiedad social o colectiva de los medios de producción y la propiedad privada de los bienes de uso y consumo personal y familiar, pero sin negarle tampoco a estos últimos su dimensión social.

Los colectivos cristianos de izquierda se inspiran, también en este caso, en el radicalismo de Jesús sobre la propiedad y en los ensayos o propuestas comunitarias/ comunistas de los primeras comunidades trasmitidas en las cartas de Pablo y, sobre todo, en los Hechos de los Apóstoles: “todo lo ponían en común”, se dice, repitiendo, con este gesto, el simbólico milagro de la multiplicación de los panes. La posición de Jesús en este tema va a la raíz misma de la propiedad en el relato simbólico sobre el activista revolucionario, el mal llamado “endemoniado de Gerasa”. En sustancia, se viene a decir que los propietarios de la tierra, colaboradores del imperio, que han despojado al pueblo de lo que es de todos, van a correr en el Reino de Dios o sociedad alternativa la misma suerte que la piara de cerdos que se precipita en el mar.

Esta tendencia a la socialización democrática de la economía, alternativa a la lógica del capitalismo, es quizás el punctum dolens o tendón de Aquiles de las exigencias de los cristianos y cristianas de base a las mediaciones políticas y sindicales.

4º Radicalización de la articulación política

Si en las décadas de los 50, 60 y aún de los 70 la lucha de los movimientos cristianos de izquierda fue contra la dictadura, en la actualidad lo que más preocupa en este campo es la debilidad y devaluación a que está siendo sometida la democracia. Frente a las tendencias anarquista y libertaria o el estatalismo leninista de las primeras décadas, hoy en día los colectivos cristianos apuestan mayoritariamente por un Estado (quizás federal), defensor de los derechos y de la justicia, pero siempre subsidiario y servidor del bien común. Y ante el intento de sustituir del Estado por la “mano invisible y providente” del mercado neoliberal, los colectivos cristianos defienden un Estado que no agoste, sino que potencie, el protagonismo de la sociedad civil.

Desde este protagonismo de la sociedad civil, multicultural y diversa, es desde donde se levanta, cada día con mayor fuerza, la crítica al Estado democrático nacionalista y políticamente articulado en los partidos. Porque el nacionalismo erige fronteras y el partidismo actual se está convirtiendo en una casta profesional o democracia de élites que excluye de sus cuadros directivos al pueblo. No es suficiente la representación ni mucho menos la delegación para vivir en democracia, es preciso abrir cauces a la horizontalidad, participación y universalidad desde las bases. En este sentido, los partidos políticos, organizados para la conquista del poder, se convierten en grupos selectivos y corporativistas que excluyen el asociacionismo o comunitarismo ciudadano e impiden la profundización en la democracia.

Todo esto explica la preferencia de los cristianos y cristianas de base por los movimientos sociales alternativos, más fácilmente abiertos a la horizontalidad, participación y pluralismo que ellos y ellas buscan. En este sentido, la apuesta de los movimientos cristianos de izquierda se encamina hacia una ciudadanía universal y cósmica donde quepan por derecho propio los sectores diferentes, sometidos y excluidos.

IV. Algunas cuestiones para el debate

1ª. Búsqueda de alternativas. Podríamos partir de esta constatación: a medida que nos vamos alejando de los comienzos, es decir, de las décadas de los 50 hasta el 70 y 80 casi todos los criterios antes expuestos van perdiendo políticamente fuerza. Ya no está tan claro que los cristianos y cristianas de izquierda estemos hoy día más allá de las aspiraciones de una social-democracia. El pragmatismo y la involución política van ganando terreno en la ciudadanía y esto crea perplejidad aun en los grupos cristianos más críticos. En este contexto, cabe preguntarse: ¿podemos seguir diciendo, en verdad, que estamos apostando por un sistema político radical alternativo al sistema capitalista, por un socialismo democrático? ¿Qué criterios de los anteriormente expuestos seguimos manteniendo como marco de nuestra apuesta política de futuro?

2ª. Peligro del purismo político. Por otra parte, se va imponiendo en la cultura ciudadana la idea de que la política, considerada como el arte de lo posible, en sociedades complejas como la nuestra tampoco lo resuelve todo. Por este motivo se defiende el pacto, la búsqueda de consenso, el gradualismo, los cambios de táctica, el optar por lo menos malo ante lo peor, etcétera. En este contexto, ¿cómo salvar hoy una política radical, alternativa, utópica sin caer en la ineficacia? O dicho de otro modo, ¿cómo ser políticamente eficaces sin morir en el intento (en las mediaciones)?

3ª. Peligro de los fáciles atajos. Ante la lucha por el poder que parece la forma de acción más visible de los partidos políticos y la corrupción que va acompañando como una sombra negra al poder, también debemos preguntarnos hoy día por la coherencia o relación entre política y ética. Y la pregunta podría ser esta ¿tiene que ser la política siempre esclava de la ética? O dicho más directamente: ¿Los cristianos y cristianas de izquierda pueden prescindir de la ética en la acción política? (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

*Ponencia en el primer encuentro del Foro Estatal de Cristianas y Cristianos de Base por la Refundación de la Izquierda celebrado el pasado 24 de abril en Madrid.

- - -> Para más información: cristianosdebase@refundandolaizquierda.net

0 comentarios